Según informó LifeSite los “cardenales” Robert McElroy (70) de San Diego y Blase Cupich (75) de Chicago se unieron al homosexual James Martin SJ (63) para elogiar las conclusiones del sínodo y pedir un cambio inmediato de la esfera eclesial de Estados Unidos en línea con la “sinodalidad”.
“Toda la jerarquía está llamada a abrazar este importante esfuerzo de construir una iglesia sinodal y misionera”, dijo Cupich el domingo, horas después de la misa de clausura del sínodo sobre la sinodalidad.
En declaraciones al National Catholic Reporter (NCR) junto con McElroy, Cupich elogió el texto final del sínodo después de que Bergoglio diera el inusual paso de adoptar el documento final en lugar de escribir una exhortación apostólica. Fue tan inusual que el cardenal austríaco Christoph Schönborn dijo que no había visto nada parecido en 40 años de asistir a los sínodos.
Los dos “cardenales” estadounidenses –que fueron recibidos en “audiencia papal” privada recientemente junto con el cardenal Joseph Tobin (72) de Newark, Nueva Jersey– pidieron una reforma de la estructura de liderazgo de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB). Cupich dijo que “a la luz del Sínodo se desprende muy claramente del documento que esto es lo que se supone que debemos hacer”.
McElroy pidió la creación de “un comité sobre sinodalidad” y añadió que “no creo que haya forma de escapar”.
El documento final del Sínodo hizo un firme llamado a “implementar mayores roles laicos en toda la Iglesia”, especialmente en lo que respecta al gobierno. También se establecerían algunos límites adicionales al ‘poder papal’ (esto de “poner límites” a un tirano que se hace pasar por “papa” resulta bastante extraño, ya que Bergoglio tiene puestos sus ojos sobre todo el clero, especialmente sobre los que considera sus enemigos).
El documento argumenta que un Papa “no puede ignorar ‘una dirección’ que surge a través de un ‘discernimiento adecuado’ dentro de un ‘proceso consultivo’, especialmente si esto se hace por ‘órganos participativos'”.
La reforma de la estructura de la iglesia estadounidense en línea con la sinodalidad “tiene que estar en lo más alto de la lista”, dijo Cupich, y agregó que la USCCB debe comprometerse a “responsabilizarnos en construir una iglesia sinodal y misionera”.
Durante el sínodo, las cuestiones sobre el papel de la mujer y las cuestiones lgbt fueron llevadas oficialmente por el “Grupo de Estudio 5” a cargo de Tucho Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, quien dijo que “la cuestión del acceso de las mujeres al ministerio diaconal sigue abierta”.
McElroy ya había expresado su apoyo personal a la ordenación de mujeres al diaconado, aunque la Iglesia Católica enseña infaliblemente que tal eventualidad es imposible. En declaraciones al NCR, McElroy explicó que los “obstáculos” para promover el papel de la mujer en la Iglesia “se deben a prejuicios de que las mujeres no deberían hacer ciertas cosas o de que se debería preferir a los hombres”.
Opinó que “hay un cambio cultural que debe producirse para que esos obstáculos no existan. Yo mismo estoy a favor de que se ordene a mujeres al diaconado, y espero que eso suceda”.
Otro tema polémico es la propuesta del documento sinodal de que la liturgia y la sinodalidad estén más íntimamente vinculadas y de “adoptar estilos celebratorios que hagan visible el rostro de una iglesia sinodal”. En referencia a esto, Cupich comentó que “las oportunidades para la participación de los laicos en la liturgia no se aplican universalmente”, pero agregó que “podría resultar beneficioso ver hasta qué punto puede haber un testimonio del Evangelio a través de las vidas de las personas incluidas en la presentación de la homilía”.
El “cardenal” Jean-Claude Hollerich, relator general del sínodo, también habló sobre el papel cada vez mayor de los laicos previsto en el sínodo. Este polémico personaje dijo que “los laicos verán una iglesia en la que cuentan, donde son importantes, donde sus talentos, sus dones, su experiencia de vida son importantes porque pertenecen al pueblo de los bautizados”.
Esta “actitud de apertura” en el sínodo sobre la sinodalidad ha sido reconocida por el activista homosexual James Martin, quien destacó “un enfoque sorprendentemente positivo” hacia las cuestiones lgbtq en la sesión de 2024 en contraste con la sesión de 2023.
Si bien señaló que el documento final refleja el informe de síntesis de 2023 al evitar el uso del término “lgbt”, Martin dijo que “me sorprendió encontrar que las conversaciones sobre los ‘católicos lgbtq’ fueron ‘mucho más amigables’, mucho más ‘relajadas’ y mucho ‘más abiertas’ este año”.
El texto final del Sínodo afirma que “desafortunadamente, otros (participantes del sínodo) siguen experimentando el dolor de sentirse excluidos o juzgados a causa de su situación matrimonial, identidad o sexualidad”, aludiendo así a las cuestiones lgbt y a los divorciados y “vueltos a casar”. (Párrafo 50: 333 votos a favor/22 en contra)
Este pasaje en particular fue bien recibido por Martin: “Hay un consenso general de que la iglesia necesita acercarse a las personas lgbt, incluso si no se utiliza el término. (Francamente, la inclusión de la palabra 'identidad' fue una agradable sorpresa para mí)”.
El propagandista homosexual Martin elogió al sínodo por haber permitido que las cuestiones lgbt ahora estén “sobre la mesa” para su discusión en la iglesia. “Pero en los últimos dos años en el Aula del Sínodo, la actitud general hacia las cuestiones lgbt parece haber cambiado notablemente, para bien. Gran parte de eso fue una sorpresa para mí. Pero ‘el espíritu santo’ está lleno de sorpresas”.
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