INTRODUCCIÓN
Para el lector de las Sagradas Escrituras, que quiere de buena voluntad conocer mejor la relación existente entre los libros sagrados; tener un conocimiento verdadero de los tiempos que le tocan vivir; que desea tener panoramas más claros de diversos textos bíblicos que son de suma importancia y que es inaplazable tener presentes en su vida, que además desea una vida plena de gracia, un mejor conocimiento de la doctrina católica, acrecentar su fe, fortalecer su esperanza y responder a su tarea personal de contribuir a la edificación del Reino de Dios, encontrará en este documento información que le será de utilidad, evitando caer en las trampas de filosofías ateas y de doctrinas sectarias que alimentan los caminos de la mentira, la degradación moral y la muerte, manteniéndose con Cristo que es el Camino, la Verdad y la Vida. Fuentes primordiales de este estudio son las Sagradas Escrituras, el Magisterio de la Iglesia y otras que se indican en la bibliografía incluida.
La Biblia nos habla de manera especial de una “gran batalla” establecida desde la creación del hombre en el Génesis, de la caída promovida por la seducción de la serpiente con la antigua Eva y el primer Adán, continuada hasta el encuentro nuevamente de la Nueva Eva (la Siempre Virgen María), la Mujer Vestida de Sol contra su adversario “el dragón” que refiere el Apocalipsis, último libro del Nuevo Testamento.
Se trata de una batalla espiritual de enormes proporciones librada desde el Cielo. Esta batalla indicada en el Génesis se extiende a lo largo de la historia de la Salvación hasta el Apocalipsis, pero el triunfo está asegurado desde el principio a la Mujer (Gén. 3,15).
En esta gran batalla y combate espiritual, participan dos iglesias: la Iglesia de Cristo, que tiene por Madre a la Siempre Virgen María, y “la iglesia de los demonios” (las serpientes, dragones, espíritus impuros, etc.) cuya última institución es “la masonería”.
El deber del profeta que sigue a Cristo es denunciar; el silencio y la inanición queda para los cobardes, los tibios y los cómplices y servidores del mal que apoyan y facilitan la labor de la serpiente.
Algunos tal vez consideren a la masonería como una organización que promueve la paz y el progreso material y espiritual del hombre con base en los hechos humanos, en la fraternidad, en la cooperación económica, etc., sin que aparentemente, intervenga de manera directa en religión.
Los ritos masónicos tienen un perfil judío, y las mismas pirámides y templos egipcios fueron construidos con medidas y distribuciones que tienen su fundamento en el más elevado esoterismo. Algunos hebreos aprendieron acerca de esas doctrinas durante su larga estancia en Egipto que tuvieron influencia en la construcción del templo de Salomón (de ahí la actual estructura y decoración de las logias o talleres masónicos). Interpretando los rabinos las Escrituras con base en esas doctrinas esotéricas surgió la Cábala (o Kábala hebrea). De aquí se explican los textos de los ritos litúrgicos y la deformación que hacen de las Sagradas Escrituras, del Evangelio y de los escritos apocalípticos del libro de San Juan Evangelista.
Mientras el comunismo lleva a la humanidad a prescindir de Dios, a la negación de Dios y para ello difunde el error del ateísmo, el fin de la masonería no es el de negar a Dios sino el de blasfemarlo. Blasfemar Su Santo Nombre y su morada, y contra todos aquellos que habitan en el Cielo. La más grande de las blasfemias es la de negar el culto debido al solo Dios para darlo a las criaturas, al mismo Satanás y a Lucifer (culto al ídolo Baphomet, el antiguo dios del culto a Baal y actualmente de la masonería).
Cada logia masónica tiene la incumbencia de hacer adorar una divinidad distinta. En síntesis, el objetivo de las logias masónicas hoy, es el de obrar con gran astucia, para llevar a la humanidad en todas partes a despreciar la Santa Ley de Dios, a obrar en abierta oposición a los Diez Mandamientos, a sustraer el culto debido al solo Dios para darlo a los falsos ídolos, que son exaltados y adorados por un número creciente de hombres: “la razón, la carne, el dinero, la discordia, el dominio o poder, la violencia y el placer”.
PRIMERA PARTE “LA MASONERÍA”
¿QUÉ ES LA MASONERÍA, SUS OBJETIVOS Y FIN?
Algunos tal vez consideren a la masonería como una organización que promueve la paz y el progreso material y espiritual del hombre con base en los hechos humanos, en la fraternidad, en la cooperación económica, etc., sin que aparentemente, intervenga de manera directa en religión.
Diferentes Bulas Papales están fundamentadas en el estudio y el testimonio de las prácticas y ritos de la masonería.
Sabemos que hoy, en este siglo XXI, siguen vigentes no solamente sus mismas pretensiones y engaños, sino que son más estratégicas, rabiosas a la vez que sutiles, para seguir avanzando y alcanzar sus fines y objetivos.
En este documento encontramos, entre otros, la información sobre cómo alcanzan con poder la realización de sus objetivos y fines, con planes definidos a través de distintos ritos que evocan y conducen con sus adeptos en las sesiones que celebran en las logias masónicas o talleres. Se muestran las intenciones reales que se esconden a los no iniciados en sus diferentes grados; además, con este estudio se puede estar en mejores condiciones de conocer de manera integral su acción desplegada, afectando la vida de fe, la doctrina, el ejercicio y aprovechamiento de la Gracia conferida a través de los Sacramentos.
Los documentos aquí incluidos se pueden compaginar y entender mejor en su visión de conjunto, sobre la realidad de lo que es la secta y del porqué no es lícito a ningún católico ingresar en ella así como de los peligros gravísimos en su vida espiritual.
En sus ritos, la masonería ataca la figura de Cristo, ataca a la figura y vida del Papa, realiza burlas y profanaciones de la Sagrada Eucaristía, y todas sus perversidades y delitos hoy se han extendido más que nunca ante la falta de información y la carencia de una Pastoral al respecto.
Después de que se conozca el contenido a partir de las propias fuentes litúrgicas de la secta masónica en sus ritos y por grados, se podrá concluir que es falso afirmar que quien ingresa a la secta masónica (sinagoga de Satanás) no queda excomulgado, y que es falso que no afecte su vida moral, de fe y el culto debido a Dios.
Se sabe también de la energía con la que la han condenado los Papas, desde Clemente XII, en 1738. León XIII, en su encíclica “Humanum genus” del 20 de abril de 1884, que entre otras cosas dice: “Nadie piense que puede unirse a la secta masónica por cualquier motivo, si valora su nombre católico y su salvación eterna como debería valorarlos. Que nadie sea engañado por un pretexto de honestidad. A algunos les puede parecer que los masones no exigen nada que sea abiertamente contrario a la religión y la moral; pero, como todo el principio y el objeto de la secta reside en lo que es cruel y criminal, unirse a estos hombres o ayudarlos de alguna manera no puede ser legal … A fin de que no haya error cuando haya de determinarse cuales de esas perniciosas sectas están sometidas a censura, y cuales solo a prohibición, cierto es en primer lugar que están castigadas con excomunión “latae sententiae” la masónica y otras sectas de la misma especie que maquinan contra la Iglesia…” (Denz. 3158, 3159 y 3160).
Gregorio XVI, en su encíclica “Mirari vos arbitramur”, del 15 de agosto de 1832, la define como “una conjetura tan grande de desventuras debe atribuirse en particular a la conspiración de aquellas sociedades tan sacrílegas, abominables y malvadas en las que herejías y las sectas más malvadas parecen haberse reunido en una pantanosa suciedad”.
LA MASONERÍA Y EL JUDAÍSMO
La iglesia del demonio se fue desarrollando por medio de las sectas formadas por los herejes que ha habido a través de la historia. Pasa, especialmente, por los maniqueos, que son los que adoptan y transmiten todo el esoterismo a los Templarios, otra secta que en la edad media los recibe y los transmite en el siglo XVIII a la masonería.
Todos los escritores serios, masones y no masones, concuerdan en que todos los ritos demoníacos de la actual masonería no se diferencian en nada con los ritos egipcios (sus primeros tres grados son los mismos de los constructores de las pirámides: aprendiz, compañero y maestro) excepto en su parte nueva: las misas negras.
Como puede apreciarse, la alta masonería, desde el siglo pasado sabe y espera, activamente buscándolo, el reinado del anti Cristo para estas fechas y además, el culto a Lucifer no sólo existe en esta secta, sino que se ha propagado de una manera terrible estos últimos tiempos.
Los luciferinos anuncian que su triunfo está próximo, pues el anti-Cristo comienza su reinado en el siglo XX. Así dentro de otras cosas, se encontrará que la palabra “Cristo” para los masones no es el nombre de un individuo, sino el nombre de un cargo o función dentro de la jerarquía espiritual de los maestros masones, como en otro grado, el cargo más importante del presidente de la logia es el de “Herodes”.
Puede recurrirse por otra parte al estudio de las demás Bulas Papales que se pronuncian en el mismo sentido y cuya relación se incluye. De la encíclica “Humanum genus” de León XIII se obtiene la base para el desarrollo y análisis de la doctrina propugnada por la masonería, desde el punto de vista religioso, desde el punto de vista moral y desde el punto de vista filosófico.
Dado el enfoque en cuestión, nos centramos en el religioso, ya que la masonería proclama como principio básico e incontrovertible la independencia absoluta de la razón humana frente a cualquier autoridad o enseñanza.
El “naturalismo” y el “racionalismo” son su punto de partida. Consecuencia de esta radical decisión es la negación de la mayor parte de los deberes con Dios y el indiferentismo. De esta suerte, todas las enseñanzas de la Iglesia no serían más que mitos de los que el hombre moderno y culto debe librarse.
En la recepción de los grados supremos es de rigor la apostasía, bien de manera expresa, bien mediante la realización de acciones sacrílegas que la suponen.
Mientras la Iglesia Católica es la encargada de transmitir la enseñanza de Cristo, la masonería la combate. Una de las metas más codiciadas de la secta ha sido permanentemente, y hoy más que nunca la de suprimir la sagrada potestad del Romano Pontífice instituido por derecho divino, por eso hoy observamos las campañas de contestación al Santo Padre Juan Pablo II (N.R.: Este artículo fue escrito durante su pontificado) y aún el deseo de hacer que renuncie.
Por otro lado, la moral masónica afirma que el fin justifica los medios.
Por otra parte, el 16 de marzo de 1968 ante rumores e información falsa en algunos medios de comunicación que quisieron dar versiones en que supuestamente la Santa Sede habría autorizado la permanencia en la organización masónica a personas convertidas al catolicismo, y tendría la intención de mudar profundamente la disciplina canónica acerca de la misma masonería, el Dicasterio de la Santa Sede las desmintió como carentes de fundamento a tales noticias.
Dada la naturaleza de la secta y su supuesta doctrina, a todas luces anticristiana y enemiga de la Iglesia y del Vicario de Cristo, con excomunión o sin ella, un católico no puede formar parte de una secta o sociedad masónica (pecaría mortalmente), pues se hallaría en peligro próximo e inmediato de apostasía y estaría cooperando en y con el mal.
La masonería (para los entendidos es sabido que en el simbolismo del libro del Apocalipsis, “la bestia semejante a una pantera” Ap. 131-2) es esta secta masónica, pues esta obra en la sombra, se esconde, se oculta, tratando de introducirse en todas partes. Tiene las garras del oso y la boca de un león, porque obra por doquier con la astucia y con los medios de comunicación social, es decir, con la propaganda.
El objetivo de la masonería es el de combatir de una manera disimulada, pero tenaz, para impedir a las almas recorrer por la vida el camino de la Divina Voluntad en la observancia de los Diez Mandamientos, acoger la Palabra de Jesús y participar de la Redención, pues a la vida divina, Jesús nos la da a través de la Gracia. La Gracia de la Redención es comunicada por medio de los Siete Sacramentos y con la Gracia se insertan en el alma gérmenes de vida sobrenatural que son las virtudes. Entre ellas las más importantes son las tres virtudes teologales (fe, esperanza y caridad) y las cuatro cardinales (prudencia, fortaleza, justicia y templanza). Este es un camino de santidad que la masonería combate con sus ritos diabólicos desde la iniciación del candidato, como se aprecia en los tres primeros grados (llamados “simbólicos”).
EL OBJETIVO DE LA MASONERÍA
El objetivo de la masonería es el de combatir de una manera disimulada, pero tenaz, para impedir a las almas recorrer por la vida el camino de la Divina Voluntad en la observancia de los Diez Mandamientos, acoger la Palabra de Jesús y participar de la Redención, pues a la vida divina, Jesús nos la da a través de la Gracia. La Gracia de la Redención es comunicada por medio de los Siete Sacramentos y con la Gracia se insertan en el alma gérmenes de vida sobrenatural que son las virtudes. Entre ellas las más importantes son las tres virtudes teologales (fe, esperanza y caridad) y las cuatro cardinales (prudencia, fortaleza, justicia y templanza). Este es un camino de santidad que la masonería combate con sus ritos diabólicos desde la iniciación del candidato, como se aprecia en los tres primeros grados (llamados “simbólicos”).
EL FIN DE LA MASONERÍA
Mientras el comunismo lleva a la humanidad a prescindir de Dios, a la negación de Dios y para ello difunde el error del ateísmo, el fin de la masonería no es el de negar a Dios sino el de blasfemarlo. Blasfemar Su Santo Nombre y su morada, y contra todos aquellos que habitan en el Cielo. La más grande de las blasfemias es la de negar el culto debido al solo Dios para darlo a las criaturas, al mismo Satanás y a Lucifer (culto al ídolo Baphomet, el antiguo dios del culto a Baal y actualmente de la masonería).
He aquí porque en estos tiempos, tras la perversa acción de la masonería se difunden por doquier las misas negras, el culto satánico y las bacanales con profanación de ofrendas sagradas contra los enemigos de una logia masónica o de la masonería, con persecuciones y campañas de difamación, desprestigio profesional, y muchos artificios para dañar sus empresas, profesión trabajo, misión, etc., incluso darles muerte. Dentro de sus planes, la masonería obra con todos los medios, para impedir que las almas se salven y así quiere volver inútil la Obra de la Redención llevada a cabo por Cristo.
Si el Señor nos ha comunicado su Ley con los diez Mandamientos, la masonería a través de los medios de comunicación social (a la Iglesia le priva de tener propiedad o administración de estos medios en México y otros países) difunde una ley completamente opuesta al Decálogo.
El plan de la masonería, además de oponerse al Decálogo, se opone al fruto de las siete virtudes teologales y cardinales, que son el fruto de vivir en Gracia de Dios.
La secta promueve la difusión de los siete vicios capitales, que son el fruto de vivir habitualmente en estado de pecado. A la Fe, aquella opone la soberbia; a la Esperanza, la lujuria; a la Caridad, la avaricia; a la Prudencia, la ira; a la Fortaleza, la pereza; a la Justicia, la envidia; a la Templanza, la gula. De tal suerte que esta estrategia hace que aquél que se hace víctima de los siete vicios capitales es conducido gradualmente a abandonar el culto debido al Dios único, para darlo a falsas divinidades, que son la personificación misma de estos vicios. En esto consiste la blasfemia más grande y horrible.
Cada logia masónica tiene la incumbencia de hacer adorar una divinidad distinta. En síntesis, el objetivo de las logias masónicas hoy, es el de obrar con gran astucia, para llevar a la humanidad en todas partes a despreciar la Santa Ley de Dios, a obrar en abierta oposición a los Diez Mandamientos, a sustraer el culto debido al solo Dios para darlo a los falsos ídolos, que son exaltados y adorados por un número creciente de hombres: “la razón, la carne, el dinero, la discordia, el dominio o poder, la violencia y el placer”.
De esta manera, la masonería como sinagoga o Iglesia de Satán y de culto a Lucifer, en su estrategia logra precipitar a las almas en la tenebrosa esclavitud del mal y del influjo de las fuerzas espirituales malignas inducidas a través de sus ritos satánicos desde el momento mismo de la “iniciación a la secta”, de vivir en el vicio y el pecado para que puedan engrosar las filas de las garras del maligno.
Por lo anterior, es comprensible resolverse por la urgente necesidad y grave compromiso ante Dios y su verdadera Iglesia, el orientar a todos los católicos sobre los peligros espirituales y morales que implica el ingresar a la masonería, amén de la grave amenaza que resulta de los juramentos y vínculos que ponen en riesgo la seguridad de su propia vida física. Es imperativo recuperarlos como hijos de Dios y miembros de la Iglesia de Cristo.
Es hora de liberar a quienes han caído como incautos, por ignorancia de la verdad e información al respecto, y como consecuencia también de un silencio mal entendido o intencionalmente buscado para que nada se sepa ni se diga al respecto, cuando ya muchos saben que las prácticas, intenciones, ritos y planes de la masonería son siempre corruptos y perversos en pleno siglo XXI.
Dentro de otras ayudas espirituales y pastorales, la Iglesia rica en recursos de esta naturaleza, debe recomendar a todos sus hijos fieles el vivir en la observancia de los Diez Mandamientos; vivir las letras del Evangelio; recibir con frecuencia los Sacramentos, particularmente los de Reconciliación y el de la Eucaristía para vivir en Gracia de Dios; el rezo diario del Santo Rosario; la Consagración a los Sagrados Corazones de Jesús y de María; el uso de Crucifijos, Medallas de Jesús, María, el Espíritu Santo, etc.; usar Escapularios benditos; el empleo de Sacramentales (brindándoles la debida orientación sobre su uso); el ejercicio del ayuno y la penitencia; el orar con frecuencia, y la lectura de libros santos; y por supuesto la asistencia a la Santa Misa.
ATENCIÓN PASTORAL ESPECIALIZADA
Dentro de otras ayudas espirituales y pastorales, la Iglesia rica en recursos de esta naturaleza, debe recomendar a todos sus hijos fieles el vivir en la observancia de los Diez Mandamientos; vivir las letras del Evangelio; recibir con frecuencia los Sacramentos, particularmente los de Reconciliación y el de la Eucaristía para vivir en Gracia de Dios; el rezo diario del Santo Rosario; la Consagración a los Sagrados Corazones de Jesús y de María; el uso de Crucifijos, Medallas de Jesús, María, el Espíritu Santo, etc.; usar Escapularios benditos; el empleo de Sacramentales (brindándoles la debida orientación sobre su uso); el ejercicio del ayuno y la penitencia; el orar con frecuencia, y la lectura de libros santos; y por supuesto la asistencia a la Santa Misa.
Es necesario precisar que los ritos realizados por la masonería atacan desde la iniciación en la secta a los Sacramentos de Bautismo y Confirmación; la vida de Fe, promueve la inducción de vicios y la práctica de vida de perversión, etc., por lo que es necesario la ayuda espiritual para salir de esta secta y para liberarse de las consecuencias y lazos espirituales, lo que implica el ejercicio de una pastoral particular.
Los ritos se constituyen de invocaciones y consagraciones sutilmente disfrazadas en sus liturgias, pero son en realidad la entrada al mundo de las tinieblas y al influjo de sus poderes y prácticas maléficas; atan en consecuencia a las personas bajo el influjo de fuerzas espirituales que las empujan al pecado, a los vicios, a las perversiones, al afán desenfrenado por el poder, el dinero, el hedonismo, la violencia y la apostasía. Se trata de fuerzas y presencias espirituales malignas que es necesario combatir y liberar a las personas que han ingresado a la masonería, así como para quienes los ayudan a salir de ella, de las persecuciones y campañas de desprestigio, incluyendo la posibilidad de su muerte.
La masonería del siglo XXI y de algunas décadas precedentes incluye el ejercicio de las misas negras; ritos de maldición y orgías con bacanales (profanación de ofrendas sagradas, Cristos e Imágenes de la Virgen, utensilios y vestimenta dedicada al culto divino; etc.).
La masonería del siglo XXI y de algunas décadas precedentes incluye el ejercicio de las misas negras; ritos de maldición y orgías con bacanales (profanación de ofrendas sagradas, Cristos e Imágenes de la Virgen, utensilios y vestimenta dedicada al culto divino; etc.).
Las misas negras y las orgías con bacanales pretenden siempre causar daño espiritual, físico, profesional, económico, emocional o psíquico, material, influjo de Satanás y Lucifer para enfermar, pervertir, dañar gravemente y golpear a sus enemigos y hasta causarles la misma muerte. Se trata de la reversión de las fuerzas del bien y de la vida de la Gracia por el mal, la consagración al demonio, el culto a Satán y Lucifer, expandir su iglesia maligna, demoler la verdadera Iglesia de Cristo, distorsionar el sentido y contenido del Evangelio, burlarse de la Celebración Eucarística, dar culto al ídolo masónico o Baphomet, esparcir las enseñanzas opuestas a la doctrina de Cristo y de su Iglesia, aniquilar al Papa y neutralizar sus iniciativas; confundir a los fieles y llevarlos al desistimiento de la vida de fe y de brindarle el culto debido sólo a Dios, aniquilar la Celebración de la Santa Misa como Celebración Eucarística para dejarla en mero aspecto celebrativo con máscara de reunión fraterna.
En consecuencia estamos frente a la Iglesia de Satanás y Lucifer, y aún de Belcebú (pues hay logias de artistas, y a Belcebú se consagran éstos) y frente a las fuerzas espirituales del mal; ante esta realidad es imprescindible la realización de toda una labor pastoral de la Iglesia para combatir los grandes y gravísimos males y daños que está causando en todos los campos de la vida del hombre: en la economía, la política, la cultura, la ciencia, la tecnología, en el pensamiento filosófico y aún teológico, en la vida familiar y en la vida particular de cada ser humano, es decir, que van buscando imponer el reino del mal opuesto al Reino de Dios, cuya tarea corresponde a la Iglesia de Cristo. El estudio del Informe 95 del Plan Masónico, así como el cuadro de las intenciones de los ritos de la masonería muestran estrategias y avances contra la misión de la Iglesia Católica, y las verdaderas prácticas y doctrina de la masonería.
La cúpula del la masonería está constituida por un grupo judío anticristiano denominados Shriners. Para disfrazar su actuación realizan algunas obras de supuesta filantropía, pero en realidad es la máscara que oculta sus verdaderas intenciones como se ve en los ritos masónicos. Usan gorros, bandas y mandiles al estilo de los musulmanes.
La cúpula del la masonería está constituida por un grupo judío anticristiano denominados Shriners. Para disfrazar su actuación realizan algunas obras de supuesta filantropía, pero en realidad es la máscara que oculta sus verdaderas intenciones como se ve en los ritos masónicos. Usan gorros, bandas y mandiles al estilo de los musulmanes.
LOS ILLUMINATI
Estos tienen una tradición “Luciferina”, ya que la leyenda masónica de Hiram Abif, es un rito mortuorio en la cámara oscura de maestros del tercer grado (maestro masón), fúnebremente decorada, en negro, calaveras, ataúd, esqueleto, velas negras, espadas flamígeras, mandiles volteados donde están las calaveras, etc., está asociada a la masonería especulativa (entre 1720 y 1723) es típicamente luciferina.
Hiram Abif
Así, la masonería asocia de forma mítica sus orígenes a una leyenda situada durante la construcción del templo de Salomón por Hiram Abif, quien era fundidor de Tiro e hijo de una viuda de la tribu de Neftalí, que había dividido a sus obreros en “aprendices”, “compañeros” y “maestros”.
Estos, por grado, tenían un santo y seña, saludos con las manos y palabras de pase que guardaban secretamente. El rito consiste en reconstituir el asesinato de Hiram por unos compañeros que intentaban conocer la palabra secreta de su grado. Los instrumentos con que lo asesinaron fueron el compás, la escuadra y un mazo, símbolos que presiden las logias en la actualidad y que portan como adornos en sus ropas los masones. La escuadra y el compás contienen muchas veces la letra “G” en medio representando al Gran Arquitecto del Universo que en realidad es Lucifer o Baphomet.
La Orden de los Illuminati es una organización para-masónica, pero "es cabeza del pulpo" que mueve como sus tentáculos otros grupos y organizaciones oscuras a la secta masónica.
ENCÍCLICAS QUE CONDENAN A LA MASONERÍA
Son diversas las Bulas de los Papas que condenan a la secta masónica cuyas prácticas, ritos, fines y objetivos no se han atemperado en su gravedad y en sus perversiones en ser atentatorias contra la doctrina cristiana, contra la Iglesia Católica, Apostólica y Romana y contra el mismo Papa; por el contrario, las persecuciones, sus ritos satánicos y luciféricos, su ocultamiento, sus crímenes y sus pretendidos “sacramentos” atentan contra la vida de Gracia y el Plan de Salvación y la Redención.
Después del análisis de los documentos anteriormente presentados, de las intenciones por grados en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, que es el más extendido, poderoso y practicado, confirman las perversidades y los engaños que urden para confundir a la humanidad y llevarla a su perdición.
La "segunda concentración" que han de realizar, se refiere a la destrucción de la Ciudad Santa, del Vaticano, y a establecer el poderío del Anticristo “Maitreya”, por eso sus ritos, desde el grado de aprendiz, compañero y maestro en los grados simbólicos, atacan los Sacramentos de la Santa Iglesia Católica, atacan la figura del sacerdocio ministerial, e instituyen sus propios "sacramentos con los lovetones" (hijos de lobo) que son los hijos de los masones; realizan sus propias bodas. Pero en los grados filosóficos (del 4º Al 33º Grados) se practican cosas todavía más graves como se ha podido apreciar.
La pretensión que no se cree que sea nada ingenua, sino más bien muy tendenciosa y arteramente manipulada de que al quitar el canon 2335 del Código de Derecho Canónigo de 1917 desapareciese la excomunión de quienes se afiliaren o fuesen miembros de la masonería, pero existen, por la Gracia de Dios otros cánones que son aplicables del Código de Derecho Canónigo vigente promulgado en 1983 (véase su apartado y el comentario del Código de Derecho Canónigo vigente).
A continuación se enlistan las condenaciones de la Iglesia a la Secta Masónica. El Excmo. Sr. Cardenal José María Caro R. presenta también un resumen de su contenido en su obra "El Misterio de la Masonería", Colección "Hoy" No.49, Edit. Difusión, Buenos Aires. Como Arzobispo de Santiago de Chile correspondió por los numerosos casos que atendió, conocer sobre las acciones perversas y maléficas de la secta.
CONDENAS PONTIFICIAS DE LA IGLESIA CATÓLICA A LA MASONERÍA
1) Constitución "In Eminenti", de Clemente XII (1738).
2) Constitución "Pro vidas", de Benedicto XIV (1751).
3) Letras Apostólicas "Ecclesiam a Jesu Christo", de Pío VII (Sep.13, 1821).
4) Constitución "Quo Graviora", de León XII (13 de marzo de 1825).
5) Encíclica "Traditi", de Pío VIII.
6) Encíclica "Mirari vos", de Gregorio XVI.
7) Encíclica "Qui pluribus" y otras alocuciones, etc., de Pío IX. (Proscribió y condenó a la secta masónica más de veinte veces).
8) Encíclica "Humanum Genus", de León XIII (20 de abril de 1884). Conocido como el documento más interesante y completo que la Iglesia haya publicado contra la masonería. Define claramente que esta secta trabaja para establecer y fortalecer el reinado de Satanás, mientras que la Iglesia Católica trabaja y se esfuerza por establecer y edificar el Reino de Dios, la masonería se vale de la desobediencia y la guerra a Dios, a Jesucristo y a su Iglesia:
LOS FRANCMASONES
En efecto, de las pruebas segurísimas que acabamos de recordar aparece cuál es el supremo fin de sus planes: destruir desde sus cimientos todo el orden religioso y social tal como lo creó el cristianismo y establecer uno nuevo según su idea, cuyos fundamentos y leyes serán extraídos del naturalismo.
Todo lo que acabamos de decir o que nos proponemos decir debe ser entendido de la secta masónica en su conjunto, en cuanto contiene la gran familia de las sociedades afines y vinculadas, pero no de sus adeptos tomados individualmente. En el número de los cuales es posible que haya no pocos que, aunque culpables de haberse afiliado a tales sociedades, sin embargo, no participan personalmente en esas actividades nefastas e ignoran el objetivo final que ellas se proponen.
Asimismo, puede darse que, entre las mismas sociedades quizá no todas extraen ciertas conclusiones extremas que, como necesarios corolarios de los principios comunes, deberían lógicamente aceptar si la liviandad misma no asustase a causa de su carácter horrible…
Nadie piense que le es lícito por causa alguna dar su nombre a la secta masónica, si tiene profesión de católico y la salvación de su alma en la estima que debe tenerla.
Instrucción del Santo Oficio “Ad gravissima avertenda”, 10 de mayo de 1884.
Esta instrucción sobre la masonería fue dirigida a todos los obispos del mundo.
Sobre la masonería
(3) Para que no haya lugar a error a la hora de determinar las adecuadas de estas sectas perniciosas son objeto de censura y las adecuadas de simple prohibición, es absolutamente cierto que la masonería y las otras sectas nombradas en el cap. 4 de la Constitución Pontificia Apostolicæ Sedis, están sujetos a la excomunión latæ sententiæ, así como los que amenazan a la Iglesia o a los poderes legítimos, ya sea que actúen abierta o secretamente, y que exijan o no a sus miembros un juramento de secreto.
(4) Además de éstas, hay otras sectas prohibidas que deben ser evitadas bajo pena de pecado grave, entre las que se encuentran las que exigen a sus miembros un secreto que no debe ser revelado a nadie, y que exigen una obediencia sin reservas a los líderes ocultistas. También debemos tener cuidado de que hay algunas sociedades que, aunque no podemos definir con certeza si están o no relacionadas con las que hemos mencionado, son sin embargo sospechosas y llenas de peligro, tanto por las doctrinas que profesan como por su modo de actuar y por los líderes en torno a los cuales se agrupan y que los comandan.
CONSIDERACIONES DE DERECHO CANÓNICO SOBRE LA MASONERÍA
El anterior Código de Derecho Canónico de 1917 establecía en el Canon 2335 de manera explícita la excomunión "latæ sententiæ" a los inscritos en la masonería.
A partir del Concilio Vaticano II se pretendió diferenciar entre una masonería regular (religiosa y apolítica) y una "masonería irregular" (irreligiosa y política).
Dada la situación promovida en el Concilio, bajo diversas luces tendenciosa, fue necesario que la CDF (Congregación del Dicasterio de la Fe) publicara tres documentos en 1974, 1975 y 1981 explicando que el canon antes referido se le aplicaría a la secta masónica en tanto en cuanto la misma masonería o algunas de sus ramas o ritos realmente maquinasen contra la Iglesia.
En el nuevo Código de Derecho Canónico de 1983, el canon 1374 precisa: "Quien se inscribe en una asociación que maquina contra la Iglesia, debe ser castigado con una pena justa; quien promueve o dirige esa asociación, ha de ser castigado con entredicho".
Es muy importante señalar que en relación con las sectas masónicas, la CDF publicó el 26 de noviembre de 1983 una declaración en la que se especifica que no ha cambiado el juicio negativo de la Iglesia sobre la masonería y que sigue prohibida la afiliación de los católicos a la misma; que los fieles que pertenezcan a ella se encuentran en estado grave y no pueden acercarse a la Eucaristía; y que las autoridades eclesiásticas locales no pueden derogar lo anterior (CDF, “Declaratio de associationibus massonicis”, 26 de noviembre de 1983: AAS 76 (1984) 300).
Además del canon 1374 vigente y de la nota aclaratoria que se hizo en torno al canon 2335 señalada en el tercer párrafo de este apartado, el canon 1364 establece excomunión "latæ sententiæ" para el apóstata de la fe, el hereje y el cismático, y la masonería lleva a la apostasía y a la herejía, y dentro de sus planes está el dividir y atar a la Iglesia de Cristo.
La masonería con sus ritos confunde y destruye la fe de los verdaderos creyentes, les inculca otro evangelio no predicado por Cristo, actitud condenada en el nuevo testamento contra quienes nos prediquen un evangelio distinto al de Cristo. En el grado 18 de los grados filosóficos la masonería presenta una Ultima Cena de Jesús deformada con un rito que distorsiona el sentido Eucarístico con que la celebra la Iglesia Católica. Más grave aún se presenta el sentido Sacrificial de la Santa Misa cuando los masones celebran sus misas negras, que son verdaderos ritos satánicos y luciferinos, pues implican orgías con bacanales (con la profanación de Hostias Consagradas, orgías con sacrificios humanos donde los jefes principales de las logias realizan las más denigrantes prácticas homosexuales y con las peores perversiones que se puedan realizar; el uso de Crucifijos, vestimentas y utensilios consagrados al culto divino, son empleados en estas misas negras, al igual que imágenes de la Virgen María, en fin, son gravísimas las actuaciones con invocaciones a Satanás y Lucifer para lograr sus propósitos para el dominio sobre la economía, la política, el ámbito de la educación de los pueblos, la aniquilación de la religión. El dominio de los medios de comunicación social es un fuerte instrumento para la masonería para lograr sus perversiones y difundir la pérdida de los valores morales, la conciencia de pecado, manipular a las masas, etc.). En cuanto a las profanaciones es aplicable también el canon 1376.
Las misas negras son el medio del que se valen para ejercer su poder maléfico espiritual, para potenciarlo, para dañar material, física, psicológica y espiritualmente a quienes persiguen y consideran sus enemigos. Al respecto hay diversas autoridades de la jerarquía y estudiosos del tema que explican lo anterior de manera muy seria y autorizada.
Por otra parte el ejercicio del denominado “ministerio de liberación”, al igual que lo hizo Jesucristo y sus apóstoles no es de carácter optativo, sino obligatorio. Pueden consultarse las sagradas escrituras al respecto, el mandato de Jesús se refiere a evangelizar, imponer las manos y sanar a los enfermos, y liberar a los endemoniados (Mt. 9, 1-8; Mc. 6, 7-13; Lc. 9, 1-6).
En cuanto al aspecto del derecho canónico, hay que recordar que existen penas establecidas contra los clérigos y religiosos que se afilian a la secta masónica, con todas las agravantes que ello implica.
Dado todo lo anterior, a nadie le es válido afirmar que se puede ser masón y católico al mismo tiempo pues esta es una verdadera falsedad; insistir en esta postura es ir contra la Iglesia y contra Cristo mismo, es ser un anti-Cristo.
(Sigue en la Segunda Parte: "El Triunfo de la Virgen María sobre la Masonería Parte II")
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