viernes, 23 de febrero de 2024

23 DE FEBRERO: SAN SERENO DE SIRMIO, MONJE Y MÁRTIR


San Sereno de Sirmio,  Monje y mártir

(✝ 307)

El glorioso anacoreta y mártir San Sereno, era de nacionalidad griega, y traía en su genealogía espiritual a aquel gran celador de la honra de Dios y santísimo profeta Elías, cuyos discípulos y descendientes, desterrándose por los desiertos, vivían sobre la tierra como ángeles en carne humana.

San Sereno moraba en Sirmio de Panonia (actual Sremska Mitrovica en Serbia), donde tenía un huerto que labraba y cultivaba para proveer a su necesario sustento, gastando el resto del tiempo en la contemplación de las cosas celestiales.

Vino un día al huerto del santo una mujer hermosa y ligera, esposa de un gran amigo del emperador, y viendo allí unas flores bellísimas, que el santo había plantado para su honesta recreación, se puso a cortarlas, imaginando que por ser ella una señora tan principal, tenía autoridad para todo, y no había de reparar en el disgusto que causaba al humilde solitario, a quien, como mujer mundana, miraba con sumo desprecio.

Más nuestro santo le echó en cara su descortesía, y el ir a aquella hora, sola, sin preservar su honestidad y modestia,  reprendiendola ásperamente y diciéndole que no le convenía a su persona y calidad entrar en el huerto de un solitario monje, y luego con una santa ira, la echó afuera.

La mujer, que así se vio a su parecer despreciada, escribió una carta a su marido, desacreditando la virtud del honestisimo Monje con una atroz calumnia.

El marido celoso se irritó sobremanera, y acusó a Sereno delante del emperador, el cual mandó  a capturar al monje y que se hiciese investigación de aquel supuesto crimen para que, de hallarse culpable, se castigase al reo como se merecía.

Sereno fue llevado ante el juez para juzgarle por su desmán. Los soldados apresaron a Sereno y le llevaron ante el Gobernador, quien le interrogó:

– ¿Cómo te llamas?

– Me llamo Sereno.

– ¿En qué te empleas?

– En el oficio de jardinero.

– ¿Cómo has tenido la insolencia de ofender a la mujer de un noble?

– Jamás he hecho ofensa alguna a ninguna mujer.

– Daré orden que te atormenten hasta que confieses que insultaste a aquella señora cuando la viste pasearse en tu jardín.

– Acuérdome muy bien que vino una señora, ya hace algún tiempo, a una hora intempestiva, con ánimo de pasearse, según decía. Verdad es que me tomé la libertad de decirle que era contra el orden y contra la decencia el que una persona de su sexo, y de su alcurnia saliese a una hora como aquella de su casa.

Tras su testimonio tan lleno de sinceridad, el juez comprendió su inocencia y le absolvió.

Entonces, el perverso marido, por instigación de la mala mujer, lo acusó y denunció por cristiano y enemigo capital de los dioses del imperio, por lo cual Maximiliano le mandó a detener de nuevo y le quiso obligar a ofrecer sacrificio a los ídolos o al menos, a hincar la rodilla para adorarlos.

El santo se negó a esta sacrílega veneración de los demonios, y como perseverase constante en la confesión de Jesucristo, sin que las amenazas le hicieran quebrantar su fe, mandó el tirano que le cortasen la cabeza, y en este suplicio recibió el santo la corona del martirio y de su virginal honestidad.


San Sereno es llamado Saint Cerneuf en francés y una bellísima iglesia está dedicada a él en Billom (Francia).



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