martes, 16 de abril de 2024

LA EXTRAÑA CONFERENCIA DE TUCHO EN ROMA

La rueda de prensa de Tucho para presentar Dignitas Infinita fue algo “rara” en la historia de las ruedas de prensa vaticanas.


No por el documento en sí, que es una mezcolanza de cosas que ya sabemos, sino porque era la primera rueda de prensa del “cardenal” Víctor Fernández, conocido como Tucho, el nuevo jefe del Dicasterio para la Doctrina de la Fe.

Fernández es quizás el colaborador más cercano de Bergoglio y es su amigo desde hace mucho tiempo, que ha tenido que ver en la redacción de muchos de los documentos desde 2013 hasta hoy. Esta fue la primera oportunidad que tuvieron los periodistas vaticanos de verlo “en acción”.

Afortunadamente, Tucho no parecía muy interesado en hablar sobre el documento Dignitas Infinita, ya que pasó la mayor parte de su introducción de media hora discutiendo el otro “documento” Fiducia Supplicans, que permite la bendición de “parejas” homosexuales y lamentando a aquellos que han puesto muy poca fiducia en Francisco.

Y así fue como en los tres primeros minutos de su exposición, el “cardenal” contó que Fiducia Supplicans ha tenido más de 7.000 millones de visualizaciones en Internet.

“Más de 7.000 millones de visualizaciones -repitió- ¡Y cuántos documentos ha habido de los que nadie se acuerda ni de su nombre!”.

Y por si acaso se pudiera pensar que las páginas vistas no importan, el “cardenal” añadió:

- “En Italia, entre los menores de 35 años, el 75% de la gente está de acuerdo con este documento”.

Desgraciadamente, Tucho no quiso decir quién había realizado la encuesta.

Establecida la “popularidad” de Fiducia Supplicans, Tucho volvió brevemente a Dignitas Infinita para decir que “la Iglesia no siempre ha reconocido la dignidad humana con la misma claridad a lo largo de los siglos”.

Luego abordó la “evolución de la doctrina” con el ejemplo de la esclavitud.

Tucho dio lectura a la bula del Papa Nicolás V de 1452, Dum Diversis, que permitía al rey de Portugal hacer esclavos a los sarracenos y paganos. A continuación, nos trasladamos a 1537, cuando Pablo III revoca la bula papal del Papa Nicolás.

Tucho continuó con su relato yendo exactamente por donde él quería y, a partir de 1537, extrajo su conclusión:

“Sobre la cuestión de la esclavitud -dijo- dos Papas dijeron dos cosas contrarias. Pero ahora parece que el Papa Francisco no puede decir nada diferente de lo que se ha dicho antes, como si el Magisterio se hubiera cerrado definitivamente después de los Papas anteriores”.

Así llegamos al segundo punto principal que el “cardenal” quiere plantear en la rueda de prensa de Dignitas Infinita: ¡Francisco debe ser obedecido!

Convenientemente, Tucho trajo consigo dos libros: el Código de Derecho Canónico y el documento del Vaticano II Lumen Gentium que habían sido marcados en las páginas pertinentes:

- “Miren, lo dice el derecho canónico” -exclamó mientras leía el canon 752 sobre la sumisión a las enseñanzas del Papa.

Luego, abrió Lumen Gentium, que dice lo mismo en el punto 25: “La sumisión religiosa de mente y voluntad debe manifestarse de un modo especial al magisterio auténtico del Romano Pontífice, incluso cuando no habla ex cathedra; es decir, debe manifestarse de tal modo que se reconozca con reverencia su magisterio supremo, se adhieran sinceramente a los juicios emitidos por él según su mente y voluntad manifiestas”.

Tucho recordó el juramento que hacen sacerdotes y obispos comprometiéndose a asentir a las “enseñanzas del papa”.

“Algunos obispos e incluso cardenales que tratan al Papa de hereje, que dicen que lo que ha dicho va contra la tradición de la Iglesia, parece que no han hecho este juramento, dijo Tucho.

El “cardenal” añadió que “incluso los protestantes prestan especial atención a lo que dice el papa”. ¿Cómo no le van a “prestar atención” si Bergoglio es uno más de ellos?

Tucho luego recordó una ocasión, allá por 2009, en la que el entonces “cardenal” Bergoglio le recordó su propia dignidad.

- “Me había encontrado de repente con todo el mundo en mi contra, como si estuviera entre lobos”, dijo sin ofrecer más detalles.

- “Fue un momento en el que uno tiene la tentación -dijo- de culparse a sí mismo y desaparecer del mundo”.

Y añadió: 

- “Bergoglio me dijo con firmeza y amabilidad: 'No, Tucho, levantá la cabeza y no dejes que te quiten la dignidad porque nadie te la puede quitar'”.

- “Esas pocas palabras siempre se me han quedado grabadas”, dijo el “cardenal”.

- ¿A qué se debió tal aliento de Bergoglio? -preguntó un periodista

En 2009, el entonces 
“cardenal” Bergoglio había propuesto a Tucho como rector de la Universidad Católica Argentina. Quienes se oponían a su nombramiento desenterraron un viejo artículo periodístico que había escrito sobre la bendición de las uniones homosexuales.

- “Era un pequeño artículo en un periódico local argentino”, minimizó Tucho. Fue escrito a instancias de su obispo de entonces, que quería explicar por qué no podían ofrecer bendiciones a “parejas” homosexuales. ¿Qué habrá contenido de inapropiado aquel “pequeño artículo” que bloqueó su puesto como Rector de la Universidad Católica Argentina? ¿Tal vez su visión poco ortodoxa sobre las uniones homosexuales que finalmente salieron a la luz en Fiducia Supplicans? ¡Queremos conocer ese “pequeño artículo”!

Al parecer, los “lobos” entre los que danzaba Tucho enviaron el texto al Vaticano, que escribió a Fernández diciéndole que a su texto “le faltaban todos los argumentos filosóficos que la Iglesia ha desarrollado a lo largo de los siglos para defender esta postura”.

Pasó cerca de un año y medio de idas y venidas con el Vaticano hasta que 
finalmente su nombramiento como Rector de la Universidad Católica Argentina, se concretó el 20 de mayo de 2011.

Tucho se victimizó diciendo que “algunos sacerdotes argentinos ni siquiera se dignaron a saludarle y estrecharle la mano”.

Luego, volviendo al documento sobre la dignidad, Tucho abrió un libro que tenía junto a él y se dirigió directamente a los periodistas de la sala.

- “Me gustaría que el mensaje sobre la dignidad infinita fuera para cada uno de ustedes”, dijo.

- “Por esta dignidad, tenemos derecho a ser felices o a intentar serlo”.

Leyó en voz alta un pasaje del Libro del Eclesiástico:

- “Nadie es peor que quien se tortura a sí mismo. Hijo mío, trátate bien y disfruta de la vida lo mejor que puedas. No te prives de un buen día ni dejes escapar un deseo legítimo”. Seguramente los miles de Santos que se disciplinaban para dominar las pasiones no leyeron ese texto de Eclesiástico; quizás Tucho hubiera encaminado mejor su vida si hubiera seguido el ejemplo de cargar su cruz y el cumplimiento de los votos de castidad, que coronaron con la gloria del cielo, a tantas vidas ejemplares en la historia de la Iglesia.


Con información de 
Catholic Herald



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