Por Nico Spuntoni
Francisco sigue desvelando detalles del Cónclave. Lo ha hecho en un nuevo libro-entrevista titulado 'Papa Francisco. El sucesor' escrito junto al periodista Javier Martínez-Brocal y del que el diario Abc publicó un adelanto. El nuevo volumen está dedicado a Benedicto XVI pero lleva una fotografía de Francisco en la portada. El cónclave del que habla abiertamente el “pontífice reinante” en la entrevista, sin embargo, no es el de 2013. Sus revelaciones, de hecho, están relacionadas con la “elección” de Benedicto XVI en 2005, cuando su nombre fue el segundo más votado, según se ha filtrado en varias ocasiones y como también confirma implícitamente el propio interesado en esta enésima entrega pública.
La versión de Bergoglio
Sabemos que en 2005 Joseph Ratzinger fue elegido tras cuatro votaciones. Según diversas reconstrucciones, el argentino Bergoglio obtuvo hasta 40 preferencias en la tercera votación frente a las más de 70 del alemán. En una entrevista concedida hace unos años a 'La Voz del Pueblo', Francisco había abordado el mismo tema diciendo que “internamente estaba claro que Benedicto tenía que ser elegido y había casi unanimidad para ello y me gustaba mucho. Su candidatura estaba clara, en la segunda no había candidato. Había varios candidatos, pero ninguno fuerte”. En el nuevo libro-entrevista, sin embargo, Bergoglio desmiente esta versión suya anterior y se presenta como el hombre que desbloqueó el juego del cónclave al permitir la elección de Ratzinger con un supuesto paso atrás.
Francisco confirmó que había recogido 40 votos, precisando que “fueron suficientes para frenar la candidatura del cardenal Joseph Ratzinger, porque si hubieran seguido votando por mí, no habría podido alcanzar los dos tercios necesarios para ser elegido papa”. Contradiciendo, por lo tanto, la tesis de la casi unanimidad sobre el entonces Decano del Colegio y la ausencia de otras candidaturas, Bergoglio afirmó: “No era ésta la idea de quienes estaban detrás de las votaciones. La maniobra consistía en proponer mi nombre, bloquear la elección de Ratzinger y luego negociar otro tercer candidato. Me dijeron, mucho tiempo después, que no querían un 'papa' extranjero”.
Una versión doblemente opuesta a la anterior ya que el jesuita argentino aseguraba que “me estaban utilizando, pero detrás ya estaban pensando en proponer a otro cardenal. No se ponían de acuerdo en quién sería, pero iban a lanzar un nombre”. Así que, entre los cardenales que no habrían querido al histórico prefecto del antiguo Santo Oficio, no sólo había una candidatura construida -la de Bergoglio-, sino incluso otra candidatura real para sortear el impasse.
¿Resolver?
Al dar a Martínez-Brocal su reconstrucción del cónclave hace diecinueve años, Francisco se presentó como el hacedor de papas. Después de la tercera votación, de hecho, el entonces cardenal argentino supuestamente le dijo a su cohermano colombiano Darío Castrillón Hoyos que “no bromeara con mi candidatura, porque voy a decir ahora que no acepto, ¿eh? Déjenme aquí. Y así fue elegido Benedicto”. Queda por entender por qué el cardenal Castrillón Hoyos, conocido opositor a la teología de la liberación y más tarde principal colaborador de Benedicto XVI en el diálogo con la Fraternidad San Pío X, formó parte de una facción para bloquear la elección de Ratzinger.
Hay que decir, además, que según las notas del diario de un cardenal anónimo publicadas en 'Limes' por el vaticanista Lucio Brunelli, no hubo marcha atrás después de que en la tercera votación quedara claro que el bloque de los partidarios de Bergoglio podría haber impedido la elección del favorito Ratzinger. En la cuarta votación, de hecho, el nombre del argentino bajó en apoyos hasta los 26, mientras que el del alemán subió hasta los 84. Por lo tanto, de ser ciertos estos datos, parecerían más compatibles con una candidatura que se desinfló por sí sola.
En cualquier caso, según dijo Francisco en el libro-entrevista, en su opinión Ratzinger “era el único que podía ser papa en ese momento porque después de la revolución de Juan Pablo II, que había sido un 'pontífice' dinámico, muy activo, con iniciativas, viajero... hacía falta un 'papa' que mantuviera un sano equilibrio, un 'papa' de transición”. No era el momento de elegirle para el trono papal: “Si hubieran elegido a alguien como yo, que hace mucho ruido, no habría podido hacer nada. En aquel momento, no habría sido posible. Salí contento”, dijo Bergoglio.
La figura de Martini y el juramento
Las revelaciones de Bergoglio confirman que Carlo Maria Martini no fue el candidato más votado de los progresistas en el Cónclave de 2005, a pesar de ser probablemente el cardenal más conocido y con más autoridad de ese bando. El papel de Martini en la elección de Ratzinger ha sido muy discutido en los últimos años y han circulado diferentes reconstrucciones. Silvano Fausti, jesuita fallecido hace unos años y compañero espiritual del antiguo arzobispo de Milán, había afirmado que Martini se habría dirigido a Ratzinger durante el Cónclave y le habría dicho: “acepta mañana ser 'papa' con mis votos.... acéptate a ti, que llevas treinta años en la Curia y eres inteligente y honesto, si consigues reformar la Curia, bien, si no, te vas”.
Muchas versiones, sin embargo, redimensionan el consenso recogido por Martini en aquel Cónclave. Sin ir más lejos, una fuente autorizada como Andrea Riccardi ha informado del contenido de una conversación privada en la que el cardenal habría confesado su frialdad ante la perspectiva de ver a su hermano jesuita Bergoglio de blanco.
A pesar de que la constitución apostólica Universi Dominici Gregis impide a los cardenales electores “revelar a cualquier otra persona noticias, que directa o indirectamente se refieran a las votaciones, así como lo discutido o decidido sobre la elección del Pontífice en las reuniones de los cardenales, tanto antes como durante el tiempo de la elección”, Francisco sigue revelando detalles sobre los dos últimos cónclaves, a los que asistió, en la prensa. ¿Puede hacerlo? Sí, y es el propio Bergoglio quien explica por qué a Javier Martínez-Brocal: “Los cardenales juran no revelar lo que sucede en el Cónclave, pero los 'papas' tienen licencia para contarlo”, reza el adelanto.
De hecho es así porque el Papa es legibus solutus.
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