A Su Eminencia el cardenal G.B. Re
Decano del Colegio Cardenalicio
Eminencia:
Permítame que utilice el medio de una carta abierta para comunicarme con inmediatez.
Por vía indirecta he podido ver su carta del 26 de febrero, con la que (Prot. N. 1/2020) ha tenido usted el honor de inaugurar su elevado cargo de Decano del Colegio Cardenalicio.
Admiro su valentía al aventurarse en cuestiones que usted reconoce que son “complejas”, poniendo en riesgo el prestigio de su cargo apenas inaugurado. Pero se sabe que hoy hay un vicepapa que da valor a todos los que sirven en la Santa Sede.
Pasemos a la carta.
1. Para aclarar la visión que tenían Juan Pablo II y Benedicto XVI sobre el comunismo, me basta hacer referencia a las páginas 161-162 del libro “Ultimas conversaciones” (el papa Benedicto me hizo llegar una copia con la dedicación: “En comunión de oración y pensamiento”).
La pregunta del periodista Peter Seewald:
- “¿Ha compartido y apoyado activamente la Ostpolitik del papa (Juan Pablo II)?”.
Respuesta de Benedicto: - “Hablamos de ello. Estaba claro que la política de Casaroli, aunque implementada con las mejores intenciones, había fracasado. La nueva línea deseada por Juan Pablo II era fruto de su experiencia personal, del contacto con esos regímenes. Obviamente, entonces no se podía esperar que ese régimen cayera pronto, pero era evidente que, en lugar de ser conciliador y transigir, era necesario oponerse con fuerza. Esta era la visión de fondo de Juan Pablo II, que yo compartía”.
2. Para demostrar que el acuerdo firmado ya había sido aprobado por Benedicto XVI bastaría con mostrarme el texto firmado, que hasta hoy no he podido ver, y las pruebas del archivo, que usted ha podido verificar. Quedaría sólo pendiente de explicar por qué no fue firmado entonces.
3. Me temo que el cambio “de época”, en relación al significado de la palabra “independencia”, exista sólo en la cabeza del Eminentísimo Secretario de Estado, ayudado tal vez por una equivocada traducción del chino hecha por el joven redactor de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, ahora ya monoculus rex in regno caecorum, que fue corresponsable también de, al menos, diez errores en la traducción de la carta del papa Benedicto de 2007.
Sin embargo, dada la inteligencia del Eminentísimo me es difícil creer que haya sido engañado; es más probable que haya querido “dejarse engañar”.
4. No comprendo la última parte de su carta, bastante confusa. Los hechos están ahí. Tengo la certeza de que Parolin manipula al Santo Padre, que siente mucho afecto por mí, pero no responde a mis preguntas. Ante algunas de las tomas de posición de la Santa Sede que no consigo comprender, a todos los hermanos afligidos que se dirigen a mí, quiero decirles que no critiquen a quienes siguen esas disposiciones. Sin embargo, como en las disposiciones se deja libre a quien expresa la propia objeción de conciencia, les animo a retirarse al estado de las catacumbas, sin oponerse a ninguna injusticia; en caso contrario, acabarían perdiendo aún más.
¿En qué me he equivocado?
5. Estoy de acuerdo al cien por cien con la invitación a rezar.
Recuerdo que, recientemente, la Santa Sede ha recomendado la invocación a la Virgen “Sub tuum praesidium” y al Arcángel San Miguel
Obviamente, está el “Oremus pro Pontifice” que concluye con el “et non tradat eum in animam inimicorum ejus”.
Le deseo lo mejor en su largo servicio como Decano del Colegio Cardenalicio.
Atentamente suyo,
Cardenal Zen
Primer Domingo de Cuaresma
Del Evangelio según Mateo (4, 8-10)
De nuevo el diablo lo llevó a un monte altísimo y le mostró los reinos del mundo y su gloria, y le dijo: «Todo esto te daré, si te postras y me adoras».
Entonces le dijo Jesús: «Vete, Satanás, porque está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”».
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