domingo, 26 de septiembre de 2021

BERGOGLIO Y EL DEMONIO MISERABLE

Me parece difícil que Francisco fuera el temido "Papa de los tiempos apocalípticos" porque siempre hemos pensando a éste como un brillante príncipe cuyos esplendores encandilarían a muchos, y evidentemente no es este el caso del papa argentino.


Un amigo, sin embargo, me comentó que exorcistas conocidos como el padre Amorth o el padre Mancuso, se han encontrado en varias ocasiones con demonios bobalicones, que dicen pavadas y hacen bromas zonzas. Una especie de demonios oligofrénicos, los cuales son capaces solamente de hacer tonterías.

Y yo recordé que Yauseph Hazzaya, el maestro espiritual más importante del cristianismo siríaco, tiene un interesante librito llamado “Las tres etapas de la vida espiritual” (Sígueme, Salamanca, 2017; p. 118), en el que habla de un “demonio burlón” o “zumbón”, que también es bastante limitado y sus recursos para molestar a los cristianos es distraerlos con bobadas. Por ejemplo, dice Hazzaya, este demonio se pone a resoplar como un caballo a la puerta de la celda, lo cual es suficiente para distraer al monje en su oración. Pareciera, entonces, que en el mundo demoníaco no solamente está el rutilante Lucifer u otros como él, sino que hay también demonios zopencos y de cuarta categoría; demonios berretas o demonios miserables.

Y me puse a pensar si no será ese el caso de Bergoglio. Quizás el pobre no es limitado ni miserable, sino que lo que ocurre simplemente es que sufre permanentemente e irresistibles tentaciones por parte del demonio miserable y mequetrefe del que nos habla Yauseph el Visionario, o Hazzaya. Las intervenciones pontificias de la semana pasada, por ejemplo, sólo pueden salir de la boca de un personaje que, o bien no está en sus cabales, o bien es un zopenco, o bien está tentado por un demonio zopenco. Y esta última debe ser la situación que afecta al Romano Pontífice.

Veamos un breve listado, comenzando por la conferencia de prensa que brindó en el avión, regresando de Eslovaquia. Yo sospecho que los aviones en los que se desplaza el Santo Padre tienen alguna falla en su sistema de presurización y provocan en su augusta persona una suerte de hipoxia que lo hace decir simplezas e idioteces. O bien será que en esas alturas las inspiraciones del “demonio burlón” son mucho más intensas.

1. Refiriéndose a un tema tan delicado como las vacunas, que requieren un conocimiento especializado y riguroso, afirmó que “algunas vacunas tiene la fama que no son eficaces o que son poco más que agua destilada”. Aquí tienen ya los antivacunas, tan afectos muchos de ellos a las posiciones ultramontanas, la intervención magisterial que necesitaban para sostener su posición.

2. Pero lo peor fue la irónica y burlona referencia al cardenal Burke. Dijo: “También en el Colegio cardenalicio hay algunos ‘negacionistas’ y uno de ellos, pobrecito, está internado con el virus. Bah, ironías de la vida…”. Creo que habría que remontarse a los Papas renacentistas para encontrar tanta maldad, aunque ellos seguramente las comentaban con sus amigos o sus amantes, y no al mundo entero, como hace el papa Francisco.

3. Cuando el ex-jesuita Gerard O’Connell, esposo de nuestra conocida Elizabetta Piqué, le pregunta sobre si se pueda dar la eucaristía a quienes promueven el aborto, Bergoglio responde: “Yo nunca he negado la eucaristía a ninguno, a ninguno”. Y relata la siguiente anécdota: “[en una ocasión] fui a celebrar a un asilo de ancianos, estábamos en el salón y dije: ‘El que quiera comulgar que levante la mano”, y todos, viejitos y viejitas querían la Comunión, y cuando le di la Comunión a una señora, me tomó de la mano y me dijo: ‘Gracias, padre, gracias… yo soy judía”. Y yo le dije: “También el que yo te di es judío; no te hagas problema”. El descaro de Bergoglio es sólo comparable al del demonio miserable. En primer lugar, todo sacerdote sabe que la Comunión no se ofrece, sino que los fieles deben pedirla pero, más allá de eso, ¿cómo es posible que banalice de tal modo la Sagrada Eucaristía para decirle a una persona no bautizada que está muy bien que comulgue? ¿Cuál es la fe del papa Francisco?

(Me permito dudar de la veracidad de la anécdota relatada por el Santo Padre. Como todo jesuita, tiene permiso para mentir, y el relato de la viejita judía debe ser tan mentiroso como el otro en la que afirmó que, siendo joven, fumó marihuana, o que fue patovica en una discoteca).

4. Y en la misma respuesta sugiere: “Pensemos en Port Royal, en el problema de Angélique Arnaud, en el jansenismo: sólo los perfectos pueden comulgar”. Recurre al trillado lugar común, tan caro a los jesuitas, de dar con un palo a los primeros jansenistas, sin el menor rigor científico o aprecio por la verdad histórica. Le recomiendo al Santo Padre leer “Los jansenistas franceses”, de Marguerite Tollemache, y traducido por dos compatriotas suyos, profesores de la Universidad Nacional de Nordeste (Las cuarenta, Buenos Aires, 2014), para enterarse de qué se trató realmente el fenómeno del primer jansenismo. Un poco de cultura no le vendría mal.

Como ocurre en todos sus viajes, el papa Francisco dedica un buen rato para reunirse con sus hermanos jesuitas “a puertas cerradas” (¡tamaño aquelarre!), puertas que a la semana siguiente el padre Spadaro, s.j. abre a todo el mundo en las páginas de La civiltà cattolica. Allí, sentado con una postura muy descuidada, respondió algunas preguntas de los jesuitas eslovacos en Bratislava. Veamos algunas respuestas.

1. Le preguntan cómo se encuentra: “Vivo todavía. Aunque algunos me querrían muerto. Sé que hubo incluso reuniones entre prelados, que pensaban que el papa estaba más grave de lo que se decía. Preparaban el cónclave. ¡Paciencia! Gracias a Dios, estoy bien. La operación fue una decisión que no quería tomar: fue un enfermero el que me convenció. A veces los enfermeros comprenden la situación mejor que los médicos, porque están en contacto directo con los pacientes”.

Estas declaración provocó que el cardenal Parolín saliera ayer a decir que "Probablemente el papa tiene información que yo no tengo". Y con esto se abren tres opciones: a) El papa divulga alegremente información hiper reservada que ni siquiera conoce su Secretario de Estado, con lo cual estaríamos en presencia de un irresponsable mayor incapacitado para desempeñar el cargo que ocupa; b) El inútil es el Secretario de Estado que no conoce la información sensible que debiera conocer en razón de su cargo, o c) Todo esto no es más que otra mentirijilla del papa Francisco. Las opciones no son excluyentes y, como anota Specola, se trata de las típicas estrategias de los políticos de bajo nivel que arremeten contra los medios de comunicación o contra lo jueces, y que ven conspiraciones para justificar sus carencias, todo en una terminología tabernera, exigiendo una especie de “obediencia fraterna”, propia de ciertas logias masónicas: “Quieren matarme, ya están pilotando el próximo cónclave, están eligiendo a mi sucesor, unámonos y repelamos el asalto del enemigo”. Todo suena a un llamamiento a las armas de un pontífice que se siente cada vez más rodeado y traicionado incluso por sus colaboradores más cercanos.

Por otro lado, aún cuando el hecho fuera verdadero, la conducta más lógica y responsable de los prelados de la Curia romana es que, si el papa está enfermo y atravesando una cirugía compleja, comiencen a pensar y preparar el cónclave. Y eso no es quererlo muerto; eso es ser responsable. El funeral de la reina Isabel de Inglaterra está preparado desde hace décadas, y seguramente está también preparada la coronación del príncipe Carlos como nuevo rey, pero a nadie se le ocurre pensar que los funcionarios que sirven en la Casa Real desean la muerte de la reina.

Y finalmente Bergoglio volvió con la historia del enfermero. Populismo barato propio de su resentimiento, en el que opone a los médicos con los enfermeros, que siempre son mejores que aquellos. Me gustaría saber si el que le hizo la cirugía fue un enfermero…

2. Dice: “Has mencionado una palabra muy importante, que define el sufrimiento de la Iglesia en este momento: la tentación de volver atrás. Estamos sufriendo esto hoy en la Iglesia: la ideología del volver atrás. Es una ideología que coloniza las mentes. Es una forma de colonización ideológica. […] La vida nos da miedo”.

Ya tenemos los tradicionalistas una nueva retahíla de insultos: no solamente somos rígidos y pelagianos con cara de pepinillos en vinagre, sino que estamos colonizados ideológicamente y, además, somos unos cobardes asustadizos de la libertad.

Y continúa: “Buscar el camino en la rigidez y el clericalismo, que son dos perversiones”. Que nada menos que Francisco critique el clericalismo, cuando ha asumido las actitudes más clericales de los Papas de los últimos siglos, es una patente muestra de cinismo, por decir lo menos. ¿No es, acaso, clericalismo Traditiones custodes, en la que él se ubica como el supremo definidor de la liturgia que hace bien o mal a los laicos y las familias católicas, sin escuchar su parecer? ¿No es terriblemente clericalista la intervención vaticana en los movimientos laicales que se han producido en los últimos meses? Me gustaría saber qué piensan al respecto Enzo Bianchi, o don Julián Carrón de “Comunión y Liberación”, o Antonella Frongillo, de los “Memores Domini”.

En fin, que si Bergoglio no es zopenco y miserable por naturaleza, debe ser con toda seguridad que sucumbe con mucha facilidad a las tentaciones del demonio zopenco y miserable.


Wanderer



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