Pero recientemente se confirmó en un comunicado de prensa de esta organización publicado el 5 de julio de 2022 en el sitio web de la SKF, las siglas de esta Liga en alemán (Scheizerischer Katholischer Frauenbund).
Tras la fundación de muchas asociaciones de mujeres católicas a finales del siglo XIX, se creó en 1912 la Liga de Mujeres Católicas de Suiza (LSFC). En ese entonces contaba con casi 26.000 miembros. Su objetivo era promover la religión dentro de la familia, las comunas, el Estado y alentar a las mujeres a ser activas en los planos social y caritativo.
La LSFC dedicó sus primeros años a aliviar la miseria ocasionada por la guerra. Durante la Segunda Guerra Mundial, la LSFC se integró a la Acción Católica. En las décadas de 1960 y 1970, la LSFC continuó defendiendo posiciones políticas conservadoras. En 1976, desafiando la llamada solución de “ampliación” del aborto, creó un fondo de solidaridad para las mujeres embarazadas en necesidad.
A principios del siglo XXI, la LSFC comenzó a tomar posiciones progresistas en temas políticos y sociales, contrarias a las de la jerarquía católica. En particular, abogó por el “matrimonio” para personas del mismo sexo, el sacerdocio de la mujer y la “justicia climática”. Desde 2019, la Liga colabora con la Federación Suiza de Mujeres Protestantes (FSFP).
La LSFC ahora está abierta a mujeres y hombres no católicos. En 2021, la LSFC estaba dividida en 600 secciones locales y 18 cantonales y tenía alrededor de 120.000 miembros (200.000 en 2010).
Durante una entrevista concedida el 2 de julio pasado el papa Francisco comparó el aborto con “contratar a un sicario”. En reacción a esta declaración, la LSFC emitió un comunicado de protesta. En particular, se destacan las siguientes líneas.
“La LSFC se opone firmemente a la impactante comparación del papa de equiparar el aborto con el asesinato por contrato. El aborto no es un crimen. Las declaraciones del papa Francisco constituyen una difamación de las mujeres que recurren al aborto”. ¿Cómo puede ser esto una difamación? El aborto mata a un niño, a través de un médico.
“La LSFC defiende el derecho a la autodeterminación. Esto incluye el derecho a la ‘interrupción’ segura y legal del embarazo. Estamos comprometidos con la protección de la vida, pero no ignoramos los aspectos sociales, legales o económicos que pueden llevar a una ‘interrupción’ del embarazo”. En otras palabras: queremos defender a las víctimas de un asesino, pero no ignoramos los aspectos... que pueden llevar a un hombre a matar.
Como para justificarse, el comunicado continúa: “La LSFC apoya económicamente a las mujeres que deciden tener un hijo a pesar de una situación de vida precaria, a través del Fondo de Solidaridad para la Madre y el Niño”.
Pero el resto se presenta dentro de la misma confusión: “Toda mujer que decide ser madre a pesar de una situación de dificultad, que da a luz un hijo no planeado, pero también toda mujer que ‘interrumpe’ su embarazo, tiene derecho al apoyo de la sociedad, al respeto, acompañamiento y atención. Este es un requisito fundamental del amor cristiano al prójimo”.
“Las mujeres que consideran un aborto son personas que sufren, y no son criminales. Se encuentran en una situación sin salida, necesitan ayuda y acceso a ‘interrupciones’ del embarazo médicamente seguras. Es triste, pero no condenable”.
Todo el problema radica en la afirmación: “el aborto no es un crimen”. A partir de ahí, todo está permitido. La eutanasia seguirá sin dificultad y con ella todas las perversiones morales.
La LSFC realmente ya no es católica y los obispos suizos deberían exigir que elimine este calificativo de su título. Pero primero tendrían que convencerse ellos mismos de la gravedad de estas afirmaciones.
FSSPX
Un poco de historia
Tras la fundación de muchas asociaciones de mujeres católicas a finales del siglo XIX, se creó en 1912 la Liga de Mujeres Católicas de Suiza (LSFC). En ese entonces contaba con casi 26.000 miembros. Su objetivo era promover la religión dentro de la familia, las comunas, el Estado y alentar a las mujeres a ser activas en los planos social y caritativo.
La LSFC dedicó sus primeros años a aliviar la miseria ocasionada por la guerra. Durante la Segunda Guerra Mundial, la LSFC se integró a la Acción Católica. En las décadas de 1960 y 1970, la LSFC continuó defendiendo posiciones políticas conservadoras. En 1976, desafiando la llamada solución de “ampliación” del aborto, creó un fondo de solidaridad para las mujeres embarazadas en necesidad.
A principios del siglo XXI, la LSFC comenzó a tomar posiciones progresistas en temas políticos y sociales, contrarias a las de la jerarquía católica. En particular, abogó por el “matrimonio” para personas del mismo sexo, el sacerdocio de la mujer y la “justicia climática”. Desde 2019, la Liga colabora con la Federación Suiza de Mujeres Protestantes (FSFP).
La LSFC ahora está abierta a mujeres y hombres no católicos. En 2021, la LSFC estaba dividida en 600 secciones locales y 18 cantonales y tenía alrededor de 120.000 miembros (200.000 en 2010).
El aborto no es un crimen
Durante una entrevista concedida el 2 de julio pasado el papa Francisco comparó el aborto con “contratar a un sicario”. En reacción a esta declaración, la LSFC emitió un comunicado de protesta. En particular, se destacan las siguientes líneas.
“La LSFC se opone firmemente a la impactante comparación del papa de equiparar el aborto con el asesinato por contrato. El aborto no es un crimen. Las declaraciones del papa Francisco constituyen una difamación de las mujeres que recurren al aborto”. ¿Cómo puede ser esto una difamación? El aborto mata a un niño, a través de un médico.
“La LSFC defiende el derecho a la autodeterminación. Esto incluye el derecho a la ‘interrupción’ segura y legal del embarazo. Estamos comprometidos con la protección de la vida, pero no ignoramos los aspectos sociales, legales o económicos que pueden llevar a una ‘interrupción’ del embarazo”. En otras palabras: queremos defender a las víctimas de un asesino, pero no ignoramos los aspectos... que pueden llevar a un hombre a matar.
Como para justificarse, el comunicado continúa: “La LSFC apoya económicamente a las mujeres que deciden tener un hijo a pesar de una situación de vida precaria, a través del Fondo de Solidaridad para la Madre y el Niño”.
Pero el resto se presenta dentro de la misma confusión: “Toda mujer que decide ser madre a pesar de una situación de dificultad, que da a luz un hijo no planeado, pero también toda mujer que ‘interrumpe’ su embarazo, tiene derecho al apoyo de la sociedad, al respeto, acompañamiento y atención. Este es un requisito fundamental del amor cristiano al prójimo”.
“Las mujeres que consideran un aborto son personas que sufren, y no son criminales. Se encuentran en una situación sin salida, necesitan ayuda y acceso a ‘interrupciones’ del embarazo médicamente seguras. Es triste, pero no condenable”.
Todo el problema radica en la afirmación: “el aborto no es un crimen”. A partir de ahí, todo está permitido. La eutanasia seguirá sin dificultad y con ella todas las perversiones morales.
La LSFC realmente ya no es católica y los obispos suizos deberían exigir que elimine este calificativo de su título. Pero primero tendrían que convencerse ellos mismos de la gravedad de estas afirmaciones.
FSSPX
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