lunes, 22 de abril de 2024

EL DE LA PALABRA CON “M”

Esta mañana me sorprendí a mí mismo pensando en las motivaciones humanas y en el resultado del funcionamiento interno de su mente.


Mis pensamientos eran los siguientes: si yo fuera un pervertido, ¿me estimaría? Lo más probable es que no, esa es la respuesta. Si fuera maricón, o lesbiana, o un tipo con tendencias pedófilas, o un transexual, probablemente trataría de sentirme “orgulloso” todo el tiempo, tal vez hablando del “orgullo” de mi condición. Sin embargo, en el fondo sabría que soy una mierda.

Creo que una de las formas de luchar contra el sentimiento invencible e imborrable de que soy una mierda sería hacer que todo el mundo fuera bueno. Si todo el mundo es bueno, en primer lugar me siento bien conmigo mismo, ya que me da la sensación difusa que puedo llegar a engañar y que piensen que soy un buen tipo, y en segundo lugar puedo intentar persuadirme de que no soy un pedazo de mierda, visto que me repito todo el día que todo el mundo es bueno, y por lo tanto, yo también lo soy.

Pero el sentimiento de ser un pedazo de mierda, creo, permanecería. De hecho, no creo que pudiera escapar de ese sentimiento. Así es como estos tipos y tipas desarrollan todas sus enfermedades psicosomáticas y tendencias suicidas. No, necesitaría ponerme manos a la obra.

En ese momento, creo que sería un activista contra la pena de muerte. De nuevo, tendría esa sensación de confusión, y también intentaría empujar más profundamente en mi conciencia esa sensación de, bueno, ser un pedazo de mierda de la nunca puedo escapar. Pero esa sensación permanecería. En ese momento, creo que necesitaría algo más.

Ahora déjame pensar: ¿qué podría ser? ¿Qué tal....

¿Dignidad infinita?

En primer lugar, suena muy bien, ya que “infinito” es una palabra muy difusa y emotiva. Luego suena muy compasiva, porque Dignidad es una palabra que ennoblece a quien la pronuncia: ¡fíjate cómo rueda por la lengua! Pero entonces, lo más importante de todo, conseguiría sentir que soy muy, muy bueno.

Esto me obliga, muy oportunamente, a hacer a todo el mundo muy, muy bueno. Desde los violadores hasta los asesinos, y desde Hitler hasta Hamás, todo el mundo es increíblemente bueno, porque la dignidad es infinita, ¿ves? Por supuesto, yo diría que los torturadores y violadores de Hamás tienen dignidad infinita aunque... tomen decisiones equivocadas. Pero, una vez que los llamé personas con dignidad infinita no hay manera de que la bondad pueda ser retirada, ¿ves?

Si, creo que ahora lo tengo.

Esto de la “dignidad infinita” es lo que usan los maricones para sentirse bien consigo mismos.

Pero al final, seguirán sintiéndose como pedazos de mierda.


Mundabor


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