lunes, 14 de octubre de 2024

EL SANTO CURA DE ARS SOBRE LAS MADRES QUE AMAMANTAN EN PÚBLICO

¿Las madres deben o no deben exponer su pecho en público para amamantar a sus bebés?


Algunos argumentan que está bien porque en la iconografía medieval hay muchas estatuas de la Virgen haciéndolo.

Otros están en contra argumentando que en nuestros tiempos infectados por una propaganda altamente impura proveniente de Hollywood, Internet y la academia (Strip-tease, Nudismo, Freudismo, Teología del Cuerpo, etc.) ese viejo hábito que podía ser entendido en el pasado, no debería ser aplicado hoy entre los católicos.

Compartimos el siguiente texto de San Juan Bautista María Vianney, el Santo Cura de Ars:
“Hay madres que tienen tan poca religión o, si se quiere, son tan ignorantes que, si quieren presumir de su bebé ante algunas madres vecinas, se lo mostrarán desnudo. Otras, cuando están poniendo pañales, dejarán a los bebés, durante un largo período de tiempo, descubiertos ante todo el mundo. Ahora bien, aunque no haya nadie presente, no se debe hacer eso. ¿No hay que respetar la presencia de sus ángeles de la guarda?

Lo mismo ocurre cuando se les alimenta. ¿Debe una madre cristiana permitir que sus pechos permanezcan expuestos? E incluso si están cubiertos, ¿no debería apartarse a algún lugar donde no haya nadie más? 

Luego hay otras que, con el pretexto de que no son madres, sino nodrizas, están continuamente cubiertas sólo a medias. Esto es muy repugnante. Es suficiente para hacer sonrojar incluso a los paganos. La gente se ve obligada a evitar su compañía para no exponerse a malos pensamientos.

Pero, me diréis, ¡aunque todo el mundo esté cerca, debemos alimentar a nuestros hijos y cambiarles los pañales cuando lloran! Y yo os diré que, cuando lloran, hay que hacer todo lo posible para calmarlos, pero que es mucho mejor dejarlos llorar un poco antes que ofender a Dios. ¡Cuántas madres son causa de malas miradas, de malos pensamientos, de tocamientos impúdicos! Decidme, ¿son éstas las madres cristianas que deberían ser reservadas? ¡Oh, Dios mío! ¿Qué juicio deberían esperar?

Otras son tan crueles que dejan que sus hijos anden por ahí toda la mañana, durante el verano, sólo a medio vestir. Decidme, infelices, ¿no sería mejor para vosotros ocupar vuestros puestos entre las bestias salvajes? ¿Dónde está, pues, vuestra religión y vuestro deseo de cumplir con vuestro deber? ¡Ay! En cuanto a la religión, no tenéis ninguna. En cuanto a vuestros deberes, ¿habéis sabido alguna vez cuáles eran? Todos los días dais pruebas de que no lo sabéis. ¡Ah, pobres niños, qué desdichados sois por pertenecer a tales padres!”



No hay comentarios: