Por Carlos Esteban
En referencia evidente al gesto del líder italiano de la Liga, Matteo Salvini, furiosamente atacado desde las filas clericales, Müller aseguró que “un político que enarbola simbólicamente el Rosario es más de fiar que uno que literalmente derriba la cruz de Cristo”. Y, a partir de ahí, se ha metido en todos los charcos que le ha permitido la actualidad.
Por ejemplo, la extraña y muchas veces comentada amistad íntima del papa con el ateo comunista fundador de La Repubblica, Eugenio Scalfari, que tantos quebraderos de cabeza ha dado a la Sala Stampa.
“El viejo enemigo de la Iglesia Eugenio Scalfari se jacta de su nueva amistad con el papa Francisco. Unido a la idea común de una Única Religión-Mundial hecha por el hombre (sin Trinidad y Encarnación) le ofrece su colaboración. La idea de un frente popular de creyentes y no creyentes es lanzada contra los enemigos y oponentes identificados por él entre los cardenales y obispos, así como los católicos “conservadores de derecha”. En él encuentra personas afines del grupo de la “Guardia Bergogliana”, que se presentan de esta manera. Esta red de populistas de izquierdas, impulsados por una pura voluntad de poder, pervierte ideológicamente la ‘potestas plena’ del Papa a una ‘potestas illimitata et absoluta”.
Y sigue: “A pesar de todos estos halagos, los fieles católicos son de la opinión fundada de que en lugar del ateo Scalfari, que no cree en Dios ni puede entender el “misterio de la santa Iglesia” (Lumen Gentium 5), Benedicto sería un consejero infinitamente más competente del vicario de Cristo, el sucesor de Pedro y pastor de la Iglesia universal. Esto se refiere tanto a sus cualidades teológicas y a su comprensión espiritual del misterio del amor de Dios, como a la experiencia de la responsabilidad de un Papa por la Iglesia universal, sola ante Dios, que Benedicto es la única persona en este mundo que (puede) compartir con el papa Francisco”.
InfoVaticana
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