Inteligencia artificial: librar al mundo de los agricultores
Gates dice que quiere reactivar la economía agraria transformando la agricultura mediante una inteligencia artificial súper eficiente y de alta tecnología para crear las «granjas del futuro». Según Gates: «Antes todos teníamos que salir a cultivar. Apenas conseguíamos comida, cuando el tiempo era malo la gente se moría de hambre. Ahora, gracias a mejores semillas, fertilizantes y muchas otras cosas, la mayoría de la gente no es agricultora. Así que la IA nos traerá una nueva e inmensa productividad».
Sobre todo, quiere que funcione rápido. La «aceleración informática» de Gates acelerará la adopción de estas innovaciones beneficiosas, a fin de lograr sus ambiciosos planes de hacer llegar los avances científicos a los pequeños agricultores antes de que el cambio climático destruya sus cosechas.
Pero Shiva advierte a los agricultores estadounidenses, ya ahogados por las deudas, de que desconfíen de las promesas de Gates de echarles un cable: «Cuando Bill Gates impuso sus endiabladas tecnologías de “rescate” a los agricultores indios, los únicos que se beneficiaron fueron Gates y sus socios de las multinacionales. Dio dinero al gobierno y a una empresa llamada Digital Green e hizo extravagantes promesas de transformar digitalmente la agricultura india. Luego, con la colaboración de los funcionarios gubernamentales a los que había sobornado, Bill Gates puso cámaras y sensores electrónicos en las casas y los campos de los agricultores indios. Utilizó sus teléfonos móviles, que les regaló, y sus instalaciones de fibra óptica y 5G -que convenció a la compañía de telecomunicaciones india para que financiara- para catalogar, estudiar y robar gratuitamente los datos de las cosechas, las prácticas autóctonas y los conocimientos agrícolas de los agricultores. Luego se los volvió a vender como datos nuevos. En lugar de transformar digitalmente las explotaciones agrícolas, como prometió, transformó a los agricultores indios en información digital. Privatizó sus semillas y cosechó el trabajo del sistema público. Les arrebató sus conocimientos y su genética, su legado familiar, e instaló semillas transgénicas y otras prácticas ridículas». Shiva añade: «Su agenda era expulsar a los pequeños agricultores de la tierra para mecanizar y privatizar la producción de alimentos».
Christian Westbrook, investigador agrícola y fundador del podcast en línea «Ice Age Farmer», se consuela sabiendo que los agricultores estadounidenses conocen la historia de Gates en India y África: «Sabemos quién es Bill Gates, y conocemos el daño que ha hecho a los pequeños agricultores de Méjico, África y la India. Sabemos que sus recientes compras de tierras aquí son solo el comienzo de la Revolución Verde 3.0. Quiere succionar la esencia democrática de los paisajes pastorales de Estados Unidos y de nuestras familias agricultoras: robar nuestro medio de vida, nuestros conocimientos, nuestras semillas y nuestras tierras».
Westbrook toma nota de que, como todos los cinceladores, Gates siempre tiene prisa: «Su estrategia es hacer que todo el mundo se mueva tan rápido que no pueda darse cuenta de la estafa. Siempre nos está diciendo que el cambio climático no puede esperar, que tenemos que acelerar el acceso a estos productos y la adopción de sus tecnologías, que la investigación no se está llevando a cabo lo suficientemente rápido».
Westbrook me dijo que la interminable charla de Gates sobre «acelerar el proceso» y sus extravagantes promesas de nuevas tecnologías milagrosas, de «inversión» y de asociaciones «público-privadas», forman parte de su timo. «No deja de decir a todo el mundo que hay que «acelerar, acelerar, acelerar»».
Muchos agricultores dicen que no les interesa ser rescatados por Gates. Según Westbrook, Gates pretende que sus latifundios en Estados Unidos sean, para los agricultores estadounidenses, el buque insignia, el escaparate de su tecnología digital. «Lo está haciendo por las mismas razones por las que llevó su tecnología a las granjas de la India: para robarles sus conocimientos y echarles de su tierra».
Trent Loos, ganadero de sexta generación en el Medio Oeste y activista agrícola, me dijo que los agricultores reaccionan instintivamente de manera negativa ante los multimillonarios que «juegan al Monopoly» con las tierras de cultivo estadounidenses: «A los agricultores jóvenes, o incluso a los que llevan generaciones cultivando, les resulta difícil competir con unos bolsillos tan grandes. Ciertamente, para ellos es una barrera. Cuando vemos a personas tan ricas comprando granjas, nos preguntamos qué es lo que realmente pretenden. Nadie quiere alquilar sus tierras a Bill Gates, ni trabajar como su aparcero».
Según Westbrook, Gates persigue una agenda más oscura. Al igual que Shiva, Westbrook cree que Gates y los demás barones ladrones están utilizando los pretextos del clima, la biodiversidad y la amenaza de ‘pandemia zoonótica’ para arrancar a los seres humanos del negocio agrícola y de las granjas. Y hay pruebas que lo apoyan. La Fundación Gates tiene importantes inversiones en Alphabet, la empresa matriz de Google. Como parte de su proyecto Mineral, Alphabet ha inventado robots «olfateadores de cultivos», diseñados para sustituir a los agricultores y ganaderos. Su proyecto Moonshot está «desarrollando y probando una serie de prototipos de software y hardware basados, entre otros, en los avances de la inteligencia artificial, la simulación, los sensores y la robótica».
Un año después de comprar Whole Foods, Jeff Bezos -Gates ha invertido considerablemente en Amazon- también hizo grandes inversiones en granjas verticales controladas por robots que minimizan la participación humana en la agricultura.
Dice Westbrook: «Quiere sacar a la gente de las granjas, sacar a los animales y que todos comamos sus carnes vegetales y proteínas de insectos».
«Gates habla de la agricultura como una reliquia arcaica, pintoresca, sucia, peligrosa, ineficiente y bárbara del pasado, como algo peligroso porque aumenta la amenaza del cambio climático y los riesgos de pandemias globales al poner a los humanos en contacto con los microbios», dice Howard Vlieger, un agricultor de Iowa que, desde 1992, trabaja como asesor de cultivos y ganado en Estados Unidos y Canadá.
Vlieger es un experto en el impacto de los pesticidas y los OGM en los alimentos y los suelos. El objetivo de Gates es alejar al mundo «de la agricultura sostenible y humana que celebra nuestro contacto con la tierra y encuentra saludable nuestra respetuosa interacción con la naturaleza, y pretende acercarlo a las vacas artificiales y a un sombrío paradigma químico que son características de las distopías verticales. Su visión es la de alimentos contaminados y desagradables y la separación del hombre de la naturaleza».
«Parece que Gates no tiene ni idea de la alegría que la gente corriente -gente como nuestra familia- siente por la agricultura», me dijo Nicolette Niman. Niman es una ganadera y agricultora de California, y autora de los libros Righteous Porkchop y Defending Beef. Su marido, Bill, es el fundador de Niman Ranch, una cooperativa de cientos de pequeños productores de ganado vacuno y porcino sostenible de Estados Unidos, que comercializan carne ecológica de vacuno y de cerdo de alta calidad, alimentados con pasto y procedentes de explotaciones sostenibles.
«La agricultura y la ganadería regenerativas enriquecen enormemente la vida humana. Es un trabajo que te reta y que está basado en el contacto íntimo con la tierra. En el mejor de los casos, la buena agricultura es una búsqueda para entender y seguir los modelos de la naturaleza», dijo Niman. Según ella, Gates parece tener poco interés en la sabiduría de la naturaleza: «No parece entender que nuestro compromiso con la tierra, la alegría que nos produce nuestro contacto con ella, nuestra compleja relación con nuestros animales, a pesar de las penurias y dificultades, son la fuente de nuestra libertad y orgullo, y de la felicidad de ser dueños de nuestros destinos. Necesitamos construir un mundo que respete la autodeterminación individual, el trato humano a los animales y la buena administración de nuestra tierra. Tenemos que entender que una relación sana con la naturaleza, no solo es vital para nuestra salud y el clima, sino que también es fuente de dignidad, libertad y enriquecimiento en nuestra era postindustrial».
Utilizando tecnologías muy variadas, todos estos activistas de varios continentes han expresado su malestar por la tendencia que tiene Gates a mirar a la población y no a las personas, y a considerar la gestión de la población como un problema que necesita urgentemente sus soluciones tecnológicas.
«Gates ve el bosque, pero no los árboles», observa Vlieger. «E incluso cuando mira el bosque, parece que solo ve cantidades de leña, es decir, ve solo cómo puede aprovechar los paisajes para obtener dinero y convertir a la gente en mercancía». Vlieger continúa: «La costumbre que tiene Gates de ver todas las dificultades humanas a través de la lente de alguna solución tecnológica de la que pueda beneficiarse, va más allá de la miopía. Es una patología; en realidad, es una sociopatología. Gates es un sociópata peligrosamente poderoso con 137.000 billones de dólares y la visión de una tecnocracia vertical. ¿Le preocupa eso a alguien?».
Westbrook afirma que Gates, Cargill y Tyson son un poderoso cártel con la misión de acabar con la agricultura animal y expulsar a los seres humanos de las granjas. «Es la «agricultura de sustitución»», dice Westbrook. «Incluso utiliza esa palabra, «agricultura alternativa»».
La visión de Westbrook sobre el futuro distópico del totalitarismo tecnocrático previsto por Bill Gates suena como una ‘teoría conspirativa’ sin fundamento si se ignoran todas las pruebas que la sustentan. Predice que muy pronto -en meses, no en años- asistiremos a una escasez de alimentos causada por la ingeniería, a presiones para vaciar y «mejorar» los paisajes rurales mediante el abandono de las tierras de cultivo y a la sustitución de los trabajadores agrícolas por los robots y la inteligencia artificial.
Westbrook predice que los gobiernos empujarán a las poblaciones a emigrar a las megaciudades y a las ciudades inteligentes, donde los negocios están cerrados, los puestos de trabajo escasean y la mayoría de nosotros dependerá de la renta básica universal pagada en moneda digital y que, por supuesto, se revocará en caso de incumplimiento y desobediencia. Westbrook predice un escenario «en el que el ganado humano dependerá completamente del gobierno para obtener dinero y comida, y toda la gente estará localizada en las ciudades inteligentes, por lo que será fácilmente controlable por los tecnócratas del Gran Reinicio de Gates». Westbrook continúa: «Están cerrando la producción de alimentos; en realidad, de manera más generalizada, están cerrando toda la actividad económica, toda la actividad humana, acorralándonos en sus ciudades inteligentes. Es bastante atroz. Y ahora que tenemos esta pandemia están implementando leyes marciales sanitarias, y como es una ‘crisis de salud’, también vamos a tener que hacernos cargo de toda la producción alimentaria y sus necesidades nutricionales. Han unido ambas cosas».
El tiempo nos dirá si la pesadilla de Westbrook es solo una ‘teoría de la conspiración paranoica’. Espero que así sea.
Cumbre sobre sistemas alimentarios
En 2009, Bill Gates, un multimillonario no elegido sin cargo gubernamental ni cartera diplomática, dio el pistoletazo de salida a su empresa mundial de vacunas con un discurso ante las Naciones Unidas. Anunció la donación de 10 billones de dólares y declaró el lanzamiento de su «Década de las Vacunas». Su plan se desarrolló como un reloj. Las contribuciones de Gates le aseguraron un control férreo sobre la OMS. Como ha informado Foreign Affairs, «son pocas las iniciativas políticas o normativas de la Organización Mundial de la Salud que se anuncian antes de que hayan sido examinadas de forma casual y extraoficial por el personal de la Fundación Gates».
Gates ha creado y financiado poderosos organismos falsos como PATH, GAVI, CEPI y la Brighton Collaboration, para impulsar la vacunación en los países en desarrollo, consolidar su control sobre la salud pública y preparar el terreno para el golpe de Estado mundial en materia de vacunas que había programado de antemano para 2020.
En enero de 2019, la OMS declaró obedientemente -sin citar ninguna prueba específica- que “la indecisión sobre la vacunación era una de las principales amenazas para la salud mundial”. El cártel médico de Gates insistió sobre esta cuestión con campañas orquestadas en todos los estados de Estados Unidos y en países de todo el mundo, llevadas a cabo por políticos financiados por las farmacéuticas, que impulsan la introducción de leyes para obligar a las vacunas y acabar con las exenciones.
Dos meses más tarde, el poderoso presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, Adam Schiff -otro de los beneficiarios de las subvenciones de Gates- exigió que las redes sociales y los medios de comunicación comenzaran a censurar la «desinformación sobre las vacunas», un eufemismo para señalar cualquier afirmación que se aparte de los pronunciamientos oficiales de las farmacéuticas y el gobierno. Gates tiene participaciones gigantescas en Google, Apple, Amazon y Facebook. Todas estas empresas comenzaron a censurar con entusiasmo las críticas a las vacunas.
Un año más tarde, el brote de Covid-19 le ha proporcionado a Gates y su cártel de vacunas una oportunidad única para consolidar su control sobre la humanidad. Un artículo publicado en mayo de 2020 por Derrick Broze en The Last American Vagabond observó que «al rastrear las inversiones de la Fundación y las relaciones de Gates podemos ver que casi todas las personas involucradas en la lucha contra el Covid-19 están vinculadas, más o menos directamente, a Gates o a su Fundación». Esta relación le ha dado a Bill Gates y a su Fundación una influencia indiscutible sobre la respuesta a la ‘pandemia’.
En sus apariciones en prácticamente todos los programas de televisión y televisión por cable, como en todas las plataformas de los medios de comunicación, Gates ha declarado reiteradamente que toda actividad económica debía cesar hasta que los 7 billones de seres humanos estuvieran vacunados y poseyeran pasaportes de inmunización. Su Década de las Vacunas, de diez años de duración, y que comenzó con su aparición en la ONU, se ha desarrollado sin problemas. Bajo la dirección de Fauci, antiguo protegido de Gates, al que sigue siendo muy leal, el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos dispuso la exención de responsabilidad para las vacunas Covid, y asignó 48 billones de dólares del dinero de los contribuyentes a la compra y distribución de una serie de nuevas vacunas experimentales, muchas de ellas propiedad de Gates.
El control de todo este proceso por parte de Gates ha sido total. La puesta en práctica de su predicción sobre la vacunación ha sido elegante e impecable. Y ahora, los sustitutos de Gates están utilizando la misma guía para impulsar su agenda alimentaria totalitaria.
Durante la sesión plenaria del 46º período de sesiones del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial de la ONU, que tuvo lugar del 14 al 18 de octubre pasado, el Secretario General de la ONU, António Guterres, anunció la convocatoria de una Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios en 2021. Guterres reconoció que la Cumbre había sido solicitada conjuntamente por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Foro Económico Mundial. Bill Gates y su fundación financian y controlan generosamente las cuatro organizaciones.
Y lo que es peor: Guterres nombró a la Dra. Agnes Kalibata como enviada especial de la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios. Kalibata es la presidenta del programa AGRA de Gates/Rockefeller, que orquestó la tristemente célebre Revolución Verde de Gates en África. Kalibata es la líder perfecta para llevar AGRA al mundo. Predice que la Cumbre reunirá a las principales partes interesadas en una asociación público-privada «para hacer que los sistemas alimentarios sean ‘inclusivos’, se adapten al clima, sean resistentes y apoyen la ‘paz sostenible’».
Efectivamente, la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios anunció una agenda paralela a la lanzada por el Foro Económico Mundial cuando organizó su conferencia del Gran Reinicio en junio de 2020.
Cuando Kalibata fue nombrada, más de 500 organizaciones enviaron dos cartas al Secretario General Guterres en las que le pedían que destituyera a Kalibata de su función directiva debido a sus vínculos con agentes empresariales; en ellas también expresaban su preocupación por la creciente influencia en la ONU de corporaciones transnacionales.
En respuesta a las demandas de la sociedad civil, doce líderes que representan a bancos, instituciones académicas y al sector privado escribieron una carta anunciando su apoyo a Kalibata. En la investigación que ha llevado a cabo acerca de la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios, AGRA Watch (el movimiento de apoyo comunitario que sigue la fallida Revolución Verde de Gates y su fundación en África) descubrió que de las doce personas que participarán en la cumbre, once tienen fuertes conexiones con la Fundación Gates. En algunos casos, estas organizaciones fueron financiadas directamente por la Fundación Gates; en otras, Gates financió programas específicos que tuvieron un papel importante.
Kalibata ha recordado a los participantes en la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios la urgencia, dado que solo les quedan diez años para acelerar la transformación de nuestros sistemas alimentarios y cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible en materia de clima, nutrición y respuesta a las pandemias.
La Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios expondrá el proyecto de la «Década de los Alimentos» de Gates para que la agenda alimentaria mundial se complete en 2030. Lo único que podemos hacer es rezar para que el próximo, y nuevo, plan de salud de Gates para la humanidad no tenga el nivel de violencia traumática para nuestros derechos civiles, nuestra economía global, las tradiciones de nuestra civilización, el idealismo de las democracias y nuestra autodeterminación, que tuvo su «Década de las Vacunas» de 2020.
Conclusión
La Fundación Gates no es una filantropía convencional. Da un pequeñísima ayuda, si es que la da, a causas populares como la Wounded Warrior Foundation, la ASPCA, el medio ambiente o los grupos de defensa de los derechos civiles o del derecho a voto.
Se trata de una ‘filantropía’ convertida en arma, que Gates puso en marcha en 1994 para resucitar su reputación después de que el caso antimonopolio de Microsoft lo expusiera como un manipulador mentiroso, tramposo y ladrón, empeñado en monopolizar los conductos mundiales de información.
Desde entonces, Gates ha invertido 36 billones de dólares en la Fundación Gates, que tiene un valor de 46.9 billones de dólares sobre los que él y su esposa ejercen un control total. La fundación solo ha entregado 23.6 billones de dólares en donaciones benéficas, y estos «regalos» incluyen miles de millones en donaciones deducibles de impuestos a empresas en las que Gates ha invertido, como Merck, GlaxoSmithKline, Novartis y Sanofi.
La brillante mente de Gates ideó la creación de una fundación para proteger sus ingresos y, aprovechando el dinero de los contribuyentes, invertir las ganancias de la misma en proyectos que multiplicaran su riqueza y ampliaran su poder y su prestigio público, al tiempo que evitaba pagar impuestos.
Utilizando esta estructura puede hacer donaciones deducibles de impuestos a empresas de las que es parcialmente propietario, obtiene beneficios para él y para la fundación y, al mismo tiempo, evita pagar impuestos y oculta su dinero de innumerables maneras. Es una situación en la que todos ganan. Su fundación es la encarnación de sus instintos básicos de monopolio y control, un vehículo para el filantrocapitalismo despiadado que se apropia de lo público y difumina las líneas entre los intereses corporativos y públicos, encubre los beneficios privados con una retórica elevada y monopoliza y controla la salud pública, los sistemas de apoyo a la vida de nuestro planeta, nuestra economía y las personas.
Gates ha convertido su fundación en una herramienta para consolidar los esfuerzos de sus compañeros multimillonarios, los reguladores sobornados y sus socios comerciales de las grandes farmacéuticas, la energía sucia, los alimentos transgénicos, las telecomunicaciones y los Big Data, además de los periodistas comprados y descerebrados que se benefician de la multiplicación de las miserias del mundo distópico que han organizado para el resto de nosotros. Gates y sus amigotes, sus secuaces y sus adláteres alimentan el miedo a las pandemias, al cambio climático y a la extinción en masa y ofrecen su visión de las nuevas tecnologías como la salvación, que sólo su genio puede implementar.
Mientras consolida el control sobre nuestros sistemas sanitarios y alimentario, Gates está promoviendo la criptomoneda, a la que llama una «prioridad humanitaria global» (la advertencia final de Kissinger es: «Quien controla el dinero puede controlar el mundo»), y está financiando infraestructuras terrestres, espaciales y 5G, centros de análisis del tamaño de ciudades y chips biométricos para socavar y cosechar nuestros datos y biodatos y como mecanismos de vigilancia, beneficio y control.
Gates está planeando lanzar una flota de satélites que podrán vigilar cada centímetro cuadrado del planeta las 24 horas del día. Estos sistemas serán sin duda útiles en caso de que la población se inquiete con las estructuras políticas y económicas que despojan a los ciudadanos de su poder, desplazan la riqueza hacia arriba y condenan a la mayor parte de la humanidad a una supervivencia sin sentido y sin esperanza.
La Dra. Vandana Shiva, defensora de la democracia y la libertad agrícola, afirma que “el filantrocapitalismo de Gates es una fuerza destructiva que tiene el potencial de empujar el futuro de nuestro planeta hacia la extinción y el colapso ecológico”. Shiva acusa a Gates de utilizar el capitalismo filantrópico para acelerar la toma de control corporativa de nuestras semillas, nuestro sistema agrícola y alimentario, nuestro conocimiento y la salud global. «Financia la manipulación de la información y promueve la erosión de la democracia, todo ello en busca de poder y beneficios personales».
Shiva afirma que “la Fundación Gates ha impulsado una alianza impía entre el gran capital y las instituciones científicas y tecnológicas, por un lado, y los gobiernos, por el otro, con el objetivo de establecer un imperio global sobre la vida mediante monocultivos, patentes y monopolios destinados a destruir el mundo natural de la diversidad, la autogestión y la libertad”.
«Has visto la maldad que pueden hacer con las vacunas en nombre de la salud pública», me dijo Shiva. «Pues bien, ahora controla la tierra. Controla las semillas. Controla la comida. Tiene el poder definitivo para matarnos de hambre a todos».
Publicado por Robert F. Kennedy, jr en Children’s Health Defense.
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