Quiero que todos avancemos en la comunión, y espero que se busque y fomente. Quizá se podría empezar por no pasar la mano por el lomo a aquellos que desde sus medios la destrozan día a día.
Por el padre Jorge González Guadalix
No sé si cambiar el título del blog y que pase a llamarse, por ejemplo, “Aquí un cismático”, porque con cierta frecuencia se me acusa no de romper la comunión eclesial, pero sí al menos de no favorecerla. Vale. Las opiniones son libres y no seré yo quien diga a cada cual lo que debe pensar. Hasta ahí podíamos llegar.
Dicho esto, habría que ponerse de acuerdo en qué cosa sea la comunión eclesial. La unidad, entiendo en la Iglesia una, debería tratarse de unidad en la confesión de la fe, unidad en la celebración de la fe -liturgia- y unidad en la doctrina moral. Unido a esto, por supuesto, unidad en la comunión con el santo padre y con el obispo diocesano.
Fuera de todo esto, entenderemos todos que en la Iglesia hay cosas opinables. Opinable es la edad para la primera comunión, el horario de misas de los domingos, la conveniencia o no del sínodo, el mayor o menor acierto de la homilía de pascua, el funcionamiento del consejo pastoral, el gasto en renovar el altar de la capilla de santa Veneranda o las dificultades para celebrar con el misal de San Pio V.
Otras cosas hay que sí rompen la comunión eclesial, y en las que habría que ser más contundente. No voy a entrar otra vez en el sínodo alemán, a veces basta con quedarse cerca. Pero lo cierto es que los cismas, las rupturas y el quiebro de la comunión eclesial no hay que buscarlo en páginas como Infocatólica, fieles en el fondo y cuidadosos en la forma, sino en diócesis como las alemanas, ocurrencias episcopales, parroquias en la práctica alternativas, portales de información religiosa abiertamente heterodoxos pero con múltiples bendiciones eclesiásticas. Quizá en esa dirección habría que fijarse un poco más.
Alguna vez he dicho, y seguiré en el empeño, que no caigamos en la fácil tentación de utilizar la comunión eclesial como disculpa para acallar la más mínima discrepancia en el seno de la comunidad cristiana. Si yo digo que el sínodo de la sindalidad me parece una pérdida de tiempo, no estoy rompiendo nada, simplemente opino. Eso sí, quede constancia de que este servidor, a pesar de no ser partidario del sínodo, ha presentado ya en Roma y en Madrid más de cuatrocientas cincuenta aportaciones.
Y si digo que tengo la impresión de que en estos tiempos supuestamente primaverales caen nevadas en pleno mes de abril en forma de antiguos inviernos, estoy opinando, como opinión es decir que la autoridad apostólica da la impresión de que unas veces se ejerce con vara de hierro retamada en rejón, y otras veces simplemente no se ejerce. Opinión.
Dicho esto, si hay quien piense que mi blog debería titularse “Aquí un cismático”, pues vale, es su opinión. Lo respeto. Dicho esto, quiero que todos avancemos en la comunión, y espero que se busque y fomente. Quizá se podría empezar por no pasar la mano por el lomo a aquellos que desde sus medios la destrozan día a día. Soy claro.
La comunión eclesial no se rompe en Infocatólica ni se la carga un servidor, siempre en libertad vigilada. La comunión eclesial se rompe cada día en otro lugar, con bendiciones, sonrisas, apoyos y euros, y mientras esto no cambie, difícilmente se puede hablar de falta de comunión en los demás.
De profesión, cura
Por el padre Jorge González Guadalix
No sé si cambiar el título del blog y que pase a llamarse, por ejemplo, “Aquí un cismático”, porque con cierta frecuencia se me acusa no de romper la comunión eclesial, pero sí al menos de no favorecerla. Vale. Las opiniones son libres y no seré yo quien diga a cada cual lo que debe pensar. Hasta ahí podíamos llegar.
Dicho esto, habría que ponerse de acuerdo en qué cosa sea la comunión eclesial. La unidad, entiendo en la Iglesia una, debería tratarse de unidad en la confesión de la fe, unidad en la celebración de la fe -liturgia- y unidad en la doctrina moral. Unido a esto, por supuesto, unidad en la comunión con el santo padre y con el obispo diocesano.
Fuera de todo esto, entenderemos todos que en la Iglesia hay cosas opinables. Opinable es la edad para la primera comunión, el horario de misas de los domingos, la conveniencia o no del sínodo, el mayor o menor acierto de la homilía de pascua, el funcionamiento del consejo pastoral, el gasto en renovar el altar de la capilla de santa Veneranda o las dificultades para celebrar con el misal de San Pio V.
Otras cosas hay que sí rompen la comunión eclesial, y en las que habría que ser más contundente. No voy a entrar otra vez en el sínodo alemán, a veces basta con quedarse cerca. Pero lo cierto es que los cismas, las rupturas y el quiebro de la comunión eclesial no hay que buscarlo en páginas como Infocatólica, fieles en el fondo y cuidadosos en la forma, sino en diócesis como las alemanas, ocurrencias episcopales, parroquias en la práctica alternativas, portales de información religiosa abiertamente heterodoxos pero con múltiples bendiciones eclesiásticas. Quizá en esa dirección habría que fijarse un poco más.
Alguna vez he dicho, y seguiré en el empeño, que no caigamos en la fácil tentación de utilizar la comunión eclesial como disculpa para acallar la más mínima discrepancia en el seno de la comunidad cristiana. Si yo digo que el sínodo de la sindalidad me parece una pérdida de tiempo, no estoy rompiendo nada, simplemente opino. Eso sí, quede constancia de que este servidor, a pesar de no ser partidario del sínodo, ha presentado ya en Roma y en Madrid más de cuatrocientas cincuenta aportaciones.
Y si digo que tengo la impresión de que en estos tiempos supuestamente primaverales caen nevadas en pleno mes de abril en forma de antiguos inviernos, estoy opinando, como opinión es decir que la autoridad apostólica da la impresión de que unas veces se ejerce con vara de hierro retamada en rejón, y otras veces simplemente no se ejerce. Opinión.
Dicho esto, si hay quien piense que mi blog debería titularse “Aquí un cismático”, pues vale, es su opinión. Lo respeto. Dicho esto, quiero que todos avancemos en la comunión, y espero que se busque y fomente. Quizá se podría empezar por no pasar la mano por el lomo a aquellos que desde sus medios la destrozan día a día. Soy claro.
La comunión eclesial no se rompe en Infocatólica ni se la carga un servidor, siempre en libertad vigilada. La comunión eclesial se rompe cada día en otro lugar, con bendiciones, sonrisas, apoyos y euros, y mientras esto no cambie, difícilmente se puede hablar de falta de comunión en los demás.
De profesión, cura
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