miércoles, 19 de febrero de 2020

ESPIRITISMO: ¿POR QUÉ Y CÓMO SE EVOCA A LOS MUERTOS?

La evocación de los muertos, eje del espiritismo, es muy practicada hoy en día por muchas personas en busca de fuertes emociones: apariciones, voces “de espíritus desencarnados” evocados por médiums en trance… 

Por  Marcello Stanzione

Las sesiones espiritistas (desde sesiones serias hasta sesiones hechas por estudiantes para divertirse) son muy difundidas; ciertamente el espiritismo tiene un gran seguimiento. Se publican muchas obras sobre revelaciones que supuestamente provienen del más allá grabadas en CD.

Sobre todo son muy difundidas las obras de Allan Kardec (1804-1869) que fue el teórico del espiritismo. En particular El Libro de los espíritus es la obra que contiene la enseñanza que habrían dado los mismos espíritus para revelar a los hombres el principio de la doctrina espiritista y de la vida después de la muerte, así como una mesa para comunicarse con ellos.


Evocar a los muertos para pedirles consejos, información, profecías, o para aplacar su ira, es una usanza vieja como el mundo. En la Biblia, por ejemplo, vemos al rey Saúl (1 Sam 28) intentar comunicarse con el espíritu de Samuel sirviéndose de una adivina. 

En Mesopotamia, en cambio, se intentaba entrar en contacto con los muertos en el momento en que se pensaba que volvían a visitar su vieja casa. El culto de las almas de los antepasados con ofrendas y comida para honrarlos y obtener su ayuda era practicado en China e India, y también por los griegos y romanos.

El episodio que marcó la fecha de inicio del espiritismo moderno y de los estudios sistemáticos en el campo parapsicológico sucedió en 1848

Los hechos se llevaron a cabo en Estados Unidos, en la ciudad de Hydesville en el estado de Nueva York. Los cónyuges Fox con sus hijas se alojaron en una casa que estaba deshabitada desde hacía algunos años, porque cada noche de sus paredes provendrían golpes estrepitosos e inexplicables

La familia Fox dio fuerza al extraño fenómeno: muy pronto a los golpes contra las paredes se añadieron gritos, jadeos y el ruido como de un cuerpo arrastrado hacia el sótano a lo largo de las escaleras.

Para nada asustadas, las dos hermanas pequeñas Fox, las adolescentes Kate y Margaret se habrían dirigido directamente a la entidad, invitándola a conversar con ellas a través de un preciso código de golpes, ese que todavía hoy se usa para la “mesita” de tres patas


Según las jóvenes, el espíritu golpeador respondió y dijo que era el espíritu de un vendedor ambulante que, años antes, había pedido y recibido hospitalidad en esa casa donde en ese tiempo vivía un cierto Bell, y que había sido asesinado por él con el objetivo de robarle y fue sepultado en el sótano. Luego habría indicado también el punto en donde, según él, se podría encontrar su cuerpo.

Se realizaron excavaciones de inmediato para verificar la veracidad de las afirmaciones de la entidad y, de hecho, se encontraron cabello y huesos humanos. 

La confirmación definitiva se tuvo, sin embargo, más de cincuenta años después: en 1904, en aquel mismo sótano de hecho, se desprendió un muro, que puso en evidencia una doble pared dentro de la cual se encontraron huesos y una cinta de vendedor ambulante

¿Bell había inicialmente sepultado al hombre bajo tierra, y luego para mayor seguridad colocó el cuerpo y la cinta en la doble pared expresamente construida?

El hecho causó un enorme revuelo: todos los periódicos y la política se ocuparon de ello. A través de un contacto oculto se había llegado a descubrir un homicidio, que hasta entonces había permanecido desconocido: una confirmación importante, que parecía dar veracidad a todo el acontecimiento. 

Después de lo ocurrido en la casa de los Fox, el espiritismo se difundió muchísimo. Seis años más tarde, en los Estados Unidos ya había diez mil médiums, tres millones de seguidores y unas veinte revistas especializadas.

Sin embargo, el año 1888 Margaret se arrepintió, volvió a la Iglesia católica y rechazó todo lo relacionado con el espiritismo

Confesó, junto a su hermana, que todo había sido un engaño, que ellas mismas hacían los golpes para convencer a los demás de que se comunicaban con espíritus.


El término “médium” deriva del latín e indica el medio a través del cual, en base a la hipótesis espiritista, la entidad de los difuntos puede comunicarse con los vivos. 

Si médium es aquel o aquella a través del cual suceden los fenómenos, la mediumnidad es la facultad que lo hace ser así. El médium opera generalmente en trance, o, por lo menos, en un estado alterado de consciencia. 

El trance es esencialmente análogo al sonambulismo y al sueño hipnótico, y generalmente es autoinducido por el médium a través de técnicas de concentración.

El médium en trance no se da cuenta de lo que sucede a su alrededor y, a través de él, cuando se encuentra en este estado, los espíritus de los difuntos, siempre según la hipótesis espiritista, se sirven de su cuerpo para comunicarse con los vivos. 

El trance puede ser “grande”, con pérdida total de la consciencia, o “pequeño”, con un estado de consciencia alterada: las manifestaciones son, sin embargo, esencialmente las mismas en ambos casos. 

Aunque la mediumnidad se ha estudiado durante más de un siglo, aún ignoramos lo que es, al igual que ignoramos lo que realmente es el trance.

El espiritismo se extendió como una nueva religión en antítesis con el cristianismo. En 1857 se llevó a cabo una publicación del tratado de base del espiritismo por parte de Lèon-Hippoyte Rivail, un lionés de 53 años, con el pseudónimo de Allan Kardec, que habría sido su verdadero nombre –él afirmaba– en una vida anterior entre los druidas.

El título preciso del tratado es este: “El libro de la doctrina espiritista sobre la inmortalidad del alma, la naturaleza de los espíritus y su relación con los hombres, las leyes morales, la vida presente, la vida futura, y el futuro de la humanidad, según la enseñanza ofrecida por los espíritus superiores con la ayuda de diversos médiums, recogidos y ordenados por Allan Kardec”.


¿Qué es el espiritismo


“Es –afirma Allan Kardec– la doctrina fundada en la existencia, las manifestaciones y la enseñanza de los espíritus”. Según esta doctrina, un espíritu es el principio espiritual imperecedero del hombre, su alma, sin embargo, está como encerrada en el cuerpo por medio de un cuerpo astral o “periespíritu”

El periespíritu es un cuerpo fino formado por un conjunto de vibraciones: un fluido vital que manifiesta la gran energía cósmica.

El periespíritu, al ser una especie de copia de nuestro cuerpo físico, lleva todas sus huellas, como por ejemplo los achaques o el bienestar. 

Para los espiritistas, por lo tanto, el periespíritu sería el mejor intermediario entre el mundo material (el cuerpo físico) y el mundo espiritual (el alma). 

En el momento de la muerte el cuerpo físico se corrompe y desaparece. El alma se libera y sigue su propia existencia personal, envuelta por el cuerpo etéreo o periespiritual.

Para la doctrina espiritista un espíritu es un ser humano liberado de su cuerpo físico que, sin embargo, conserva todos los lazos y afectos de su vida pasada, más aún, según esa doctrina, un espíritu desea entrar en comunicación con nosotros que estamos en esta tierra para hacernos bien. 

La reencarnación es, por consiguiente, un concepto fundamental para el Espiritismo (opuesto completamente al catolicismo) para el cual cada alma está creada individualmente por Dios para un destino único y eterno que no se reencarna en otros cuerpos después de la muerte.

Para el espiritismo todos los espíritus han sido creados iguales, a través de las pruebas que Dios les impone, adquieren progresivamente varios conocimientos. Los ángeles representan el punto final de esta evolución

El hombre, por lo tanto, no es más que un ángel en formación. 


Según Allan Kardec, en la muerte del alma se vuelve un espíritu errante, luego entra en el mundo de los espíritus, donde encuentra a aquellos que ha conocido en esta tierra, y finalmente va a habitar las diferentes esferas del universo.

En cada una de estas etapas es siempre posible evocar a los espíritus, se trate de Napoleón o del Padre Pío o un hermano. No obstante –advierte Kardec– es necesario prestar atención al hecho que a veces los espíritus inferiores toman el lugar de los que invocamos, por eso, podemos ser fácilmente engañados

Según la doctrina espiritista, para comunicar con los espíritus es necesario un médium que haga de intermediario.

Hay varias técnicas que los espiritistas usan para tratar de comunicarse con los espíritus. La tipología es el lenguaje de la comunicación con el espíritu que golpea (raps). 


Está la tabla de la ouija: un cuadrado con letras del alfabeto sobre el cual se coloca una aguja móvil que se cree que graba el mensaje del espíritu cuestionado. 

Es aún más difundido el vaso parlante, en donde en lugar de la aguja se usa un vaso volteado sobre una superficie lisa y los participantes ponen su índice en el vaso, el cual se mueve hacia las letras del alfabeto en respuesta a las preguntas realizadas.

Luego está la mesa giratoria, con la que se identifica un “sí” con un golpe, y un “no” con dos golpes. A veces la mesa se mueve o se mece. 


Finalmente, a menudo se usa la escritura automática, donde, en lugar de la mesa o el vaso, es la mano del médium quien escribe el mensaje de los espíritus con un lápiz.

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