Por Monseñor Carlo Maria Viganò
El “sínodo sobre la sinodalidad” que acaba de concluir es el icono de la duplicidad y del carácter fraudulento de la Iglesia conciliar y sinodal. La promoción de la agenda globalista es demasiado evidente. La subversión jerárquica de la igualdad de género está en el origen del surrealista debate sobre la ordenación de las mujeres, que permite iniciar una experimentación pastoral que servirá en un futuro próximo de coartada para la modificación oficial de la doctrina sobre el Sacramento del Orden. Así como la aceptación de la ideología lgbtq+ es un objetivo globalista, servilmente traspuesto al sínodo tras la premisa de Fiducia Supplicans.
La iglesia profunda actúa en total ruptura con el cuerpo eclesial, exactamente como el Estado profundo legisla contra los ciudadanos.
Independientemente de los artículos individuales de Fe que el sínodo manipula a través de medios pastorales, también es evidente que el objetivo final que Bergoglio se propone es destruir la Iglesia Católica distorsionando la naturaleza del Papado tal como lo estableció Nuestro Señor.
La iglesia de Jorge Mario Bergoglio es una "iglesia sinodal", por lo tanto, ni es monárquica ni divina, sino democrática y humana. Su autoridad no es un vicario del sagrado Poder de Cristo, sino una expresión falsa y engañosa de una supuesta voluntad popular o, peor aún, “una señal del Espíritu”, detrás de la cual se esconde una organización subversiva. Los fieles son engañados por falsos pastores y mercenarios.
Todo en las palabras y acciones de la iglesia sinodal es mentira. Porque su propósito es imponer por autoridad, bajo la apariencia de una petición popular, lo que ningún fiel católico ha pedido jamás porque contradice la enseñanza de Nuestro Señor.
Todo en las palabras y acciones de la iglesia sinodal es mentira. Porque su propósito es imponer por autoridad, bajo la apariencia de una petición popular, lo que ningún fiel católico ha pedido jamás porque contradice la enseñanza de Nuestro Señor.
Esta autoridad, usurpada con finalidad contraria a la que Jesucristo le dio, es completamente ilegítima y debería ser deber de todo Sucesor de los Apóstoles denunciar esta farsa sinodal, fase final de la revolución conciliar, con la que la Esposa de el Cordero es reemplazada por la Ramera de Babilonia, subordinada al Nuevo Orden Mundial.
Hay quienes creen que la alarma sobre las intenciones subversivas de Bergoglio es excesiva y desmotivada, citando como ejemplo de su alternancia ortodoxia la última "encíclica" sobre la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Este documento representa una distracción para engañar a los fieles, según la probada estrategia de engaño del jesuita y peronista Bergoglio, confirmando su duplicidad y deshonestidad intelectual.
Hay quienes creen que la alarma sobre las intenciones subversivas de Bergoglio es excesiva y desmotivada, citando como ejemplo de su alternancia ortodoxia la última "encíclica" sobre la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Este documento representa una distracción para engañar a los fieles, según la probada estrategia de engaño del jesuita y peronista Bergoglio, confirmando su duplicidad y deshonestidad intelectual.
El tema de Dilexit nos, tratado en clave enfáticamente antimodernista, constituye un torpe intento de reapropiación fraudulenta por parte de la Compañía de Jesús del culto al Sagrado Corazón, del que ha sido custodio histórico.
Esta devoción, nacida para contrarrestar la herejía jansenista, será inevitablemente tergiversada para dar apariencia de rigor teológico a la herejía opuesta, es decir, a una forma de laxismo doctrinal y moral que admite todo como ya sanado y perdonado por la infinita Misericordia de Dios. Lo cual es perfectamente coherente con lo que pretende el Sínodo.
+ Carlo Maria Viganò, Arzobispo
+ Carlo Maria Viganò, Arzobispo
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