Por Atila Sinke Guimarães
“El Obispo de Roma” es el nombre de un documento vaticano de 146 páginas emitido el 13 de junio de 2024 bajo la responsabilidad del cardenal Kurt Koch, responsable del Secretariado original para la Unidad de los Cristianos, un órgano cuyo nombre cambió tan a menudo que ya no llevo la cuenta de los nuevos. Koch asegura que el papa Francisco dio su pleno apoyo al documento (§10).
El objetivo del documento es relatar y analizar las 30 respuestas que recibió el Vaticano a la petición que hizo Juan Pablo II en la encíclica Ut unum sint para que las demás religiones dieran su opinión sobre lo que, a su juicio, debería cambiarse en el papado para que les resultara aceptable. Relatar y analizar estas respuestas es un pretexto para presentar un plan para un nuevo papado, que siga los postulados del progresismo y los ideales del ecumenismo.
Dado que Ut unum sint se publicó en mayo de 1995, hace 29 años, tener sólo 30 respuestas en todo este tiempo es muy poco, pero Koch cree que constituye “un gran resultado”, y escribe exhaustivamente sobre el contenido de esas respuestas.
Independientemente de las sugerencias hechas por los herejes, lo que cuenta es el grado de aceptación que el Vaticano progresista les da, ya que revela su decisión de cambiar el papado. Hasta donde recuerdo, ésta es la primera vez en la fase post-Vaticano II de la Historia de la Iglesia que se nos ha presentado una propuesta oficial vaticana abarcadora para cambiar el Papado (1). Hecho que supone per se la negación de los dogmas anteriores de Infalibilidad Papal, Monarquía Papal y Primado Petrino entendido como la plena y suprema autoridad de Pedro sobre los demás Apóstoles (2).
La negación de dogmas, no lo olvidemos, es sinónimo de apostasía.
Falsa presuposición
Pero antes de entrar en el análisis de “El Obispo de Roma”, permítanme establecer una presuposición básica que espero ayude a mi lector a entender lo que se está proponiendo.
Antes del Concilio, la Iglesia Católica buscaba volver a la Fe a los herejes persuadiéndolos de sus errores y explicándoles la maravilla de la Verdad Católica, que es la propia imagen y semejanza de la Palabra de Dios.
El responsable de este documento es el cardenal Kurt Koch, responsable del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
Durante el Vaticano II y después de él, el ecumenismo de la iglesia conciliar ya no da un lugar primordial a la Fe Católica. Alegando caridad, pone la fe en la sombra y busca la unidad con todos los herejes agitando la bandera de la unidad final de todas las religiones. Con este fin, trata de convencer a los católicos de que renuncien a esos Dogmas de la Fe en aras de esa unidad soñada.
Ahora bien, esta presuposición es falsa porque la Fe precede a la caridad: nadie puede amar lo que no comprende. Por lo tanto, toda la iniciativa ecuménica conciliar de dejar de lado la fe para atraer a los herejes en realidad induce a todos los católicos a apostatar. Es la mayor apostasía de la historia. Supongo que es esa Gran Revuelta o Gran Apostasía predicha por San Pablo. (2 Tes 2:3)
Ningún hereje está abierto a la verdad
Entrando en el análisis del documento, no encontré en ninguna parte de los textos citados –y creo que Koch citó cada cosa significativa escrita en las respuestas, a veces más de una vez– una apertura por parte de los herejes a aceptar cualquier dogma católico sobre el Papado. Por el contrario, sus textos están llenos de espinas contra esos dogmas indispensables.
Su posición es: “Si quieres cambiar la doctrina católica para complacernos, aquí hay algunos puntos que sugerimos, pero no nos pidas que cambiemos nada en nuestra doctrina herética”.
En resumen, es precisamente lo contrario de lo que se debe hacer: es un ecumenismo no para llevar a los herejes a la Fe Católica, sino para llevar a los católicos a la herejía.
El método
A diferencia de los documentos habitualmente desordenados de Francisco, el documento de Koch está bien ordenado y claro en su exposición.
Para evitar proponer cosas audaces él mismo, Koch divide las sugerencias de los herejes en partes y las presenta de una manera conveniente para que él pueda llegar a las conclusiones que quiere.
Para empezar, nos presenta las exigencias de reforma del Papado directamente de la pluma de los herejes, limitándose a ofrecer algunas explicaciones. Luego, comienza a compartir un poco más de sus propias ideas; al final, está explicando libremente y con fluidez en sus propias palabras lo que se debe hacer para lograr la deseada “Iglesia Reunificada”, con el pretexto de complacer a los herejes.
El contenido
Seleccionando de este documento los principios y propuestas, los enumeraré en orden de importancia. El resumen a continuación mostrará a mi lector lo que está listo para ser puesto en práctica para lograr la destrucción del Papado católico bimilenial. “El Obispo de Roma” tiene una Propuesta como apéndice con sugerencias prácticas para implementar en el Papado en el siglo XXI.
Principios
● El Papa no puede tener pleno poder o dominio sobre la Iglesia (§41); ni puede tener plena autoridad en la Iglesia (§§140-143, 175)
● El Papado no es de iure divino ni establecido por Nuestro Señor, sino que es de iure humano, un producto del hombre en la Historia (§166);
● Los dogmas definidos por el Vaticano I – la infalibilidad papal y el primado petrino – deben ser releídos y reformulados en función de su contexto histórico/cultural (§§57-65, 146, 147, 178) y a la luz del Vaticano II (§66, 167, Propuesta §14);
● La autoridad papal debe entenderse como renuncia a sí mismo o kenosis (§42); el papel de Pedro en el fortalecimiento de los hermanos es un liderazgo de servicio basado en la conciencia de su propia debilidad y pecaminosidad (Propuesta §28);
● Reconocer una determinada autoridad papal no implica aceptar la jurisdicción o el gobierno papal (§98);
● “El Obispo de Roma” tiene autoridad sólo en un contexto sinodal/colegial: es decir, como miembro y cabeza del Colegio de Obispos y servidor de la comunión universal (§112).
Propuestas
● El Primado Papal debe ser un ministerio de unidad entre todas las religiones “cristianas” y un servicio de amor (§3);
● El Primado Papal debe ser delegado al Papa por el Colegio de Obispos, incluidos los obispos o líderes de otras religiones “cristianas” (§19);
● El primado del Obispo de Roma debe entenderse como el primado de la Iglesia, es decir, debe haber una interdependencia entre primado y sinodalidad en cada nivel de la Iglesia (Propuesta §2);
● El gobierno de la Iglesia, así como la formulación de su enseñanza infalible, también debe ser colegial (Propuesta § 20);
● El Sínodo de los Obispos debería ser un órgano deliberativo (Propuesta §21); debería haber una estructura de gobierno sinodal permanente en el gobierno de toda la Iglesia (Propuesta §22).
● Cada Obispo y todo el Colegio de Obispos deben tener responsabilidad por toda la Iglesia Católica Romana (§114);
● Los obispos deben ser vicarios de Cristo y no vicarios del Papa (§1);
● Las asambleas de obispos deberían tener competencia para nombrar obispos, cambiar la liturgia y la catequesis, organizar las iglesias, etc. (§132), incluyendo la autoridad para cambiar la doctrina (§135, Propuesta §19);
● Lo que se puede decidir y hacer en unidades más pequeñas de la vida eclesial no debe dejarse en manos de los líderes de la Iglesia. Las decisiones deben tomarse y las actividades deben llevarse a cabo con una participación lo más amplia posible del pueblo de Dios (§§138, 180);
● La relación actual de las Iglesias católicas orientales con Roma – los Uniatas – no puede ser reconocida como modelo para la futura comunión con las Iglesias “cristianas” (§§130, 131).
Éste es básicamente el contenido de “El Obispo de Roma”.
Vemos que es el modelo para el liderazgo de una Panreligión que debería servir al ansiado y revolucionario Nuevo Orden Mundial. Ya no tiene nada que ver con la Santa Madre Iglesia, en cuya defensa estamos comprometidos a luchar hasta el último aliento de nuestra vida.
Notas:
1) La encíclica Ut unum sint sólo esbozó algunas líneas generales sobre la primacía frente a la colegialidad dentro de la Iglesia y sobre la primacía como servicio hacia las religiones falsas. Dejó la puerta abierta para que los herejes expresaran sus ideas y, eventualmente, incorporaran esas sugerencias.
2) En Animus Delendi I, volumen IV de mi Colección sobre el Concilio, hay una exposición exhaustiva del plan progresista para autodestruir el carácter monárquico de la Iglesia (cap. IV) y su carácter magisterial (cap. V). Ambos capítulos transcriben una gran cantidad de textos de prelados y teólogos que atacan los tres dogmas papales mencionados anteriormente.
Tradition in Action
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