domingo, 6 de octubre de 2024

HOY TODO ESTÁ PERMITIDO EN LA IGLESIA, EXCEPTO EL RITO TRADICIONAL

Para nosotros, ¿el restablecimiento de las misas celebradas según el Rito Tradicional de la Iglesia nos será concedido al menos como una migaja de esta libertad que todo lo permite?


Aparte del Rito Tradicional, lo he dicho varias veces, todo está permitido en la liturgia de la Iglesia actual. La nueva liturgia está abierta a todo tipo de “interpretaciones”. Muchos sacerdotes la consideran una celebración laica: vea cómo trata este sacerdote italiano la santidad del Sacramento del Matrimonio “Un Cura Jovial” - Video Dailymotion.

La liturgia como farsa. Pero hay algo más grave cuando la sustancia de los Sacramentos, la materia (el pan y el vino de la Eucaristía, el agua del Bautismo) y la forma (“Esto es mi Cuerpo” ... “Yo te bautizo...”,) se ven menoscabadas por esa “interpretación personal” del celebrante que exige el nuevo rito. En efecto, como señala el abate Hervé Mercury en un libro que publicará Editions du Cerf, La liturgie sacrificielle du rite rénové par Jean XXIII au Novus Ordo de Paul VI (La liturgia sacrificial del rito renovado por Juan XXIII al Novus Ordo de Pablo VI), está en la naturaleza del nuevo rito depender de la inversión personal del celebrante. El abate Hervé Mercury lo señaló a propósito de la buena interpretación que un celebrante serio se vio inducido a hacer para mostrar que la Misa es un sacrificio, pero lo mismo ocurre con la “interpretación” ordinaria, que puede viciar muy fácilmente un rito permeable y débil.

Ya os hablé de la escandalosa celebración de un Bautismo de un adulto realizado por el obispo auxiliar de Quebec: el Sacramento que arrebata un alma del pecado original se transforma en una kermesse. El obispo llegó a insertar sus propias reflexiones “divertidas” en medio de las palabras sagradas del sacramental dado por Cristo: Yo te bautizo en el nombre del Padre - “¿estás bien?” - y del Hijo - “falta el Espíritu Santo”- y del Espíritu Santo.

Por desgracia, hay formas más graves de manipular las palabras sacramentales. Por eso el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, aunque no sea muy escrupuloso, publicó el pasado 2 de febrero la Nota Gestis verbisque, para recordar que no se pueden alterar las palabras y los elementos establecidos en el rito esencial de cada sacramento, lo que invalidaría el sacramento.

En una diócesis del norte de Francia, por ejemplo, un sacerdote, con la toalla al hombro, bautizó a una niña con abundante agua, diciendo “Apolline, en la fe de la Iglesia, yo te bautizo, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén”. Luego levantó a la bautizada entre aplausos, algo que se ha convertido en un “rito” habitual en los bautismos.

¿Qué faltó aquí? El sacerdote recortó la forma sacramental de “...en el nombre de...”. Pregunté para saber qué pensaban los escritores del pasado al respecto, ya que enumeraban una serie de casos de cambios de la forma en sus manuales, haciendo uso de “su imaginación”

Resultó que esta transformación en concreto era desconocida para ellos. Sólo pudieron decirme que San Alfonso de Ligorio, apoyándose en Santo Tomás, afirmaba que la forma “Te bautizo en los nombres, in nominibus, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” sería ciertamente inválida, una forma que sustituiría “en el nombre” en singular por “en los nombres” en plural: no explicaría la unidad de la acción divina en la Trinidad de Personas. Este párroco no tiene esa delicadeza: se limita a omitir “en el nombre de”. ¿Y la validez? El obispo haría bien en hacer reiterar, bajo ciertas condiciones, el bautismo de Apolline, y tal vez todos los demás realizados por este “buen sacerdote”.

Pero hay algo aún más grave. Una circular de la Congregación para la Doctrina de la Fe, del 19 de junio de 1995, dirigida a los presidentes de las conferencias episcopales llamada Carta sobre el uso de pan y mosto sin gluten como material eucarístico y otra carta fechada el 24 de julio de 2003 (Carta a todos los presidentes de las conferencias episcopales sobre el uso del pan pobre en gluten y del mosto como material eucarístico, permitían a los sacerdotes que ya no podían beber vino (por ejemplo, sacerdotes que habían sido alcohólicos y se habían sometido a una desintoxicación) consagrar mustum, jugo de uva, en lugar de vino. Esto era permitido por las Congregaciones romanas en casos excepcionales en los que no se disponía de vino terminado. Pero el zumo de uva que se comercializa hoy en día está pasteurizado para evitar radicalmente la fermentación. Es, me atrevería a decir, fruto castrado de la vid.

Así celebraba el abate Pierre con los Compañeros de Emaús, a quienes se prohibía beber bebidas alcohólicas. Así es como celebran un cierto número de sacerdotes o vicarios parroquiales (conozco dos casos, pero sin duda hay otros: en el primero, se concedió permiso antes de su ordenación a un sacerdote que no soportaba beber ni una gota de vino; en el segundo, desconozco el motivo del permiso, pero sé que los demás sacerdotes de la parroquia, que no pidieron ningún permiso, también utilizan zumo de uva como su cohermano). ¿Asisten los fieles al Santo Sacrificio de la Misa? Esperamos devotamente que sí.

Y para nosotros, ¿el restablecimiento de las misas celebradas según el Rito Tradicional de la Iglesia nos será concedido al menos como una migaja de esta libertad que todo lo permite y que bien podría permitir lo que siempre se ha hecho?


Paix Liturgique


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