lunes, 1 de noviembre de 2021

PROFANACIÓN "FESTIVA" DE LA CATEDRAL DE BARILOCHE

“Al ver aquello, Jesús hizo un látigo con unas cuerdas y los echó a todos del templo, junto con las ovejas y los bueyes. Arrojó al suelo las monedas de los cambistas y les volcó las mesas. A los vendedores de palomas les dijo:–¡Sacad eso de aquí! ¡No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre!” (Jn.2, 15-16)

Por Mª Virginia Olivera de Gristelli


Cada vez es mayor la cantidad de testimonios de que en los días cercanos a la celebración de Todos los Santos -triunfos de la gracia de Cristo sobre sus enemigos-, las huestes infernales se revuelven contra los que todavía batallamos en la tierra, y contra todo lo santo y sagrado que nos conduce al Puerto.

No es casual que las furias del infierno se ceben especialmente sobre los consagrados, y sobre las imágenes y lugares santos, especialmente los templos. Mire cualquiera, si no, los ataques de las hordas feministas en las “marchas del orgullo consonántico” (cada día agregan más letras..lgtbrstvkz…). Pero no basta, no.

Les es preciso lograr el ataque desde dentro. No basta el Sanedrín, ni Pilatos, ni Herodes, ni Barrabás: es preciso conquistar a Judas, y lograr que lo entregue a Cristo con un beso.

Así también hoy, va tomando carta de ciudadanía entre los apóstatas de turno (párrocos, obispos..) la costumbre de profanar (convertir en profano lo que es sagrado) sistemáticamente las iglesias y catedrales católicas con presuntos “festivales” (sic) que congraciándose con el mundo, pisotean el honor debido a la casa de Dios, transformándola en cueva de ladrones y mentirosos.

Es el caso de lo sucedido en la Catedral de Bariloche en el día de ayer, tal como sucedió hace muy poco en la Catedral de Toledo. La misma fue obsecuentemente cedida como escenario para una de las actuaciones previstas en el marco del FIMBA (Festival Internacional de Música en Bariloche), organizado por el gobierno de la provincia de Río Negro, y en cuyo marco, una de las presentaciones lleva el significativo título de “Volver al ritual”, y otra, “Riendas libres”… Abonando todo, pues, la idea de que la fe es sólo un componente más de las múltiples manifestaciones “culturales” que se hamacan según los vaivenes del gusto popular, la presentación correspondiente a Nina Vais (https://www.youtube.com/watch?v=TXmBHHPKdds) y la Filarmónica de Río Negro, fue la que ilustran las fotos y videos de este post.


Al respecto nos hacen llegar una dolida carta de un fiel que presenció el agravio:
Esta noche los fieles católicos de Bariloche quedamos impactados, indignados y entristecidos por la noticia de un espectáculo máximamente irreverente ofrecido dentro de la misma Catedral de la ciudad. Se trataba de una presentación profana, provocativa, con luces de “antro” y música extraña con ritmos experimentales. Por todos los testimonios podría considerarse un espectáculo sacrílego. Si no lo fuese formalmente por parte de la artista y el público ajeno a la fe cristiana, sí lo sería materialmente. ¿Dónde habrá estado el obispo de la diócesis?
Una chica muy joven comentó luego de irse: 
“Es profundamente triste ver luces de boliche, pantallas con una chica bailando sensualmente y aparentemente desnuda, estando de fondo el sagrario, donde Jesús está verdaderamente presenteEs como matar a Cristo por segunda vez…”. 
Una señora decía: 
“Parecía un antro, daba mucha indignación”
Y otra manifestó con mucho dolor, reflexionando sobre lo vivido allí: 
“Había una sensación de enseñoramiento del maligno dentro de la Catedral, y Jesús solo allá atrás”.
Efectivamente, oscuridad, luces de lugar nocturno, gente completamente ajena (¿en serio?) a que se encontraba en un espacio sagrado. Y atrás, en la capilla del sagrario, una familia que se postraba para adorar al Señor, para acompañarlo y desagraviarlo. “Ni siquiera retiraron el Santísimo”, comentaba otro fiel.


Llama mucho la atención e indigna que el sacerdote responsable del templo se despachara sobre los cuidados extremos de la salud física: que el barbijo, que salir mirando al suelo, que no saludar a nadie… etc. Ni una palabra, ni un gesto de parte suya que revele que él es un ministro sagrado o que esa es la Casa de Dios. Claro, cómo lo haría, si cedió el espacio para que dos días antes de Halloween la oscuridad se introdujera bien cerca del sagrario…

En efecto, el espacio donde diariamente se inmola el Divino Cordero, con la Cruz de fondo, fue mera decoración para un entretenimiento profano -del que no nos interesa en lo más mínimo juzgar su poca o mucha calidad estética-. No creemos que haya sido pura casualidad que esto se haya dado precisamente en las vísperas de la celebración satánica del 31 de octubre, pues así como podemos dar gloria a Dios no sólo explícita sino implícitamente con ciertas obras, también se puede honrar a Su enemigo cuando por comisión, permisión u omisión, se contribuye a rebajar a Cristo y a su Iglesia. Vale la pena, en medio de tanto “buenismo”, recordar la respuesta que dio Nuestro Señor a quienes no respetaban la Casa de su Padre. Y eso que en la Sinagoga no estaba el Dios Vivo…

Sin embargo, el hecho de que el sacerdote rector ni siquiera haya tenido la delicadeza mínima de retirar el Santísimo Sacramento hace dudar seriamente de su fe en la Presencia Real. En cambio, sí se hizo presente vestido de rigurosos jeans rotosos, para pedir que se tomen las hipócritas medidas protocolares del circo plandémico. También fuimos testigos hace unos meses, de templos convertidos en “vacunatorios”, habiendo numerosos y amplísimos lugares para eso.

El obispo de Bariloche, Mons. Juan José Chaparro, hace sólo mes y medio, decía:
“me siento bien, eso no significa que la realidad sea siempre cómoda, pero estoy dispuesto a los cambios, somos ministros de la Iglesia y en esto más allá que nos cueste más o menos, nos adecuamos (…) vivimos en un mundo amplio y cada uno debe buscar su fidelidad en lo que piensa y cree”. 
Y un poco más adelante, entonando el estribillo políticamente correcto, remataba:
tenemos que ser conscientes que las religiones y las iglesias deben estar al servicio de la humanidad porque lo que Dios quiere es un mundo mejor y más fraterno”.
Es decir: las religiones (todas, sin distinción, como en Abu Dhabi...) tendrían un fin sobre todo inmanente; no tiene caso hablar entonces de salvación trascendente, y mucho menos de pecado o de verdad. Lo importante sería la bolsa de gatos aletargados… Pero eso, guste o no, no es católico, y los fieles tenemos el deber de identificar cuáles son los sacerdotes y obispos que no lo son, para no ir al abismo detrás de ellos. Ellos hacen cada día más su “caza de brujas” silenciando a los sacerdotes y congregaciones fieles; nosotros también hemos de tener claro quién es quién.

Nada es casual, insistimos. No hay que naturalizar lo que se desvía de su fin y de su naturaleza, y no se puede ver como normal que se prefieran las plazas y estadios para las Misas, y se elijan catedrales para festivales de música, a menos que quien así lo haga sea un apóstata, que con lo del “olor a oveja” disimula su repugnancia por el olor a Cristo, Buen Pastor. Dios los perdone, si se arrepienten a tiempo.

No nos agrada -ya lo hemos dicho-, traer este tipo de noticias, y lo hacemos por pedido expreso de un sacerdote amigo, porque todavía quedan algunos fieles desprevenidos, perplejos (cada vez menos) que están a tiempo de rehuir esa fruta envenenada de una mal llamada “cultura".

Tomemos los sacramentos, sí, pero no dejemos de decirlo sin ambages: quienes promueven y permiten este tipo de “espectáculos” no son católicos ya. Se han quedado con los templos; nosotros hemos de conservar la fe, y la caridad. Su amo es el Mundo. Nosotros sigamos reparando y consolando al Corazón Eucarístico de Jesús; refugiándonos en el Corazón Inmaculado de María, y vivando a Cristo Rey.


Caritas in Veritate


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