En 1972 se publicó en Francia una biografía sobre el Papa Pío XII titulada “Pie XII devant l'Histoire”, escrita por monseñor Georges Roche y Philippe Saint Germain. Los autores relatan unas confidencias inéditas que el entonces cardenal Eugenio Pacelli, en el "lejano" 1933, hizo a dos amigos, el conde Enrico Pietro Galeazzi y monseñor Slozkaz, sobre las apariciones de Fátima y la apostasía de la Iglesia Católica. Curiosamente, Sor Lucía Dos Santos sólo puso por escrito las visiones y los secretos en 1941 y 1944, por lo que lo que dijo el entonces cardenal Pacelli -que trágicamente se está cumpliendo- sugeriría que no todo nos fue revelado durante el Jubileo 2000. Hemos traducido para ti esas confidencias, verdaderas profecías del futuro Pío XII. Lee y medita.
“Supongamos que el comunismo es uno de los instrumentos más evidentes de subversión utilizados contra la Iglesia y las Tradiciones de la Divina Revelación. Entonces veremos la contaminación de todo lo espiritual: la filosofía, la ciencia, el derecho, la enseñanza, las artes, los medios de comunicación, la literatura, el teatro y la religión.
Me preocupan las confidencias de la Virgen a la pequeña Lucía de Fátima. Esta insistencia de la Buena Señora en los peligros que amenazan a la Iglesia es una advertencia divina contra el suicidio que supone la alteración de la Fe en su liturgia, su teología y su alma.
Siento a mi alrededor que los innovadores quieren desmantelar la Sagrada Capilla, destruir la llama universal de la Iglesia, rechazar sus ornamentos y llenarla de culpa por su pasado histórico. He aquí que estoy convencido de que la Iglesia de Pedro tendrá que reivindicar su pasado, de lo contrario cavará su propia tumba.
Lucharé en esta batalla con todas mis fuerzas dentro de la Iglesia, así como fuera de ella, aunque las fuerzas del mal puedan quizás un día aprovecharse de mi persona, de mis acciones o de mis escritos, como intentan hoy distorsionar la historia de la Iglesia. Todas las herejías humanas que distorsionan la Palabra de Dios se hacen pasar por mejores que Ella.
Llegará un día en que el mundo civilizado negará a su Dios, en que la Iglesia dudará como dudó Pedro. Entonces tendrá la tentación de creer que el hombre se ha convertido en Dios, que su Hijo es sólo un símbolo, una filosofía como tantas otras. En las iglesias, los cristianos buscarán en vano la lámpara roja donde les espera Jesús; como la pecadora que llora ante el sepulcro vacío, gritarán: "¿Adónde se lo han llevado?".
Será entonces cuando los sacerdotes de África, de Asia, de América -los formados en los seminarios misioneros- se levanten y digan y proclamen que el "pan de vida" no es un pan cualquiera, que la Madre del Hombre-Dios no es una madre cualquiera. Y serán despedazados por testificar que el cristianismo no es una religión como las demás, pues su cabeza es el Hijo de Dios y la Iglesia (Católica) es su Iglesia”.
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