Por Atila Sinke Guimarães
Cuando se consideran las principales características de la Iglesia Conciliar, se ve que entre ellas se destaca la “tolerancia”. La base del “ecumenismo” es el concepto de que uno debe tener tolerancia hacia los errores de las religiones falsas.
Cuando se consideran las principales características de la Iglesia Conciliar, se ve que entre ellas se destaca la “tolerancia”. La base del “ecumenismo” es el concepto de que uno debe tener tolerancia hacia los errores de las religiones falsas.
La base del “aggiornamento” –es decir, la adaptación de la Iglesia al mundo moderno– es también la noción de “tolerancia” en relación con los principios revolucionarios representados por el mundo moderno.
Se puede decir con seguridad que la “tolerancia” es el fundamento de las dos iniciativas principales del Concilio Vaticano II y de las reformas que se aplicaron en el período posconciliar.
Otra acción importante de la “nueva iglesia” en el ámbito político-social es su esfuerzo “a favor de la paz”. Cualquier guerra –por el hecho de ser guerra– se considera mala. Así se expresa en la encíclica Pacem in terris de Juan XXIII, así como en importantes extractos del documento conciliar Gaudium et spes.
Recuerdo que durante la visita que hizo a Tierra Santa, Pablo VI planeó un viaje al Valle del Armagedón. Las damas y caballeros aquí presentes seguramente recordarán que, según muchos intérpretes, la última batalla de la Historia tendrá lugar en El Valle del Armagedón. Sería la batalla entre Nuestro Señor y el Anticristo, la batalla de la victoria final de Jesucristo.
Pablo VI, en cambio, quiso caminar por el Valle del Armagedón gritando en hebreo: “¡Shalom, shalom!” O, es decir, el Vicario de Cristo quiso ir al lugar de la última batalla y expresar simbólicamente que no debería haber otra guerra.
Por lo tanto, la “tolerancia” es una nota clave de la “nueva religión” que están inculcando los seguidores del progresismo.
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Pablo VI, en cambio, quiso caminar por el Valle del Armagedón gritando en hebreo: “¡Shalom, shalom!” O, es decir, el Vicario de Cristo quiso ir al lugar de la última batalla y expresar simbólicamente que no debería haber otra guerra.
Por lo tanto, la “tolerancia” es una nota clave de la “nueva religión” que están inculcando los seguidores del progresismo.
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