jueves, 3 de octubre de 2024

CADUTA DOGMI (CAÍDA DE DOGMAS)

El “nuevo rumbo sinodal” inaugurado el 1 de octubre fue una dolorosa kermesse bajo la bandera de la religión verde y la ideología woke

Por Monseñor Carlo Maria Viganò


Reacios a pedir perdón por los verdaderos pecados contra Dios y el prójimo -que los seguidores de la secta bergogliana cometen despreocupadamente-, el sínodo de la sinodalidad inventa otros nuevos pecados contra la Tierra, los inmigrantes, los pobres, las mujeres, los marginados. Un nuevo decálogo pauperista y políticamente correcto.

Aquí, pues, “en nombre de los fieles” a los que Bergoglio añade faltas que ni siquiera sabían que existían, descubrimos el pecado de quienes hemos “vuelto la cabeza hacia otra parte ante el sacramento de los pobres (sic), prefiriendo adornarnos a nosotros mismos y al altar con una preciosidad culpable que quita el pan a los hambrientos”.

Estas palabras recuerdan las objeciones de Judas -el “mercator pessimus” tan apreciado por Bergoglio- cuando María Magdalena rompió el precioso frasco de aromas para ungir los pies de Nuestro Señor: “¿Por qué no se vendió este aceite perfumado por trescientos denarios y se dio luego a los pobres?” (Jn 12,5). Y nosotros mismos, con el Evangelista, podríamos comentar hoy: “Esto lo dijo, no porque se preocupara de los pobres, sino porque era ladrón, y como guardaba el cofre, cogía lo que le echaban” (Jn 12,6).

El “nuevo rumbo sinodal” inaugurado el 1 de octubre con el lanzamiento promocional en San Pedro  fue una dolorosa kermesse bajo la bandera de la religión verde y la ideología woke- dando pasos hacia la religión globalista, mientras los conservadores se preparan para celebrar el Novendiali de Summorum Pontificum entre remolinos de incienso ecosostenible.

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