sábado, 4 de junio de 2022

UNA VISITA EN EL LUGAR DE LA BILOCACIÓN DEL PADRE PÍO EN URUGUAY

Habíamos leído en algún libro el famoso milagro de la bilocación del Padre Pío de Pietrelcina, «a un sacerdote uruguayo», pero nunca nos hubiésemos imaginado dormir y pasearnos por los mismos lugares en donde el suceso ocurrió el 12 de Septiembre de 1941

Por el padre Javier Olivera Ravasi, SE


Por gracia de Dios, hemos podido visitar hace unos días el Uruguay. Allí, con gran hospitalidad, nos alojó Mons. Arturo Fajardo, obispo de Salto y actual presidente de la Conferencia Episcopal Uruguaya.

De jóvenes habíamos leído en algún libro el famoso milagro de la bilocación del Padre Pío de Pietrelcina, «a un sacerdote uruguayo», recordábamos, pero nunca nos hubiésemos imaginado dormir y pasearnos por los mismos lugares en donde el suceso ocurrió el 12 de Septiembre de 1941 y, menos que menos, rezar frente a la tumba de Mons. Damiani, quien fuera el beneficiado de la visita.

Dejamos aquí, extractos de una carta dirigida por Margarita Damiani Silveira a la revista “La Voz del P. Pío”, sobrina del sacerdote que recibió la inesperada visita del padre Pío (los resaltados son nuestros) que concuerda con lo narrado y confirmado muchas veces por los estudiosos de este santo del siglo XX que aún asombra hasta a los más incrédulos.


“Soy Margarita Damiani, tengo en la actualidad 83 años de edad y le escribo desde Montevideo, Uruguay, donde resido. Tuve la gran dicha de conocer personalmente al P. Pío y visitarlo asiduamente con mi familia. Fernando Damiani, mi tío y padrino, era sacerdote del clero. Fue cura párroco de la Pquia. de Santa Lucía. Fue siempre un sacerdote de consejo por lo cual muchas personas lo visitaban.

Más adelante Fernando llega a ser un personaje dentro de la Iglesia Uruguaya, fue Monseñor Vicario General de la Diócesis de Salto, estaba también muy vinculado al Vaticano pero nunca quiso ser obispo, aunque en varias oportunidades quisieron darle esa investidura; sus restos están en la Catedral de Salto.

En 1921 estando en Roma llegó a sus oídos las gracias que Dios realizaba por intermedio de un fraile capuchino en San Giovanni Rotondo. Él tenía una dolencia por la que había sido desahuciado por los médicos, cuando llegó al convento después de haber conocido al P. Pío éste lo bendijo y solo le dijo:

– “Ahora ve que te vean los médicos”. Estaba curado.

Después de unos años mi tío volvió al convento de San Giovanni y estando allí estuvo muy enfermo, buscaron al P. Pío y éste no aparecía por ningún lado. Cuando ya se sintió aliviado el P. Pío apareció, entonces Monseñor Damiani le dijo:

– “Ay! padre casi me muero y usted no estaba conmigo” a lo que el P. Pío contestó.

– “No, todavía no te había llegado el momento de partir, cuando esto suceda yo voy a estar contigo y vas a estar muy bien asistido”.

Estas sus palabras se cumplieron muchos años después de la siguiente forma.

En Salto, uno de los departamentos de Uruguay, en el año 1941 se realizaba un congreso vocacional. Estaban allí concentrados sacerdotes y obispos de todo el Uruguay en el Palacio Episcopal donde vivía Monseñor Damiani.

Una de esas noches Mons. Barbieri (que fue después arzobispo de Montevideo y primer Cardenal del Uruguay) escuchó unos golpes en su puerta y una voz que le dijo:

– “Monseñor vaya a asistir a Monseñor Damiani que se muere”.

Corrió hacia el dormitorio de mi tío donde vio entrar la figura de un fraile capuchino.

Monseñor Damiani se encontraba en su cama, perfectamente arreglada, estaba agonizando y en su escritorio había un papelito que decía “P. Pío San Giovanni Rotondo: espasmos continuos del corazón me amilanan” (mi tío siempre nos decía que él se comunicaba con el P. Pío por el ángel de la guarda).

Carta encontrada en la habitación de Mons. Damiani al fallecer

Le dieron la santa unción 8 sacerdotes y los 3 obispos que estaban en ese evento y falleció. El P. Pío cumplía su promesa: “Yo estaré contigo y vas a estar muy bien asistido”.

Le llamó la atención a Monseñor Barnbieri que en ese lugar no había ningún capuchino y en esa época la orden Franciscana no estaba aún en Salto.

Después de muchos años Mons. Barbieri viajó a San Giovanni y quiso asegurarse por boca del mismo P. Pío lo que había ocurrido. Le preguntó:

– “Padre, ¿Ud. estuvo en Uruguay cuando falleció Monseñor Damiani? Porque tengo entendido que usted nunca salió de San Giovanni”.

El P. Pío primero guardó silencio pero ante la insistencia del Cardenal lo palmeó en el hombro y le dijo:

– “Tú y yo lo sabemos”.



Que no te la cuenten…


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