La información que encontré ayudará a los lectores a comprender mejor a Jorge Mario Bergoglio, el hombre elegido para reemplazar a Benedicto XVI.
Por Atila Sinke Guimarães
Por Atila Sinke Guimarães
Los datos de The Guardian me llevaron a nuevos descubrimientos. Afortunadamente, ahora tengo un gran número de diferentes fuentes que confirman esa relación. La información que encontré sin duda ayudará a los lectores a comprender mejor a Jorge Mario Bergoglio, el hombre elegido para reemplazar a Benedicto XVI.
A la izquierda, Esther Ballestrino Careaga en sus 40 años; a la derecha, a los 59 años (antes de su muerte). |
Otra fuente informó que cuando recibió a las dos hijas, las saludó diciendo: “Ella me enseñó a pensar, me presentó a la inquietud social” (La Stampa , 12 de julio de 2015)
En una larga entrevista que Bergoglio le dio a Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti, mencionó su trabajo con Careaga en el laboratorio: “Allí tuve una supervisora extraordinaria, Esther Ballestrino de Careaga, una simpatizante paraguaya al comunismo... La verdad es que le debo mucho a esa mujer”. (Tierras de América, 16 de julio de 2015)
Un poco de historia
Fue alrededor de 1953 o 1954: Esther Ballestrino Careaga, quien era bioquímica, trabajaba como farmacéutica principal en Argentina para la empresa Hickethier Bachmann. Bergoglio se unió a su equipo de laboratorio como aprendiz a los 17 años, antes de ingresar al seminario. Ella era una marxista conocida.
Careaga, segunda desde la izquierda , tuvo una fuerte influencia sobre el joven Bergoglio, segundo desde la derecha. En 1947, había ido a Buenos Aires como “refugiada política” de Paraguay, donde había sido una ardiente agitadora comunista. “Ella recorrió las aldeas en el campo de Paraguay defendiendo los derecho de las personas en general, pero especialmente los derechos de las mujeres”, dijo su hija Ana María. |
Esther, quien nació en Uruguay, se convirtió en activista comunista en Paraguay, donde fue miembro del Partido Socialista de la Revolución de Febrero (PRF) y fundadora del Movimiento de Mujeres de Paraguay. En Argentina se casó con otro refugiado paraguayo, el líder de las PRF, Raymundo Careaga, tuvo tres hijas y les dio una formación completamente marxista. Opositora acérrima al gobierno cívico-militar, fue una de las fundadoras de “madres de la Plaza de Mayo”, un movimiento antigubernamental que exigió información sobre la desaparición de muchos jóvenes, la mayoría de ellos comunistas.
Hay fuertes indicios de que Esther Careaga mantuvo una estrecha amistad con Ernesto "Che" Guevara. (Portal Guarani, 2011)
En 1977, fue al Buenos Aires Herald, un periódico escrito en inglés cuyo periodista Uki Goni más tarde proporcionó estos detalles en The Guardian, para informar que su hija Ana María había sido secuestrada por agentes de seguridad del gobierno. The Herald hizo público el caso y Ana María fue liberada después de cuatro meses de detención.
Bergoglio abandonó su carrera de química debido a una enfermedad pulmonar y entró al seminario. Poco antes de desaparecer, capturada por agentes de seguridad, Careaga había llamado al entonces padre Jorge Bergoglio para pedirle que administre los últimos ritos a un pariente moribundo. Esto a Bergoglio le pareció inusual ya que sabía que su amiga de tantos años y su familia, eran ateos.
Al llegar a la casa de Careaga, Bergoglio descubrió que ella había usado ese pretexto para pedirle un favor. La hija Ana María dijo: “Mis padres tenían una gran biblioteca de libros políticos (trabajos sobre marxismo y filosofía) y ella le pidió que los guardara en custodia”. Bergoglio aceptó hacerlo, incluso bajo el riesgo, si se lo encontraba con esa biblioteca, de enfrentar la acusación de ser comunista. (The Guardian, 11 de diciembre de 2013)
Bergoglio se hizo cargo de esos libros y los devolvió a las hijas de Careaga unas cuatro décadas más tarde, como revelaron en una entrevista a Lucia Capuzzi del periódico italiano L'Avvenire en 2015. De hecho, Bergoglio escondió esa biblioteca marxista en una universidad jesuita en San Miguel, Argentina. (Sputnik News; Tierras de América, 16 de julio de 2015)
Esther Careaga desapareció a fines de 1977, en diciembre, encontraron su cuerpo en el balneario de Santa Teresita junto con los de otras cuatro mujeres. Muertos por agentes de seguridad, todos fueron enterrados en tumbas anónimas. Más tarde, en 2005, un antropólogo forense desenterró los cuerpos y descubrió que eran los restos de Esther Careaga, una monja francesa y otras tres mujeres líderes de la agrupacion de activistas de izquierda “madres de la Plaza de Mayo”.
Luis Bianco, hijo de una de las mujeres muertas, fue a visitar a Bergoglio, entonces arzobispo de Buenos Aires, para pedirle permiso para enterrar a las muertas en los jardines de la Iglesia de la Santa Cruz, hogar de la comunidad irlandesa en la ciudad de Buenos Aires, donde habían sido capturados varios elementos subversivos.
Cuando supo que uno de los cuerpos pertenecía a Esther Careaga, Bergoglio consintió “con emoción”.
“Careaga era una buena amiga y una gran mujer”, le dijo Bergoglio al hijo de Maria Bianco, una de las cinco mujeres que habían compartido la misma ideología y muerte que Esther Careaga.
A la semana siguiente, Careaga y las otras mujeres fueron enterradas en los terrenos de la Iglesia de la Santa Cruz.
Bergoglio nunca dejó de seguir a Careaga
Ana María, hija de Esther Careaga, expresó la influencia de las ideas comunistas de su madre sobre Jorge Bergoglio, hoy el Papa Francisco. Ella dijo:
“Mi madre dejó una gran influencia en el joven adolescente que era Francisco cuando la conoció. Entendemos que estos pensamientos están presentes en las ideas que difundió durante su visita a América Latina [en 2015]. Los vemos en la denuncia que hizo del agotamiento del sistema capitalista, el peligro de los medios de comunicación monopólicos y la necesidad de transferirlo a manos de los pobres, una continuación de las ideas de mi madre y los militantes de los años 70” (El País, 12 de julio de 2015)
Conociendo esta parte de la historia, podemos entender mejor por qué el papa Bergoglio favorece sistemáticamente al comunismo, como lo hizo en el acuerdo entre China y el Vaticano. Es porque sigue admirando las ideas comunistas que recibió en su juventud.
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