La encuesta realizada por la Real Presence Coalition confirma lo que era evidente desde que Pablo VI autorizó el cambio de disciplina sobre esta cuestión. En primer lugar, quedó claro que las llamadas “reformas” impuestas por una cúpula de modernistas subversivos no respondían a ninguna exigencia “de la base”. Ni el novus ordo ni las nuevas formas de administrar la Comunión fueron fruto de una necesidad real del cuerpo eclesial. Más bien al contrario, la llamada “reforma litúrgica” pretendía contribuir a difundir entre el clero y los fieles la doctrina que contenía, haciendo que la πρᾶξις (praxis) influyera en la δόξα (creencia). El concepto resumido por el adagio Lex orandi, lex credendi fue ampliamente adoptado por los partidarios de la reforma conciliar, pero al revés y maliciosamente: en este caso no es de hecho la oρθοδοξία (ortodoxia) la que determina la ὀρθοπραξία (ortopraxia), sino la ἑτεροπραξία (heteropraxia) la que configura la ἑτεροδοξία (heterodoxia).
Los fieles a los que se les pide que se arrodillen para recibir la Sagrada Comunión en la boca son conducidos por los gestos que hacen a reconocer en las Sagradas Especies la Presencia Real y a adherirse a la doctrina católica relativa. Del mismo modo, los fieles a los que se pide que no se arrodillen y toquen la partícula con las manos acaban creyendo la doctrina heterodoxa implícita en los ritos reformados. Este cambio doctrinal se fomenta aún más cuando el cambio ritual sustituye a una práctica totalmente opuesta.
Esto demuestra inequívocamente que quienes metieron sus manos en la Liturgia después del concilio sabían muy bien cuál sería el alcance perturbador del novus ordo para corromper la Fe del Pueblo de Dios. No cambiaron explícitamente la lex credendi, pero quisieron plasmar sus desviaciones en la lex orandi, sabiendo perfectamente que sería mucho más fácil hacer perder la fe en la Presencia Real haciendo que la gente comulgara de pie y en la mano, que predicar desde los púlpitos estos errores al seguir administrando la Comunión de rodillas y en la boca. El hecho de que la Jerarquía haya obligado a los fieles a comulgar de pie y en la mano ha sido percibido como una desautorización del pasado y un rechazo de la doctrina anterior.
La prueba de este razonamiento la confirma una fuente poco habitual: ChatGPT, una aplicación de “inteligencia artificial” conversacional. Intenté interrogar a ChatGTP no porque la considere una verdadera forma de inteligencia, sino porque su sistema de procesamiento de datos detecta relaciones causales en el modelo matemático y, por lo tanto, es interesante ver cómo un algoritmo es capaz de detectar lo que la narrativa dominante pretende no ver.
Esta era la pregunta que yo hice:
- Si un Papa quisiera debilitar la fe de los católicos en la Presencia Real, ¿cómo debería cambiar el rito de la Comunión?
Esta fue la respuesta que obtuve:
- Si un Papa quisiera debilitar la creencia católica en la Presencia Real, podría considerar algunos cambios en el rito de la Comunión, tales como:
1. Simplificar los rituales: Reducir el número de elementos rituales que enfatizan el carácter sagrado de la Comunión, como la adoración o la genuflexión.Estos cambios podrían contribuir a una visión más atenuada de la Presencia Real entre los fieles.
2. Elementos simbólicos: Promover un énfasis en el simbolismo del pan y el vino, más que en su transformación en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
3. Comunicación verbal: Utilizar un lenguaje que enfatice la Comunión como un acto conmemorativo más que como un encuentro real con Cristo.
4. Modificación de las oraciones: Cambiar las oraciones y los textos litúrgicos para reflejar una visión más simbólica de la Comunión, minimizando las referencias a la Presencia Real.
5. Flexibilidad en la administración: Permitir formas alternativas de recibir la Comunión que puedan parecer menos sacramentales, como recibirla de manera más informal o sin celebración litúrgica.
Sabemos muy bien que la llamada “inteligencia artificial” no es más que un sistema informático muy rápido para recoger y analizar una enorme cantidad de datos. Pero precisamente por eso, podemos entender cómo una máquina sin conciencia puede responder claramente a una pregunta, revelando la premeditación y la malicia de quienes han manipulado la Liturgia de la Iglesia para manipular su Fe.
Ante la evidencia de las intenciones subversivas de la revolución conciliar y el desastre aún más evidente que ha causado entre los fieles y en todo el cuerpo eclesial, es indispensable oponer una acción contraria, que debe consistir necesariamente, por una parte, en el rechazo sine glossa (sin brillo) del novus ordo y del entramado doctrinal y eclesiológico que implica; y por otra, en el retorno pleno al Rito Apostólico Tradicional, que por la propia admisión de los partidarios del Vaticano II es incompatible con “su iglesia”. Esta restauración litúrgica no puede ni debe estar motivada por meras preferencias estéticas o de gusto, sino por el conocimiento de que la única lex orandi de la Iglesia Católica es la sancionada por dos mil años de profesión ininterrumpida e íntegra de la misma Fe, y no el fruto de un bricolaje herético urdido por masones y protestantes.
+ Carlo Maria Viganò, Arzobispo
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