Por Carlos Esteban
En los últimos meses se ha recrudecido una persecución que viene ya de antiguo y sobre la que no solo apenas informa la prensa secular ni interesa a los profesionales de la indignación internacional, sino tampoco parece centrar la atención de la jerarquía católica universal.
Cientos de cristianos han sido asesinados y arrasadas aldeas enteras, lo que ha llevado al arzobispo de Kaduna, una de los diócesis más afectadas, a hacer un llamamiento urgente: “están masacrando a los cristianos como a pollos”.
Y el tiempo se acaba. “Ahora mismo, mientras hablo con usted -dice, dirigiéndose a la periodista de LifeSiteNews-, acaba de empezar la estación de las lluvias y los campesinos que nos proporcionan el alimento temen ir a sus granjas porque les secuestrarán, porque les matarán. Así que realmente me temo que si no sucede nada de aquí a los dos próximos meses, cuando se supone que la gente siembra, y no van a las granjas, sólo Dios sabe qué nos pasará el próximo año en términos de seguridad alimentaria”.
Ndagoso denuncia que los ataques llevados a cabo por extremistas fulani contra las aldeas cristianas no están solo motivados por razones religiosas, sino también por la impunidad con la que las autoridades les dejan actual.
Aunque en teoría la constitución de Nigeria consagra la libertad religiosa, en los estados del noroeste, donde casi el 98% de la población es musulmana y la sharía se ha impuesto en la práctica, los cristianos son “una diminuta minoría que desgraciadamente no cuenta a ojos de algunos”.
Eso ha llevado al arzobispo a apelar a la administración Trump y a la comunidad internacional para que ayuden al Gobierno nigeriano a garantizar la seguridad de esta gente. “Siempre he dicho que el primer deber de un gobierno en cualquier parte del mundo es proteger las vidas y propiedades de los ciudadanos, pero puedo asegurarle que no es el caso en nuestro país, especialmente en el noroeste. Están matando a los cristianos como a pollos”.
Y el tiempo se acaba. “Ahora mismo, mientras hablo con usted -dice, dirigiéndose a la periodista de LifeSiteNews-, acaba de empezar la estación de las lluvias y los campesinos que nos proporcionan el alimento temen ir a sus granjas porque les secuestrarán, porque les matarán. Así que realmente me temo que si no sucede nada de aquí a los dos próximos meses, cuando se supone que la gente siembra, y no van a las granjas, sólo Dios sabe qué nos pasará el próximo año en términos de seguridad alimentaria”.
Ndagoso denuncia que los ataques llevados a cabo por extremistas fulani contra las aldeas cristianas no están solo motivados por razones religiosas, sino también por la impunidad con la que las autoridades les dejan actual.
Aunque en teoría la constitución de Nigeria consagra la libertad religiosa, en los estados del noroeste, donde casi el 98% de la población es musulmana y la sharía se ha impuesto en la práctica, los cristianos son “una diminuta minoría que desgraciadamente no cuenta a ojos de algunos”.
Eso ha llevado al arzobispo a apelar a la administración Trump y a la comunidad internacional para que ayuden al Gobierno nigeriano a garantizar la seguridad de esta gente. “Siempre he dicho que el primer deber de un gobierno en cualquier parte del mundo es proteger las vidas y propiedades de los ciudadanos, pero puedo asegurarle que no es el caso en nuestro país, especialmente en el noroeste. Están matando a los cristianos como a pollos”.
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