martes, 6 de agosto de 2024

LA ATRACCIÓN DEL MAL

¿Por qué es atractivo? ¿Qué atracción ejerce el Mal sobre la persona humana, hasta el punto de casi anularlo como tal; o anularlo por toda la eternidad?

Por el padre José Luis Aberasturi


Si el Mal, como tal, “no tuviera su punto”, nadie lo buscaría; y menos con una mera intención “platónica”, de pura “contemplación” intelectual.

Porque la gente lo busca “para hacerlo”; para “obrar mal”, para “hacer el mal” en su vida práctica y real: partimos y contamos con que tenemos una Naturaleza caída y dañada por el Pecado Original; agravado todo además con los pecados personales, y con lo que nos llega también por los ajenos.

Por cierto y para que conste: el hombre es el único espécimen terreno que puede obrar de esta guisa e intención, escogiendo con total libertad y “devoción” ese modo de actuar.

Él sabrá, digo yo. Como ya es “adulto” y por demás, “emancipado” por fin del “opio del pueblo” -que ya hay que tener ganas y “tragaderas” para digerir ésto-, se dedica al mal con prisas y afición de neófito.

Y es que el Mal, como digo, “tiene su punto”, y ejerce una Atracción que, cuando uno se acostumbra de voluntad, es de muy difícil cambio y retorno.

Ya que estamos, y para decirlo en plata: sin la Gracia Santificante, de suyo, le es imposible al hombre cortar la racha. No sólo cortarla: es que, va a más indefectiblemente. Sí o sí.

Este es el ABC de la vida moral del hombre.

Por qué es atractivo? Qué atracción ejerce el Mal sobre la persona humana, hasta el punto de casi anularlo como tal; o anularlo por toda la eternidad?

Son varias las “atracciones” que el Mal ejerce sobre nosotros.

La primera. El mero “poder hacerlo”: poder “obrar el Mal” en si mismo, como opción que pone al hombre -o eso llega a creerse, en un autoengaño tan dramático como inútil-, “por encima de Dios”.

Es el clásico “seréis como dioses”. Y van, y se lo creen. Que no sé en qué lógica, salvo en la “ilógica” ‘es que puedo’; y, por lo tanto, ‘puedo más que Dios, caso de que exista…’.

Sinceramente, para ser un “ser” que ni existe y, por lo tanto, no pinta nada pues nada es -perdón Señor: ya sabes en qué sentido lo digo-, no sé en qué “lógica” han de darle tanto predicamento todos estos ateazos…

A no ser en la “lógica” de que “y si existe…?”. No hay que dejarle el más mínimo espacio en la vida de los hombres! Y, para amarrar bien el asunto, hay que intentar ridiculizarlo, “a tiempo y a destiempo”.

La segunda Atracción. La que con gran empeño regentan “los buenistas con pedigrí”, a los que denuncia ya san Pablo con aquellas Palabras demoledoras: “Os dejáis llevar por apariencias”, frente a la Verdad de Cristo y de su Iglesia.

Todos éstos se dejan llevar por una perversión directa del Orden Moral: que no es lícito decidirse por un Mal real para conseguir un bien… que puede incluso no llegar nunca. Tal cual.

Obran con el mismo Descriterio y Maldad, auténtico Desorden Moral, con que se deciden a actuar los malhechores: robo, para tener perricas; avasallo, porque me siento superior; miento, para conseguir poder o evitar un inconveniente; y así todo.

En realidad, son conquistados por el mismo lema: “seréis como dioses. Los buenistas, para enmendarle la plana: “No hace nada Dios, pues yo sí”. Los “malistas” para reafirmarse en lo suyo.

Este tema sale a la palestra en toda su cruda realidad, en una peli titulada, “Adiós, pequeña, adiós”, muy bien realizada, y perfectamente resuelta.

Los americanos son especialistas en hacer un peliculón para decir una sola frase -“el honor NO se vende”, por ejemplo; son así de prácticos, y demuestran principios que sirven para la vida, porque educan-; o para poner sobre el tapete, y resolverlo francamente bien, este disparate moral: ‘NO se puede hacer positivamente un Mal para buscar un bien futuro’; que se dará o no, pues no conocemos el futuro, ni podemos manejarlo o construirlo autónomamente: NO somos Dios.

En todo este desastre, manda el Sentimentalismo sobre la Verdad; el Buenísimo sobre el Bien; el Puedo sobre el NO debo.

Tres perversiones morales a cual peor; pero todas Malas, pues se resuelven en decidirse por el Mal, y llevarlo a cabo: “seréis como dioses, conocedores del bien y del mal”.

La tercera Atracción. Lo que se meten al bolsillo con el Mal obrado y conseguido: perricas, placer, poder, soberbia, perversión…

Es su paga. Que también cuenta, o creen que les trae cuenta. Lástima que esa paga sea a corto, y de tejas para abajo; por lo que no tiene más recorrido que el de granjearse, tan contentos ellos, la Condenación Eterna.

Podrán agarrarse al clásico -católico y castellano pata negra-, del “largo me lo fiáis”. Pero, largo o corto, llega inexorable.

Viene todo esto al paso del “espectáculo” de París: miserable, blasfemo y satánico. Espectáculo que, aparte confesión propia, a nadie se le ha escapado que buscaba todo eso a la vez. De primera intención.

Bueno, a la cúpula de la Jerarquía Católica sí, entretenida siempre, desde hace casi 60 años -con las excepciones de uso y rigor-, en ocuparse en lo que no le corresponde como tal -por ejemplo, la escalada armamentística, o la vida política en sí misma, sin más circunstancias; que, en católico, vaya si las tiene; y de gran trascendencia-, y obviar lo esencial.

Miserable: no hay sino ser un gran miserable, summa cum laude, para meterse gravemente con quien no se va a defender.

Blasfema: toda ofensa a lo católico lo es por definición.

Satánica: nada más satánico que la ofensa a la Eucaristía.

Cierto que han salido voces -las mejores, por supuesto-, de esa misma Jerarquía que SÍ han levantado la voz, y han propuesto incluso actos públicos de Desagravio: EN la Iglesia, y DESDE la Iglesia. Pero, son tan pocas, tan absurdas por tan incomprensiblemente escasas…

Hablo del primer mundo, el más trágicamente descristianizado. El que con mayor empeño debería salir a la palestra ante tamaño esperpento; cuando sabemos muy bien que sólo la Defensa a ultranza, sin fisuras, de la Fe y de la Doctrina arrastrará a las almas, muy en especial a las de los jóvenes, hombres y mujeres, hacia Cristo y su Iglesia.

Por supuesto: en este mismo mundo tampoco han faltado voces miserables, inficionadas a la vez de todo lo demás, quitando hierro al tema: total, “sólo” se han burlado del “Sacramento de nuestra Fe”.

Están tan vendidos al humo del infierno, y desde hace tanto tiempo, que desconocen a Cristo y, como consecuencia, se desconocen a sí mismos. Ahí tendrán su paga. Y no por ignorancia precisamente.

Por otro lado, y yendo al hondón del tema: sólo se está fraguando, en la antes Una, Santa, Católica y Apostólica Iglesia, la profetizada “Abominación de la Desolación” con las burlas y desprecios de Cristo EN la Eucaristía. Dentro y desde la propia Iglesia, con todos esos Jerarcas que se han pasado al Enemigo en cuerpo y alma.

Vamos, pues a rezar, a desagraviar, a consolar a Cristo, a su Madre Santísima y a las almas buenas. Todo, como primera provisión.

Para, a continuación, vamos a no ver nada de las Olimpiadas, o lo mínimo; y vamos a dejar de adquirir los productos que patrocinan estas aberraciones tan exquisitamente blasfemas.

Todo, menos chuparnos el dedo; para, encima, poner la otra mejilla como auténticos pardillos…


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