sábado, 16 de diciembre de 2023

INVOCACIONES AL NIÑO JESÚS

Publicamos “El camino de Belén” de San Alfonso de Ligorio, para recitar delante del pesebre o por la noche en familia.


Si lo deseas, puedes añadir un “Pater”, un “Ave” y un “Gloria” a cada invocación.
1. Dulcísimo Jesús mío, que bajaste del seno del Padre por amor a mí, y que, por tu encarnación en el seno de María, asumiste la condición de esclavo, ten piedad de nosotros.
“Ten piedad de nosotros, querido Niño Jesús, ten piedad de nosotros”.

2. Oh mi dulcísimo Jesús, que por María visitaste a Isabel y santificaste en su seno a Juan el Bautista, ten piedad de nosotros.
“Ten piedad de nosotros, querido Niño Jesús, ten piedad de nosotros”.

3. Oh mi dulcísimo Jesús, que te encerraste durante nueve meses en el seno de María, que encendiste con santo amor su corazón inmaculado, que te ofreciste al Padre Eterno por la salvación del mundo, ten piedad de nosotros.
“Ten piedad de nosotros, querido Niño Jesús, ten piedad de nosotros”.

4. Oh mi dulcísimo Jesús, nacido de la tierna Virgen María en un establo, envuelto en pobres pañales, acostado sobre el heno en el pesebre, anunciado por los ángeles, visitado por los pastores, ten piedad de nosotros.
“Ten piedad de nosotros, querido Niño Jesús, ten piedad de nosotros”.

5. Oh mi dulcísimo Jesús, en el día de la Circuncisión llamado por el dulce nombre de Jesús, designado Salvador por tu sangre y por tu nombre, ten piedad de nosotros.
“Ten piedad de nosotros, querido Niño Jesús, ten piedad de nosotros”.

6. Oh mi dulcísimo Jesús, revelado a los Magos por una estrella, adorado por ellos en los brazos de María, colmado de oro, incienso y mirra, ten piedad de nosotros.
“Ten piedad de nosotros, querido Niño Jesús, ten piedad de nosotros”.

7. Oh mi dulcísimo Jesús, presentado en el Templo por María, abrazado por Simeón, manifestado por la profetisa Ané, ten piedad de nosotros.
“Ten piedad de nosotros, querido Niño Jesús, ten piedad de nosotros”.

8. Oh mi dulcísimo Jesús, perseguido a muerte por Herodes, llevado a Egipto con María por José, glorificado por la muerte de los Santos Inocentes, ten piedad de nosotros.
“Ten piedad de nosotros, querido Niño Jesús, ten piedad de nosotros”.

9. Oh mi dulcísimo Jesús, desterrado a Egipto durante siete años, criado por María con amor sin límites, exterminador de los ídolos del país, ten piedad de nosotros.
“Ten piedad de nosotros, querido Niño Jesús, ten piedad de nosotros”.

10. Oh mi dulcísimo Jesús, vuelto de Egipto a Nazaret por un viaje muy penoso, ten piedad de nosotros.
“Ten piedad de nosotros, querido Niño Jesús, ten piedad de nosotros”.

11. Oh mi dulcísimo Jesús, que viviste en tu casa en compañía de María y José, obedeciéndoles en todo; que llevaste en un taller una vida de fatiga y pobreza, dando al mundo grandes pruebas de gracia y sabiduría, ten piedad de nosotros.
“Ten piedad de nosotros, querido Niño Jesús, ten piedad de nosotros”.

12. Oh mi dulcísimo Jesús, llevado a Jerusalén por María y José a la edad de doce años, buscado entre lágrimas y gemidos, encontrado en el Templo después de tres días entre los maestros, ten piedad de nosotros.
“Ten piedad de nosotros, querido Niño Jesús, ten piedad de nosotros”.
℣. Ten piedad de nosotros, querido Niño Jesús.

℟. Ten piedad de nosotros

Oremos. 

- Oh Jesús todo amor, hecho niño por mí, quisiste nacer en un establo, para arrancarme de las tinieblas del pecado, para atraerme a ti, para encenderme con tu santo amor. Te doy gracias y te adoro en unión con toda la corte celestial; te reconozco como mi Creador y mi Dios, como mi Redentor y mi Dios; te elijo como mi Señor y mi Rey, y como tributo te ofrezco todos los afectos de mi miserable corazón. 

Oh mi querido Tesoro, acepta esta ofrenda por pura misericordia, y para que sea digna de un Dios, perdóname, ilumíname, santifícame, enciende en mí el fuego de tu amor: ¿no viniste a la tierra para encenderlo en nuestros corazones? Sí, que mi alma sea un holocausto perpetuo en tu honor, que persiga sin cesar tu mayor gloria aquí abajo, para que un día pueda poseer tu Belleza infinita allá arriba.

Y tú, Santísima Virgen María, junto con San José, tu esposo, ruega al divino Niño que acceda a mi petición. 
Amén.





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