jueves, 14 de noviembre de 2024

MONSEÑOR VIGANO: LAS ACCIONES DE BERGOGLIO SON ANTICRISTIANAS

A Bergoglio no le interesa la salvación de las almas, sino que las alienta en el pecado y el escándalo público.


Compartimos la opinión de Mons. Carlo Maria Viganò tras la noticia de que Bergoglio dio la bienvenida a una mujer que se autopercibe como un hombre y se hace pasar por un “ermitaño” en una reciente audiencia papal.


Nuestro Señor visitaba a los pecadores para convertirlos: pensemos en Magdalena, la adúltera, o en Zaqueo, recaudador de impuestos del Imperio romano. Sólo el efecto de la presencia del Señor convirtió a estas almas, que abandonaron el camino del pecado y se convirtieron a Él: “Vete y no peques más”.

El Salvador no oculta la culpa, sino que, por el contrario, la muestra como un obstáculo para la salvación y la santidad, y ofrece su Gracia para cambiar de vida y seguirle. Porque lo que el Señor quiere es la salvación del alma, no la normalización del pecado. La batalla contra el mundo, la carne y el demonio se libra y se gana ante todo reconociendo al enemigo y armándonos para derrotarlo.

Los conocidos de Bergoglio son todo lo contrario. Y a él no le interesa la salvación de las almas, sino que las alienta en el pecado y el escándalo público. Su “simpatía” por los hacedores de iniquidad es ostentosa, como lo es su aversión por los que sirven fielmente a Nuestro Señor.

Bergoglio usurpa las enseñanzas y el ejemplo de Nuestro Señor, reclamando para sí la autoridad de decir lo que está bien y lo que está mal, prerrogativa exclusiva de Dios. No dice “Vete y no peques más”, sino “Dios te ama tal como eres”. Pero no se lo dice a todo el mundo. Hay categorías de “pecadores” que necesitan cambiar: los rígidos, los indietristas, los católicos que se oponen a la apostasía.

Para Bergoglio, el pecado no es contra Dios, sino contra el anti-decálogo de la “iglesia conciliar y sinodal” y contra la agenda globalista. Se puede negar, ofender, blasfemar y contradecir a Dios, pero no a Bergoglio.

Esta mentira, pronunciada por el hombre que se hace pasar por “Papa”, traiciona el mandato de Cristo y la confianza de los fieles, mostrando a este usurpador como lo que realmente es.

Esto es lo que hace que las acciones de Bergoglio no sólo sean fraudulentas, sino esencialmente “anticristianas”.


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