Aquí vivimos en una época de densas tinieblas, en un momento de frenesí colectivo, que nos hace precipitarnos hacia la catástrofe; los barcos se hunden, inmensas riquezas destruidas, corren como un ejército movilizado hasta la muerte, y ¿por qué? ¡Porque falta la luz de Jesucristo que es la luz de la vida! Asistimos al miserable espectáculo de la creación de nuevas creencias, basadas en la ignorancia, de nuevas religiones basadas en ídolos perversos, llenos de crímenes, y hasta de nuevos misticismos [...]
Los hombres parecen haberse vuelto locos, locos hasta el delirio; trastornan todo para crear, según ellos, un nuevo orden, y todo lo arruinan, arrollando todo en el inmenso cataclismo de las revoluciones y las guerras. ¡Se da fe ciega a los corifeos de la impiedad, hasta considerarlos dioses, y se niega el más noble asentimiento del intelecto y del corazón a Jesucristo!
¡Es algo muy doloroso! Es necesario apagar las falsas luces del mundo y reavivar la luz de Jesucristo, no sólo en las naciones sino también entre los mismos católicos. De hecho, hay entre ellos síntomas severos de congelación y desorientación; errores fatalísimos serpentean entre sí, y pocos se dan cuenta, absorbiendo el veneno en vida.
Hay una fuerte infiltración de racionalismo, materialismo y naturalismo en las almas, aborrecimiento de lo sobrenatural, parálisis forzada de los impulsos del alma hacia cumbres más altas, con desprecio subconsciente por todo lo que es vida interior y vida de santidad, y sobre todo una cobardía llevada al punto de mostrar respeto y simpatía por los herejes y pervertidos [...] es demasiado importante que la luz que nos ha dado Jesucristo se reavive plenamente: entre los fieles y, hay que decirlo, entre quienes los dirigen, porque la desorientación se da también entre las almas consagradas a Dios [...].
[Extracto del comentario de Don Dolindo Ruotolo al Evangelio de San Juan, publicado por el Apostolado de la Prensa de Nápoles].
Cordialiter
[Extracto del comentario de Don Dolindo Ruotolo al Evangelio de San Juan, publicado por el Apostolado de la Prensa de Nápoles].
Cordialiter
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