martes, 10 de septiembre de 2024

CUANDO L'OSSERVATORE ROMANO ELOGIÓ UN ROCKERO AGNÓSTICO Y PROMOTOR DEL AMOR LIBRE

La música de Van Morrison es un descenso hacia una especie de infierno promiscuo y agnóstico y, que el órgano de prensa oficial del Vaticano lo haya promovido, es crear un escándalo grave para los fieles.

Por Salwa Bachar


El 21 de enero de 2019, L'Osservatore Romano, el órgano de prensa y diario del Vaticano, publicó un artículo (que ahora fue eliminado y que se encontraba aquí, pero que se puede encontrar archivado aquí) en el cual se elogiaba la música de Van Morrison. El artículo alababa su música, calificando sus letras, que parecen mantras, como “poesía” y su música como “meditativa”, que alcanza la “cima de la expresividad” y “ayuda al oyente a subirse a un puente fugaz hacia el infinito”.

¿Pero quién es Van Morrison? Para aquellos que no lo saben, Van Morrison es un cantante de Irlanda del Norte que saltó a la fama en los años 60 con la banda “Them”. Se separó del grupo y lanzó lo que se considera su canción emblemática, “Brown-Eyed Girl” (el esperpento “musical” subtitulado en español se puede ver aquí).

Van Morrison, conocido por sus sensuales letras de amor libre

Aunque Van Morrison se ha pasado desde entonces al jazz y al R&B, la melodía pop-rock se ha convertido en una de las que definen los años 60, volviéndose tan popular que el periodista de música rock estadounidense Paul Williams incluyó la canción en su libro “Rock 'n Roll: The 100 Best Singles”.

Según el Belfast Telegraph, “Brown-Eyed Girl” se consideró demasiado atrevida incluso para su época, y muchas estaciones de radio se negaron a tocarla a pesar de su popularidad. ¿Qué es exactamente lo que hace que esta canción sea tan sugerente? En “Brown-Eyed Girl”, Van Morrison describe su amor por su “chica de ojos marrones” con la que tiene recuerdos entrañables: “a veces me abruma el pensar en las veces que hacíamos el amor en el verde césped”.

Además de las obvias tendencias revolucionarias de la canción (las guitarras eléctricas, la pandereta y las palmas típicas de los '60, el bajo atronador, los gritos ásperos, las sílabas sin sentido cantadas por los coristas... se trata de una presentación explícita de la inmoral cultura del “amor libre” de los '60, con toda la promiscuidad y las drogas que normalmente la acompañan. Sólo con escuchar la canción, uno tiene la impresión de que Van Morrison debía de estar en un viaje de drogas mientras la grababa, ya que suena completamente fuera de los sentidos de un hombre normal.


L'Osservatore Romano dice que: 'Da expresión musical a la religiosidad'

L'Osservatore Romano también se deshace en elogios sobre su álbum “Astral Weeks”, diciendo que es lo que hizo que Van Morrison fuera “verdaderamente único”. Si hacemos una investigación preliminar, descubrimos que el Salón de la Fama del Rock and Roll llamó a este álbum de 1968 “folk jazz estilo trance”.

Después de escucharlo, queda claro que este álbum es una progresión acústica desde la Revolución Cultural de los años '60 hasta el amor libre y la inmoralidad de los años '70. Además, algunos críticos han señalado que este álbum, como el resto de la música de Van Morrison, parece “equiparar el amor terrenal [el sexo] con el cielo”. Como dice sugestivamente su canción principal “Astral Weeks”, “acostarse” es “nacer de nuevo”.

El motivo del artículo de L'Osservatore Romano fue precisamente una celebración de “The Prophet Speaks”, su último álbum de soul/jazz/R&B que, de principio a fin, sólo puede describirse como música sexual de los años '60 (no es una gran sorpresa, considerando toda su música anterior). El periódico de la Iglesia, sin embargo, ve esta música como una expresión de “religiosidad”:

“[Van Morrison usa el soul y el blues] para dirigirse a Dios en la música, para expresar gratitud, para implorar la liberación de la esclavitud o simplemente para rezar. Este es el objetivo de Van Morrison: dar expresión musical a su religiosidad. Una religiosidad nunca tranquila o dormida, sino dinámica, a veces problemática y en constante búsqueda. Porque, como dice el texto de “Whenever God Shines His Light on Me”, hay momentos de “profunda confusión y gran desesperación”, pero con la certeza de que, cuando lo buscamos, Dios siempre se hace encontrar ”.

¿Cuál es esa “religiosidad” de la que habla L’Osservatore Romano

Van Morrison ha estado afiliado a la secta anglicana, con el tiempo “anheló la reconciliación entre protestantes y católicos”, entró y salió de la Cienciología y, no hace mucho, declaró que “no tocaría [la religión] ni con un palo de tres metros” (en inglés aquí).

Una música que liberó a la juventud de los años '60 de las “inhibiciones sexuales”

En 2017, asistió a un servicio religioso (en inglés aquí) y tocó para la secta llamada Agape International Spiritual Center (IG aquí) en Los Ángeles. Como si sus inclinaciones “espirituales, no religiosas” no pudieran ser más obvias, en una entrevista de 2015 (en inglés aquí) dejó en claro que rechaza la religión, prefiriendo “la espiritualidad”
“La espiritualidad es una cosa, la religión... puede significar cualquier cosa, desde sopa hasta nueces, ¿sabes? Pero generalmente significa una organización, así que realmente no me gusta usar esa palabra, porque eso es lo que realmente significa. Realmente significa esta iglesia o aquella iglesia... pero la espiritualidad es diferente, porque eso es el individuo”. 
¿Por qué L'Osservatore Romano elogia a Van Morrison? 

Considerando la promoción implícita y explícita del amor libre y la “espiritualidad” en la música de Van Morrison, parecería que el órgano del Vaticano está rindiendo homenaje a la filosofía de Van Morrison de que uno puede “encontrar a Dios” buscando en la inmoralidad y el agnosticismo.

Lamentablemente, no es la primera vez que L'Osservatore Romano rinde homenaje a la música revolucionaria. En 2016, el mismo periódico del Vaticano elogió a los Beatles.

Una vez más, todo esto no sorprende. Cuando se considera las masivas fiestas de pijamas al aire libre en las “jornadas Mundiales de la Juventud”, el “ecumenismo” con las religiones falsas en Asís y otros innumerables eventos, este homenaje se ajusta perfectamente al progresismo y su idea de que para ser limpio, uno debe nadar en la inmundicia.

Wojtyła y Ratzinger practicando el “ecumenismo” a los besos

Uno no puede evitar recordar el “consejo” de Francisco a los jesuitas lituanos en septiembre de 2018:
“Os aconsejo que no tengáis miedo de descender al infierno del pueblo. A veces, esto significa entrar en el terreno del diablo. Pero el sufrimiento, sea humano, social, de la conciencia… es necesario bajar al infierno, es necesario estar allí. Tocar las heridas. Y tocando las heridas de la gente, tocáis las heridas de Cristo” (énfasis añadido).
La música de Van Morrison es un descenso hacia una especie de infierno promiscuo y agnóstico y, aunque no es sorprendente considerando los 50 años de progresismo en la Iglesia, que el órgano de prensa oficial del Vaticano lo promueva es crear un escándalo grave para los fieles.

Que Nuestra Señora del Buen Suceso nos libre pronto de este progresismo y nos ayude a construir el Reino de María con música que eleve el alma hacia Dios en lugar de arrastrarla hacia la inmoralidad y el panteísmo.


Tradition in Action




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