domingo, 16 de junio de 2024

BERGOGLIO FUERA DE CONTROL: ACTIVA LA CENSURA VATICANA

Francisco amordaza a la prensa vaticana: ¡cada vez más cerca de Corea del Norte!


El Vaticano y la Casa Santa Marta se están convirtiendo cada vez más en una sucursal de Corea del Norte: 

EL “PAPA FRANCISCO” AMORDAZA A LA PRENSA VATICANA: YA NO ESTARÁ DISPONIBLE EL AUDIO DE LAS AUDIENCIAS EN EL PALACIO APOSTÓLICO, ANTES AUDIBLES EN DIRECTO – LOS TEXTOS DE LOS DISCURSOS PREPARADOS YA NO SE DIFUNDIRÁN BAJO EMBARGO (se adelanta la información al medio, pero no se puede difundir hasta que no se autoriza su publicación)– BERGOGLIO PREFIERE ENTREVISTAS PAUTADAS”. 

El “papa Francisco”, después de la frase filtrada sobre la “mariconería” activó la mano dura con los periodistas: textos en embargo (no se pueden publicar hasta que el Vaticano los apruebe) y audios con cuentagotas. Francisco ha decidido estrechar aún más el grifo con la prensa acreditada ante el Vaticano

El lenguaje obsceno y ciertas frases de Bergoglio obligaron antes a la Sala de Prensa del Vaticano a endulzar y corregir ciertas frases del Francisco en las versiones oficiales publicadas, y ahora decidieron cerrar todos los grifos de la comunicación y prohibir, de hecho, las transmisiones en directo (privilegio de los periodistas de la Sala de Prensa).

A partir de fuentes internas del Vaticano se habla del “descontrol total” de Francisco durante los encuentros y se teme su lenguaje obsceno constante, que no es bueno para “su imagen”.

Gracias a Franca Giansoldati que, como todos los periodistas de Il Messaggero, está en ‘huelga de fichajes’ por el cambio de director del diario.

AQUI en Dagospia (en italiano).

Il Messaggero, 9 de junio de 2024 (en italiano)

Los incidentes de comunicación son muchos. Palabras mal entendidas y mal interpretadas, otras pronunciadas sin imaginar las consecuencias (a menudo diplomáticas), o discursos modificados sobre la marcha que han causado estragos. 

Si analizamos estos once años de “pontificado”, surgen auténticas ventiscas que han obligado a Francisco a correr a cubrirse con su séquito empeñado en parchear las cosas aunque a veces resultara peor el parche que el agujero. Incluso corrigiendo las comillas de los pasajes más polémicos. 

El último gran incidente planetario se produjo por la respuesta dada a un obispo italiano durante la asamblea de la CEI. A pesar de que Bergoglio había aconsejado no decir nada a los periodistas (que no estaban presentes, a excepción de los de los medios de la Conferencia Episcopal Italiana), la escandalosa frase sobre la mariconería en los seminarios salió de los muros vaticanos (como era de esperar).

Cansado de tener que hacer frente a continuas urgencias comunicativas que dañan su imagen y lastran su acción de gobierno, Francisco ha decidido estrechar aún más el grifo con la prensa acreditada ante el Vaticano. Así, a la ya larga serie de restricciones vigentes (impensables en tiempos de Wojtyla y Ratzinger) ha añadido otras. 

Con efecto inmediato, muchos de los audios de las audiencias a los grupos en el Palacio Apostólico, que antes se podían escuchar en directo en la Sala de Prensa, ya no estarán disponibles, como tampoco los textos de los discursos preparados. Siempre se han difundido con pedido de embargo a la espera de su lectura para facilitar el trabajo de la prensa. 

Sólo permanecerán inalteradas y serán distribuidas las catequesis relativas a la audiencia general de los miércoles y a la oración del Ángelus. Los textos que, en cambio, se distribuirán a los periodistas serán sólo los pronunciados por Bergoglio, para garantizar al Vaticano una cierta vigilancia sobre las frases “improvisadas” del “pontífice”.

En pocas palabras, un cambio de rumbo motivado por la necesidad de Bergoglio de no echar involuntariamente más gasolina al fuego.

Estas medidas preventivas se suman a otras barreras que Bergoglio ha levantado a lo largo del tiempo. Por ejemplo, la prohibición de organizar las tertulias con la prensa internacional durante las visitas de los jefes de Estado, o incluso las preguntas de las entrevistas en el avión durante los viajes internacionales, que desde hace algunos años siempre están enjauladas de hecho para limitar las preguntas incómodas. Las preguntas sólo se permiten si tienen relación directa con el país visitado y su historia. Los periodistas, en esta fase del “pontificado” marcada por grandes laceraciones internas en la Iglesia, son mantenidos a una distancia prudencial. Francisco prefiere elegir a sus interlocutores para las entrevistas pautadas.

Últimamente, el pasaje de una entrevista concedida a la CBS en la que niega el diaconado a las mujeres ha creado una ola de protestas en el seno de la Iglesia, a pesar de las promesas hechas en varias ocasiones, especialmente a la Iglesia alemana, que presiona con fuerza en este punto. 

Otro problema lo creó la conversación que mantuvo en privado con los familiares de los palestinos de Gaza, a quienes recibió poco después del 7 de octubre. Bergoglio les habría hablado de genocidio por parte de los israelíes, como dijeron los palestinos a los periodistas. Pero al mismo tiempo surgieron otras inconsistencias a causa de las palabras confiadas a los familiares de las víctimas israelíes, definiendo a los milicianos de Hamás como terroristas.

En 2020, a causa de estas tormentas mediáticas, Francisco se vio incluso obligado a emitir una nota a todos los nuncios apostólicos para aclarar sus palabras sobre los homosexuales y las leyes que se discutían en los Parlamentos. El revuelo se había levantado después de que el Bergoglio -en una película sobre su pontificado- dijera que aprobaba las leyes civiles para las parejas homosexuales a pesar de que esto contrastaba abiertamente con la doctrina de la Iglesia, que nunca había sido desautorizada hasta ese momento, lo que desencadenó vivas protestas de obispos y cardenales. Sin embargo, al mismo tiempo, el director de la película, Evgeny Afineevsky -amigo suyo-, confirmó a los periodistas que el propio “papa” había tenido la oportunidad de ver la película en su totalidad y que, de hecho, la había aprobado.

Luego llegó el giro sobre la guerra en Ucrania. Empezando por ese “OTAN ladrando en las fronteras de Rusia”, como si la intervención contra Kiev hubiera sido “provocada” por la OTAN, hasta la exigencia de rendición contenida en otra entrevista (en la televisión suiza) en la que habló del valor de izar la bandera blanca. En otra ocasión calificó de crueles a los chechenos y a los buriatos (entrevista concedida a America, la revista de los jesuitas).

No faltaron los episodios que ofrecieron material para la polémica. Sin venir a cuento, dijo que “al final todo el feminismo acaba siendo ‘machismo’ con falda”. Una definición poco feliz, dado que el machismo había sido incluso condenado en un documento vaticano. O cuando a un niño autista le dijo en una videollamada: “Entonces nos veremos infierno”. Bergoglio le había llamado luego de recibir una conmovedora carta en la que relataba las dificultades que había experimentado a causa del coronavirus. El niño, Andrea, solía sentarse todas las mañanas frente al televisor para ver la Misa que el “papa” celebraba en ese momento en Santa Marta durante el covid.

Luego también tenemos los casus belli de dar azotes a niños caprichosos, dar patadas en el culo a los corruptos, reprochar a los católicos que tienen hijos como conejos, aconsejar pegar puñetazos a los que ofenden a sus madres e insultar a monjas diciéndoles agrias y solteronas. Por mencionar sólo los más conocidos.


Marco Tosatti


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