viernes, 9 de febrero de 2024

EL COMPROMISO POLÍTICO DE BERGOGLIO ES CON GEORGE SOROS, NO CON EL PERONISMO

Bergoglio no se está equivocando ni está ejerciendo un “papado heterodoxo”, sino un plan político de colonización y neutralización de la labor misionera y evangelizadora de la Iglesia

Por José Arturo Quarracino


Criticar al “pontífice” actual por peronista e ignorar su compromiso y asociación indignos con la Plutocracia globalista depredadora y genocida no solo es un error de juicio grave, sino que además lleva a la impotencia espiritual, religiosa y política para hacer que la Iglesia Católica misionera y evangelizadora, al tolerar que prelados “homoafectivos” (Tucho Fernández dixit ) sean una piara de satánicos, y no pastores de la grey confiada a ellos por Jesucristo.

En su último y excelente artículo, titulado “El proceso sinodal, la temible caja de Pandora”, el arzobispo emérito argentino Héctor Rubén Agüer sostiene que la imagen de la Iglesia que promueve el “papa” Bergoglio es “como una pirámide invertida: todos los organismos eclesiales deberían permanecer conectados con el pueblo y partir siempre desde abajoComo argentino puedo advertir en esas inclinaciones papales la matriz ideológica peronista” (explico: la referencia es al pensamiento de Juan Domingo Perón, tres veces presidente de la Argentina). 

Reitero la excelencia de lo expresado por monseñor en el texto citado, que ningún creyente preocupado por la actualidad de la Iglesia Católica puede dejar de leer, más aún, es un artículo de lectura obligatoria. 

Salvo por una salvedad, que me lleva al hecho de que por primera vez discrepo con la afirmación hecha por el prelado respecto a la “matriz ideológica” peronista que subyace en la concepción bergogliana del “pueblo”.

Esta creencia en la imagen de “Bergoglio peronista” no es exclusiva del arzobispo. Siempre que se analizan las distintas formas del proceder político de Jorge Mario Bergoglio varios articulistas han recurrido a esa imagen, totalmente distorsionada e irreal, porque en rigor a la verdad el actual obispo de Roma nunca fue peronista, ni se nutrió de sus conceptos e ideario para formular su doctrina eclesiológica, por llamarla de alguna manera. 

Esa imagen distorsionada se ha alimentado del hecho de que a comienzos de la década de los años ’70, cuando hacía poco tiempo que Jorge Mario Bergoglio había sido elegido como prepósito provincial de la Compañía de Jesús en Argentina, supo iniciar y mantener un vínculo político con una organización peronista de esa época -Guardia de Hierro-, vinculo que hizo posible que en 1975 el entonces provincial jesuita pusiera en manos de esa organización la administración y dirección de la famosa Universidad del Salvador, inicialmente fundada por la Compañía en 1958. Fue una alianza táctica circunstancial, que en pocos años se disolvió, con lo cual se cortó el vínculo de Bergoglio con los máximos dirigentes de ese grupo.

En realidad, para entender las actitudes y los comportamientos de Bergoglio en el cargo que ocupa desde 2013 hay que remitirse por un lado a su jesuitismo, y por otro lado, a su subordinación al globalismo impulsado por la dinastía Rothschild y a las estrategias políticas llevadas a cabo por George Soros, operador político de la mencionada familia banquera.

Respecto al primer punto, es propio de su jesuitismo actuar formalmente como lo han hecho los prepósitos generales de la Compañía de Jesús, el mismo san Ignacio de Loyola inclusive, ejerciendo muchas veces el mando en forma absoluta y brutal, a la manera de un jefe militar, por ejemplo, destituyendo a obispos sin ninguna causa y sin cumplir con los procedimientos administrativos canónicos. 

Otro ejemplo de jesuitismo ha sido también la metodología y dinámicas utilizadas en el sínodo sobre la sinodalidad que los jesuitas ejercitan en el dictado de los famosos Ejercicios Espirituales ignacianos. Y el recurso a las reservas mentales que han caracterizado el accionar nefasto e hipócrita de muchos jesuitas a lo largo de la historia -caso Mirko Ivan Rupnik, el más reciente de todos-, bien explicado en un reciente artículo de Augustinus Hipponensis, “Joseph Ratzinger, el jesuitismo y san Pedro: cuestiones de coherencia”.

La ultima intervención de Bergoglio defendiendo la sacrílega y blasfema Declaración Fiducia Supplicans, en la que se justifica la bendición “no litúrgica y no ritual” para parejas homosexuales, diciendo que “cuando una pareja se acerca espontáneamente a pedir una bendición, no se bendice la unión, sino simplemente a las personas que han hecho este pedido juntas, No la unión, sino las personas […]”, es un ejemplo por demás clarísimo de ese ejercicio hipócrita de las reservas mentales tan apreciadas por el jesuitismo: lo que subyace y se “piensa” con esta argumentación es que la pareja se acerca a pedir una bendición, pero en el momento de ser bendecida la unión se deshace (¿???), y luego de la bendición se vuelve a unir (¿???).

Respecto al segundo punto, el populismo peronista de Bergoglio, lamentablemente esta caracterización no es cierta, ya que ignora el hecho que la “devoción” hacia el pueblo por parte de Bergoglio ignora el hecho que este acercamiento al pueblo por parte del obispo de Roma no proviene de su acercamiento tardío al peronismo, sino de la estrategia de la Compañía de Jesús, trazada por el entonces prepósito general Pedro Arrupe y materializada en las Congregaciones Generales XXXI y XXXII de la Compañía de Jesús (1965-1966 y 1974-1975, respectivamente), de inculturar a la Compañía en la vida de los pueblos e identificarse con éstos. 

Es decir: Bergoglio no asimila ni se apropia del concepto de “pueblo” por su acercamiento al peronismo -movimiento popular argentino mayoritario en el siglo XX-, sino por su membresía en la Compañía de Jesús.

¿Por qué es importante aclarar esta confusión? Porque lo que Bergoglio ha impulsado durante “su pontificado” no ha sido el “populismo peronista”, sino la política divisiva, multifacética y progresista promovida por George Soros durante las últimas décadas en el seno de las comunidades nacionales, para difundir desde el seno de los pueblos conceptos y prácticas “nuevos”, totalmente contrarios a la gran Tradición humanista y cristiana que ha forjado el alma y el sentir de los pueblos del mundo a lo largo de la historia

Algo muy similar a lo que ha hecho Bergoglio en la sede petrina: cancelación de la Tradición litúrgica y doctrinal, culto a la Pachamama, crítica al “indietrismo”, nuevos “desarrollos pastorales doctrinales”, neutralización del bimilenario Magisterio eclesial, la supremacía de la “caridad pastoral” sobre la verdad doctrinal, etc. 

Ya en diciembre de 2020 don Jorge Mario formalizó, junto con el cardenal Peter Turkson, la alianza del Vaticano con el Concejo para el Capitalismo Inclusivo, promovido,  y presidido por la baronesa Lynn Forester de Rothschild. 

Y en el transcurso del año pasado el obispo de Roma puso el control de la enseñanza, investigación, promoción y difusión de la Doctrina Social de la Iglesia en manos de la Open Society Foundations, de la familia Soros, rechazando la evangelización de América como parte de la enseñanza de la Doctrina Católica, incorporando a la estructura del Vaticano al Comité Panamericano de Juezas y Jueces por los Derechos Sociales y la Doctrina Franciscana como Asociación Privada de Fieles de carácter internacional e instituyendo en su interior el Instituto para la investigación y promoción de los Derechos Sociales “Fray Bartolomé de las Casas”, con finalidades académicas, docentes y de formación, con varios miembros directivos vinculados a la Open Society Foundations. Con lo cual el obispo de Roma ha puesto en manos de uno de los operadores políticos de la familia Rothschild el control de la enseñanza social de la Iglesia Católica, desplazando a los auténticos católicos de este apostolado social. 

En otras palabras: más que como “pontífice”, don Jorge Mario Bergoglio ha obrado en “su papado” como operador político de George Soros, el hombre de paja de una de las familias dueñas del mundo. 

Esta es la esencia de la praxis papal bergogliana: convertir a la Iglesia de Cristo en un hibrido, ad maiorem Soros gloriae. En este sentido, el obispo de Roma no se está equivocando ni está ejerciendo un papado heterodoxo, sino un plan político de colonización y neutralización de la labor misionera y evangelizadora de la Iglesia

Criticarlo por “peronista”, que nunca lo fue ni lo es, e ignorar su labor progresista anticatólica es un error grave, que lleva a la impotencia espiritual, religiosa y política, que es lo que el gran Enemigo de Dios y la raza humana pretende.

Cuando en el siglo II a.C. el rey Antíoco Epifanes ejecutó en el Templo de Jerusalén la “abominación de la desolación”, Judas Macabeo y sus hermanos llevaron adelante la rebelión contra el sacrilegio blasfemo. Hoy, ante la “abominación de la desolación” llevada a cabo en el seno de la Iglesia de Cristo, ¿dónde está la rebelión católica?


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