Por Cris Yozía
El caos ha llegado para quedarse en la iglesia conciliar y aquellos sacerdotes que, ya hartos de tanta herejía y tanta doctrina anticatólica, han comenzado a abrir los ojos y descubrir la verdad, son inmediatamente expulsados por el creador del cliché repetido incansablemente por él y sus secuaces: “Bienvenidos todos, todos, todos...”
Esta vez, la última pieza del dominó que ha caído es el padre italiano Natale Santonocito, de 61 años, quien recibió la notificación de la diócesis de Tívoli y Palestrina anunciándole su “excomunión automática” tras sus declaraciones en redes sociales ocurridas el mes de diciembre de 2024. Este sacerdote sostiene la posición “benevacantista”, en la cual se afirma que Benedicto XVI nunca renunció realmente al papado, lo que, según esa tesis, invalidaría el “pontificado” de Bergoglio.
Al detectar que uno de los pastores estaba asomando la nariz fuera del redil, el rayo “misericordiador” se puso rápidamente en acción alcanzando y fulminando al pobre Santonocito, quien comenzó a ser “investigado” en forma “urgente” por el “obispo” Mauro Parmeggiani de Tívoli y Palestrina, quien concluyó que las afirmaciones de Santonocito eran “incompatibles con su ministerio sacerdotal”.
En una “declaración formal”, la diócesis anunció su “excomunión automática” en virtud de los cánones 751 y 1364 §1, que se aplican a la herejía y el cisma (¡!), y advirtió a los fieles sobre “el peligro de aceptar sus opiniones”.
Rebelión en la granja
Santonocito no es el único sacerdote que ha denunciado públicamente el falso “pontificado” de Jorge Bergoglio. Su “excomunión” se suma a otras “medidas disciplinarias” tomadas contra miembros del clero que han denunciado públicamente el falso “pontificado” del falso “papa”.
Rearmar lo desarmado
¿Cuántos sacerdotes más comenzarán a armar las piezas de este rompecabezas que una vez fue la sólida Iglesia Católica, que tenía una doctrina inamovible y preservaba el depósito de la fe? ¿Cuántos hombres religiosos más callan por temor al “rayo excomulgador”? ¿Acaso no comprenden que esas sanciones son tan ilegítimas como los lobos que desde cargos superiores pretenden imponérselas?
¡Ustedes son los pastores! ¡Ustedes son quienes deben proteger el rebaño que Jesús les ha encomendado!
Ya transcurrieron sesenta años desde aquel malvado conciliábulo llamado Vaticano II... ya es hora de empezar a leer las Encíclicas de la Iglesia Católica (esas que fueron eliminadas de la instrucción en los seminarios infiltrados por los herejes modernistas) y, con esos conocimientos esenciales, se podrán empuñar las armas para luchar en esta batalla.
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