El Consejo Escolar de Providence -que nuclea a las escuelas al suroeste de la provincia de Ontario- lideró la iniciativa y explicó que se trató de esfuerzo por “reconciliarse con las primeras naciones” ya que los textos “tenían contenido desactualizado o inapropiado sobre la población indígena”.
Entre los libros quemados se encuentran tomos de Tintín -Tintín en América y El templo del sol-, Lucky Luke, Asterix -La gran travesía-, Pocahontas y enciclopedias sobre las poblaciones indígenas. Las cenizas de los textos fueron utilizadas como fertilizante para plantar árboles.
La portavoz del Consejo Escolar, Lyne Cossette, justificó la quema y dijo que “muchos intelectuales y ancianos aborígenes participaron y fueron consultados en varias etapas, desde la conceptualización, la evaluación de los libros y la idea de plantar árboles con las cenizas”.
En diálogo con el periódico National Post, Cossette explicó que el proyecto “Give back to the earth” (“Devolver a la tierra”) tenía la intención de representar “apertura y reconciliación”, y “reemplazar libros de contenido obsoleto con estereotipos negativos por otros con mensajes positivos e inclusivos”.
“Lamentamos no haber asegurado un plan más apropiado y que resultara ofensivo para algunos miembros de la comunidad. Lamentamos sinceramente el impacto negativo de esta iniciativa que pretende ser un gesto de reconciliación”, indicó la portavoz.
La iniciativa comenzó en 2019, pero trascendió ahora y cosechó críticas de líderes políticos canadienses, incluido Justin Trudeau.
“A nivel personal, nunca estaría de acuerdo con una quema de libros”, aseguró el primer ministro y señaló que “no corresponde decirle a los indígenas cómo deben sentirse”.
Yves-François Blanchet, líder del partido socialdemócrata Bloc Québécois, se alineó con Trudeau: “Nos exponemos a la historia, la explicamos, demostramos cómo la sociedad ha evolucionado o debe evolucionar”.
InfoCatolica
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