domingo, 11 de agosto de 2024

JUDAÍSMO Y FRANCMASONERÍA (IV)

“La nota adicional de la Iglesia es la de ser siempre perseguida” - San Pío X


Nota del Editor: Algunas partes del texto contienen observaciones nuestras destacadas en color.


JUDAÍSMO Y FRANCMASONERÍA

LA FRANCMASONERÍA ¿ES DE ORIGEN JUDAICO?

Por el padre Heurckmans S.J.

Barcelona, Librería y Tipografía Católica, Año 1887


XII.

Véase otra prueba, a nuestro parecer harto descuidada hasta el presente: está tomada de la organización material de las Logias, de las denominaciones extrañas, absurdas y aparentemente vacías de sentido que se usan entre los francmasones.

Los autores que mejor han tratado de las prácticas ocultas de la Logia, han llamado a todo esto la parte ridícula de la Francmasonería. Sea; pero si se admite que los judíos son los fundadores de esta asociación, todo se explica y cada uno de los objetos y de los nombres adquiere una significación real.

Tomemos desde luego el nombre mismo de Francmasonería y de francmasones. El objeto de los judíos, ¿no es acaso restablecer a Jerusalén y el Templo? Y ¿no es ésto obra de albañiles (maçons)? Y para tener esta obra buen éxito, ¿no es preciso que comiencen los judíos por ser libres, francos de toda traba?

¿No se ve ahora muy natural la explicación del mandil blanco, de la llana, del compás, de la plomada, del nivel, del mallete, etc.? Esos juguetes de muchachos para los francmasones que se dejan conducir por los judíos, son otros tantos símbolos para los judíos ilustrados. La Sagrada Escritura nos demuestra que la elección de tales símbolos es enteramente al carácter y a las costumbres del pueblo judaico.

Llaman a Dios el “Gran Arquitecto”; mas éste nombre singular, en boca de un judío de ningún modo ha de sorprendernos, pues ¿no le enseña la Biblia que Dios lleno de su sabiduría a Beseleel y Ooliab, a fin de que construyeran un tabernáculo digno de Él; que éste mismo Dios eligió a Salomón para edificar el Templo de Jerusalén y le concedió al efecto un don inmenso de sabiduría?

La Logia es el Taller; los miembros son aprendices, Compañeros y Maestros; las reuniones se denominan Trabajos. Estos nombres cuadran perfectamente con la idea de una obra que ha de hacerse de albañilería (maçonnerie).

Los francmasones se llaman los “Hijos de la Viuda”: algunos han visto en este nombre un lazo con el maniqueísmo, porque Manes fue criado por una viuda; pero ¿no es más bien una prueba del origen judaico de la Logia? ¿No son los judíos los hijos de Sión; y a ésta no la llama la Sagrada Escritura una viuda durante el cautiverio de Babilonia? “La señora de las naciones ha quedado como viuda” (Thren. I). La misma figura se emplea en otras partes para una ciudad sumida en la mayor angustia o en el abandono.

El local mismo de la Logia debe ofrecer alguna semejanza con el Templo de Jerusalén. Su forma es la de un paralelógramo o cuadro prolongado. A los lados de la puerta de entrada se levantan dos columnas, llamadas Jaquin y Booz, cuyos capiteles rematan en granadas. El sitio donde se sienta el Venerable es el Oriente, pues del Oriente esperan los judíos que les vendrá su libertad. El bufete colocado delante del venerable se llama altar, en el que se depositan la Biblia y diversas insignias masónicas. Léase el Libro II de los Paralipómenos, y en él se encontrarán los mismos detalles respecto al templo de Salomón. Los nombres de Salomón y de Hiram repítense a menudo en los rituales masónicos: ahora bien; Salomón fue quien hizo construir el Templo e Hiram fue su arquitecto.

XIII.

Podríamos multiplicar los rasgos de semejanza; pero baste recordar algunas costumbres de la Logia, que no pueden ser sino de origen judaico.

El año masónico está regulado a corta diferencia por el judaico: la creación es el punto de partida de la cronología de uno y otro. El año está dividido en lunas, no en meses, y comienza en el de Marzo.

Véase un extracto del interrogatorio a que el Gran Maestre sujeta al Caballero del Oriente que desea ascender al grado de Rosacruz:

P. Noble caballero, ¿quién sois?

R. Nací de padres nobles de la raza de Judá.

P. ¿Cuál es vuestra Patria?

R. Judá.

P. ¿Que arte ejercéis?

R. La albañilería.

Y más adelante:

P. ¿De dónde venís?

R. De Judea.

P. ¿Por dónde habéis venido?

R. Por Nazaret.

P. ¿Quién os ha conducido?

R. Rafael.

P. ¿De qué raza sois?

R. De la de Judá.

Encontramos uno de los caracteres propios del judío en los diversos juramentos usados en la Logia. Los judíos profieren a menudo juramentos e imprecaciones, como nos lo muestra la Escritura en repetidos lugares; los cristianos, por el contrario, generalmente son muy escrupulosos en esta materia.

Creemos oportuno reproducir aquí algunas fórmulas de juramentos masónicos. El del Aprendiz del rito escocés contiene entre otras lo que sigue:

“Si falto a mis juramentos consiento que me abracen los labios con un hierro candente, que me corten la mano, que me arranquen la lengua, que me degüellen, que mi cadáver sea suspendido en una Logia durante el trabajo de admisión de un nuevo hermano, en castigo de mi infidelidad y para terror de los demás; que me quemen en seguida y sean aventadas las cenizas, a fin de que no quede rastro alguno de mí traición”.

Véase un extracto del juramento del Elegido: “Que la muerte más horrorosa sea la expiación de mi perjurio. Después de que mis ojos hayan sido privados de la luz por el hierro enrojecido, que mi cuerpo sea presa del buitre y mi memoria execrada por todos los hijos de la Viuda en el mundo entero”.

Otro juramento dice: “Consiento que me abra el cuerpo y corte la cabeza, para que sea presentada al Venerable que me ha recibido”.

Citemos además el siguiente: “Consiento desde ahora en que se me crucifique, desnudo y coronado de espinas. Que en mi vida me abran el vientre; que mi corazón y mis entrañas sean arrancados y quemados; que mis miembros sean cortados y dispersos, y mí cuerpo privado de sepultura”.

Recordemos, por último, el gran número de palabras hebreas que diestro y siniestro usa la Logia, y que los francmasones no entienden poco ni mucho.

¿Cómo explicar todos los hechos que acabamos de referir? Si se persiste en sostener que la Francmasonería ha sido organizada por cristianos, todo en esta organización es locura y absurdo, y es difícil concebir que pueda acumularse mayor insensatez. Sí, por el contrario, se admite que los judíos son los padres de la Logia, todo se explica, y casi cada palabra, cada figura se reviste de su significación propia. ¿Cuál, pues, de éstas dos explicaciones es más razonable y verosímil?

XIV.

Los grandes acontecimientos de la historia del mundo no sólo tienen su causa, sino también su objeto en los designios de la Divina Providencia. Preguntamos ahora cómo, fija la mente en el porvenir, se puede razonablemente considerar esa terrible conspiración de la Logia que encierra toda la tierra como en una inmensa red.

No pretendemos atribuirnos aquí el papel de profetas, y ni siquiera trataremos de interpretar las profecías de la Santa Escritura; pero apoyados tan sólo en el dato que suministra la Revelación, de que el Anticristo hará su aparición hacia el fin de los tiempos, queremos, en presencia de los hechos de que somos testigos, y raciocinando únicamente sobre estos hechos, esforzarnos por descubrir el papel que la Francmasonería tiene que desempeñar, según los designios providenciales.

De ello concluiremos que los planes de Dios, humanamente hablando, no pueden ser realizados sino por los judíos, y que éstos, a su vez, se servirán al efecto de la Francmasonería y de la Internacional, que le está tan estrechamente unida (*Dios se sirve de la perfidia del pueblo deicida para llevar a cabo la plenitud de su obra de Redención: la Parusía, antes de la cual tiene que presentarse la apostasía que anunció Nuestro Señor Jesucristo en Luc. 18, 8 y la gran tribulación que menciona el libro del Apocalipsis para dar paso al Reino de Cristo Rey. Los judíos pasan a ser el instrumento de Dios, aunque ellos no lo quieran, experimentarán la conversión por la predicación de los dos testigos y la visión de “Aquel a quien traspasaron” Zac. 12, 10).





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