Durante su breve viaje reciente a Malta, Bergoglio se reunió con 38 de sus compañeros jesuitas en la Nunciatura el día 3 de abril. La discusión informal de 40 minutos abarcó temas relacionados con la formación del seminario y la dirección espiritual hasta la sinodalidad, la migración y el “cambio climático”.
La transcripción oficial se publicó en la revista dirigida por los jesuitas La Civilta Cattolica el 14 de abril.
Hacia el final de su reunión, un sacerdote jesuita le preguntó a Bergoglio sobre el tema del "cambio climático", quien expresó su preocupación sobre cómo "el mundo arde y nosotros nos mantenemos tranquilos al respecto".
-“¿Cómo conecta la evangelización con el cambio climático?”- preguntó el sacerdote.
En respuesta, Bergoglio declaró que “no cuidar el clima es un pecado contra el don de Dios que es la creación”.
“En mi opinión, esto es una forma de paganismo: es usar aquellas cosas que el Señor nos ha dado para su gloria y alabanza como si fueran ídolos”, continuó.
“Creo que no cuidar la creación es como idolatrarla, reducirla a un ídolo, separarla del don de la creación. En este sentido, el cuidado de la casa común ya es 'evangelización'”.
Haciéndose eco de los sentimientos que expresó en un video en 2020, cuando afirmó que “hay menos de 30 años para prevenir un cambio climático catastrófico”, Bergoglio agregó: “Si las cosas continúan como están ahora, nuestros hijos ya no podrán vivir en nuestro planeta”.
Bergoglio no es ajeno a la promoción del “cambio climático”, pero ha sido contradicho por científicos en ese campo, quienes dijeron que “el papa está recibiendo terribles consejos de algunos eclesiásticos exaltados que tienen una grave deficiencia en el conocimiento científico”.
En 2017, el Bergoglio apareció en una película advirtiendo sobre “los peligros del cambio climático” y, más recientemente, alentó a la activista Greta Thunberg a continuar con su campaña alarmista para “combatir el cambio climático”.
Bergoglio también envió un mensaje (en inglés aquí) a la conferencia de las Naciones Unidas sobre el “cambio climático” de 2019, exigiendo acción política para prevenir el “cambio climático”, así como tratando de garantizar que “los pobres de la sociedad estén protegidos de sus efectos”. Antes de eso, en su mensaje para la “Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación”, Bergoglio dijo: “Hemos provocado una emergencia climática que amenaza gravemente la naturaleza y la vida misma, incluida la nuestra”.
Sin embargo, los defensores de la vida y la familia han expresado continuamente su preocupación por el movimiento de activismo climático, ya que a menudo está alineado con las fuerzas pro-aborto y de control de la población. Otros critican gran parte del activismo climático por tratarse de obtener subvenciones del gobierno y ejercer una cantidad cada vez mayor de poder estatal.
El ex nuncio papal en los EE.UU., el arzobispo Carlo Maria Viganò, también ha relacionado “la pasión que rodea al cambio climático” con el deseo de aumentar el control gubernamental sobre la vida cotidiana. Escribiendo en mayo de 2021, Viganò señaló que las políticas verdes se convertirían en las sucesoras de los mandatos de cov1d: “Aunque la farsa de la pandemia no tenga los efectos deseados debido a eventos imprevistos, ya tenemos listo el siguiente paso: la emergencia climática como pretexto para imponer la 'transición ecológica' y el 'desarrollo sostenible'”.
El cardenal australiano George Pell, criticó la encíclica ambiental Laudato si del Papa de 2015 (en inglés aquí), diciendo que “la Iglesia no tiene mandato del Señor para pronunciarse sobre asuntos científicos”. El cardenal Pell ha recibido muchas criticas de los medios a lo largo de los años por rechazar la teoría del "cambio climático", describiendo en particular el movimiento en 2018 como un "carro intolerante con afirmaciones ruidosas y exageradas".
Mensajes contradictorios sobre los beneficios de la "sinodalidad"
En su encuentro con los jesuitas en Malta, Francisco también se refirió a la “sinodalidad”, palabra clave del Vaticano bergogliano desde el inicio de su pontificado. Cuando se le preguntó sobre sus "consuelos y desolaciones" en el "proceso de sinodalidad", Bergoglio se refirió al controvertido Sínodo de 2019 sobre la Amazonía.
“Te daré solo un ejemplo”, dijo, refiriéndose a lo que llamó “mucho enfoque en el tema de los sacerdotes casados”.
Continuando, Bergoglio hizo referencia a los “catequistas” y los “diáconos permanentes”, quizás en alusión a los cambios sísmicos y revolucionarios que hizo a la Tradición de la Iglesia, al permitir que las mujeres fueran formalmente instituidas como acólitas y catequistas. Bergoglio declaró:
Entonces el Espíritu también nos hizo comprender que faltaban muchas otras cosas: los catequistas, los diáconos permanentes, el seminario para aborígenes, los sacerdotes yendo a otras diócesis o siendo trasladados dentro de la misma diócesis. Todo esto se ha vivido en medio de consuelos y desolaciones. Esta es la dinámica espiritual del Sínodo.El argentino de 85 años no aclaró si la discusión sobre los “sacerdotes casados” le parecía un consuelo o una desolación.
'No hay marcha atrás' sobre la sinodalidad
Sin embargo, el Pontífice fue más preciso sobre sus intenciones para la Iglesia con respecto a la sinodalidad, especialmente en lo que respecta al actual Sínodo sobre la Sinodalidad. Alabando al papa Pablo VI por haber “retomado el discurso sinodal, que se había perdido”, Bergoglio dijo que la Iglesia “avanzó en la comprensión, en la comprensión de lo que es el Sínodo”.
“Hoy hemos avanzado y no hay marcha atrás”, dijo. Los temas planteados por sínodos anteriores fueron "sacerdocio y sinodalidad", dijo, lo que impulsó el Sínodo sobre sinodalidad. “Me pareció claro que queríamos reflexionar sobre la teología de la sinodalidad para dar un paso decisivo hacia una Iglesia sinodal”.
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