El Payaso Malvado, una vez más, borracho de DEI, reafirmó que “el Señor bendice a todos, a todos, a todos”. Éste es, claramente, su patético intento de desviar la atención de su amigo argentino, el pervertido Tucho Fernández, a quien evidentemente sigue defendiendo.
Detengámonos por un momento en esta cuestión de “todos”.
Además de los Salmos Imprecatorios y otras partes del Antiguo y del Nuevo Testamento que no son en absoluto “inclusivas” y que de ninguna manera bendicen a nadie, pensé que deberíamos darle la palabra a Nuestro Señor mismo y ver qué tiene que decir acerca de si “bendice a todos, todos, todos” o no.
Evangelio según San Mateo
13. Por lo tanto, ¡ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, que son unos hipócritas! Ustedes cierran a la gente el Reino de los Cielos. No entran ustedes, ni dejan entrar a los que querrían hacerlo.
14. ¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, que son unos hipócritas!
15. Ustedes recorren mar y tierra para ganar un pagano, y cuando se ha convertido, lo transforman en un hijo del demonio, mucho peor que ustedes.
16. ¡Ay de ustedes, que son guías ciegos! Ustedes dicen: Jurar por el Templo no obliga, pero jurar por el tesoro del Templo, sí.
17. ¡Torpes y ciegos! ¿Qué vale más, el oro mismo, o el Templo que hace del oro una cosa sagrada?
18. Ustedes dicen: Si alguno jura por el altar, no queda obligado; pero si jura por las ofrendas puestas sobre el altar, queda obligado. ¡Ciegos!
19. ¿Qué vale más, lo que se ofrece sobre el altar, o el altar que hace santa la ofrenda?
20. El que jura por el altar, jura por el altar y por lo que se pone sobre él.
21. El que jura por el Templo, jura por él y por Dios que habita en el Templo.
22. El que jura por el Cielo, jura por el trono de Dios y por Aquel que está sentado en él.
23. ¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, que son unos hipócritas! Ustedes pagan el diezmo hasta sobre la menta, el anís y el comino, pero no cumplen la Ley en lo que realmente tiene peso: la justicia, la misericordia y la fe. Ahí está lo que ustedes debían poner por obra, sin descartar lo otro.
24. ¡Guías ciegos! Ustedes cuelan un mosquito, pero se tragan un camello.
25. ¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, que son unos hipócritas! Ustedes purifican el exterior del plato y de la copa, después que la llenaron de robos y violencias.
26. ¡Fariseo ciego! Purifica primero lo que está dentro, y después purificarás también el exterior.
27. ¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, que son unos hipócritas! Ustedes son como sepulcros blanqueados, que se ven maravillosos, pero que por dentro están llenos de huesos y de toda clase de podredumbre.
28. Ustedes también aparentan como que fueran personas muy correctas, pero en su interior están llenos de falsedad y de maldad.
29. ¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, que son unos hipócritas! Ustedes construyen sepulcros para los profetas y adornan los monumentos de los hombres santos.
30. También dicen: Si nosotros hubiéramos vivido en tiempos de nuestros padres, no habríamos consentido que mataran a los profetas.
31. Así ustedes se proclaman hijos de quienes asesinaron a los profetas.
32. ¡Terminen, pues, de hacer lo que sus padres comenzaron!
33. ¡Serpientes, raza de víboras!, ¿cómo lograrán escapar de la condenación del infierno?
34. Desde ahora les voy a enviar profetas, sabios y maestros, pero ustedes los degollarán y crucificarán, y a otros los azotarán en las sinagogas o los perseguirán de una ciudad a otra.
35. Al final recaerá sobre ustedes toda la sangre inocente que ha sido derramada sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, al que ustedes mataron ante el altar, dentro del Templo.
36. En verdad les digo: esta generación pagará por todo eso.
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Este no es el resultado de una investigación exhaustiva. Este es sólo el resultado de un intento ultrarrápido. Si hay algo que se puede decir del cristianismo es que la palabra “todos” no forma parte –al menos en lo que al resultado final se refiere– de él. No es un todos contra todos. No es un juego en el que todos ganan.
De hecho, la Iglesia existe exactamente por esto. Si Dios no excluyera a nadie, no habría necesidad de ninguna Iglesia.
Muchos son llamados, pero pocos son escogidos. Todos los demás están excluidos y no son bendecidos en absoluto.
Algunos se salvan, muchos se condenan. Maldito es lo contrario de bienaventurado. Maldito es también lo contrario de bendito. Busque en la Biblia “maldición” y tendrá una idea.
Como todo lo demás en el catolicismo, las bendiciones no se dan con solo pedirlas. Nunca lo fueron, nunca lo serán. “Bendígame, padre, porque soy un maricón que vive en pecado con mi pareja masculina” es algo que vive sólo en las mentes sucias y pervertidas de Tucho y el Payaso Malvado.
¿Es realmente Francisco tan tonto? Por desgracia, parece que lo es.
Eso sí, este no es el tipo de estupidez del tipo que no entiende el daño que está haciendo. Más bien, este es el tipo de estupidez del tipo que entiende, pero aún así prefiere seguir ese camino, con su enorme dedo medio extendido hacia todos nosotros.
En caso de que te lo preguntes, esto es una prueba más de que este tipo no cree en Dios en absoluto. Él cree que cuando él se haya ido, se habrá ido y punto. Esta es, al final, la razón por la que simplemente no le importa la forma en que será recordado, o lo que le sucederá a su alma en el momento de su muerte. Su mezquina venganza contra los católicos, su alegría cruel al verlos enojados pero incapaces de hacer nada, es suficiente para él.
Dicen que los homosexuales son las personas más amargas y crueles. No soy un experto, por supuesto, pero diría que la evidencia anecdótica lo confirmaría.
Di una oración por el bastardo.
Somos católicos.
Rezamos por los bastardos.
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