Se extenderán muchas herejías, la preciosa luz de la fe se extinguirá en las almas con la corrupción casi total de las costumbres. Entonces habrá grandes desastres físicos y morales, públicos y privados. Las almas fieles que se mantengan en gracia sufrirán un martirio cruel, atroz y prolongado, que hará que muchas de ellas mueran por la violencia de sus sufrimientos y sean consideradas mártires de la Iglesia.
La noche oscura es un eclipse causado por aquéllos que la ocupan y usurpan el Trono de Pedro haciendo la obra de Satanás.
No se puede hablar de una crisis de la Iglesia que la afee y la haga irreconocible por su suciedad, porque la Esposa de Cristo conserva – aunque sea en un puñado de fieles sin Pastor y sin templos- impoluta su belleza y fidelidad a su divino Esposo como nos lo asegura el dogma de su indefectibilidad, que es la conservación perenne en su ser hasta el fin de los tiempos.
Así nos lo asegura S.S. Pío XII :
Ciertamente la Madre amorosa es inmaculada en los Sacramentos, con los cuales da a luz y alimenta a sus hijos en la fe que siempre ha conservado inviolada; en sus sagradas leyes impuestas a todos; en los consejos evangélicos que ella recomienda; en aquellos dones celestiales y gracias extraordinarias por las cuales, con inagotable fecundidad genera multitud de mártires, vírgenes y confesores. Pero no se le puede imputar si algunos miembros caen débiles o heridos. En su nombre ora diariamente a Dios: “Perdónanos nuestras ofensas”; y con el corazón valiente de una madre se aplica de inmediato al trabajo de cuidarlos hasta que recuperen la salud espiritual.
(Papa Pío XII, Encíclica Mystici Corporis, n. 66; negrita agregada)
Asimismo, el Papa Pío XI había enseñado:
Durante el transcurso de los siglos, la Esposa mística de Cristo nunca ha sido contaminada, ni ella puede ser contaminada en el futuro, como lo demuestra Cipriano: “La Novia de Cristo no puede ser falsa: es incorrupta y modesta. Ella sabe que guarda la santidad de la cámara nupcial con castidad y modestia”
(Papa Pío XI, Encíclica Mortalium Animos, n. 10)
Amor de la Verdad
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