Por Francesca de Villasmundo
Porque es cierto que para los aprendices de brujo de la sociedad utópica futura, la inversión de valores, la inversión de lo que fue bueno durante 20 siglos y ahora pretenden mostrar como algo malo, es fundamental. Las paradojas y contradicciones más evidentes son registradas en el cielo arco iris de la ideología que venden.
Para corroborar esta inversión total que toca los dominios más variados de la vida humana, nos llega una historia desde los Estados Unidos, esa América pionera de la aldea global.
Para corroborar esta inversión total que toca los dominios más variados de la vida humana, nos llega una historia desde los Estados Unidos, esa América pionera de la aldea global.
El gobernador demócrata de California, Gavin Newsom, dijo en una conferencia de prensa que quiere poner fin a la eutanasia en los refugios de animales. Podemos compararlo con la autorización en su estado para la eutanasia de los seres humanos: el suicidio asistido ha sido legal allí durante años. California debe convertirse en un estado de "No matar" a favor de los animales ... ¡Un "No matar" que no incluye a los bebés no nacidos y a las personas enfermas!
Irónicamente, mientras el gobernador está trabajando para salvar a los animales de la muerte, California no sólo ha legalizado el suicidio asistido, sino que también ha aceptado alentar el suicidio de los enfermos terminales.
El cuidado por la vida de estos animalistas no corresponde de ninguna manera con el respeto por la vida y la naturaleza: es toda una paradoja de esta posmodernidad donde todo es una cuestión de “elección”, ya sea cultural, sentimental e individual, para construir a pesar de la realidad y la estructura moral de la vida humana, su propia “forma de vida” y así, en este caso, elegir en una contradicción aparente pero lógica en “su sistema”: la vida de los animales y la muerte de los hombres.
Irónicamente, mientras el gobernador está trabajando para salvar a los animales de la muerte, California no sólo ha legalizado el suicidio asistido, sino que también ha aceptado alentar el suicidio de los enfermos terminales.
El cuidado por la vida de estos animalistas no corresponde de ninguna manera con el respeto por la vida y la naturaleza: es toda una paradoja de esta posmodernidad donde todo es una cuestión de “elección”, ya sea cultural, sentimental e individual, para construir a pesar de la realidad y la estructura moral de la vida humana, su propia “forma de vida” y así, en este caso, elegir en una contradicción aparente pero lógica en “su sistema”: la vida de los animales y la muerte de los hombres.
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