EL MUNDO NECESITA SANTIFICAR A GILBERT KEITH CHESTERTON

A menudo tenemos la idea errónea de que estamos luchando entre nosotros cuando realmente estamos del mismo lado. Solo hay un enemigo, y está tratando de arrastrarnos al infierno.

Por Dale Ahlquist

En primer lugar, Chesterton no era antisemita, y quienes lo dicen son ignorantes o maliciosos. Estoy muy feliz de arrojar luz sobre su ignorancia o exponer su malicia.

Pero no nos dejemos engañar con esas tonterías. Hablemos de lo que es verdaderamente verdadero y verdaderamente importante.

Hablemos de por qué el mundo necesita santificar a Gilbert Keith Chesterton.

Este era un hombre bueno y santo cuya vida y escritos continúan apuntando a otros a Cristo en su plenitud. Eso significa, no solo acertar en la doctrina católica, sino también acertar en la enseñanza social católica. Significa amar a Dios y amar al prójimo, la extraña tensión que parece separar a la Derecha de la Izquierda, porque ninguna de las partes puede lograr hacer ambas cosas.

He llamado a Chesterton "El apóstol del sentido común". También me gustaría llamarlo "El apóstol de la vida". En su fantástica novela "El hombre que fue jueves", Chesterton dice que los filósofos modernos odian la vida misma. En su libro "Santo Tomás de Aquino", Chesterton dice que la Iglesia siempre está del lado de la vida. En otras palabras, identificó la batalla de la Iglesia contra la Cultura de la Muerte mucho antes de que San Juan Pablo II le diera a nuestro tiempo su epíteto oficial.

Pero, ¿qué es la cultura de la vida? Para el caso, ¿qué es la vida? Chesterton nos dice: La vida es un regalo. La vida es libertad. La vida es una pelea.

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De joven, Chesterton, como tantos otros jóvenes, experimentó una profunda depresión que lo llevó al borde de la autodestrucción. Solo se salvó, dice, "al aferrarse a un hilo del agradecimiento". Se dio cuenta de que la existencia es mejor que la no existencia, y que la existencia no es algo que nos hayamos ganado. Solo podemos responder a tal regalo de la manera en que respondemos a cualquier regalo: al aceptarlo con gratitud, al estar agradecidos.

"El mayor tipo de donación", declara, "es acción de gracias". Lo pone a uno en una posición permanente de humildad. Destierra el orgullo, que es el principal de los pecados, el pecado que no solo arruina todas las virtudes, sino que incluso empeora los otros pecados.

En la misa, escuchamos al sacerdote decir: "Es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar..." De hecho, lo hacemos, o, en cualquier caso, lo deberíamos hacer. Nos salvaría de perder los estribos, perder la paciencia, perder la caridad. Nos salvaría de preocuparnos. Si siempre estuviéramos agradecidos, siempre tendríamos la perspectiva correcta.

GK Chesterton es un ejemplo de alguien que tenía esa perspectiva. Siempre elogiaba y consolaba a los demás, ya sea amigo o enemigo, no solo porque estaba agradecido por ellos, sino porque sabía que compartía sus luchas y debilidades. De hecho, como dijo, "Gracias es la forma más elevada de pensamiento".

Como Chesterton muestra que la vida es un regalo, es un santo para aquellos que están deprimidos, porque muestra la salida. El mundo de hoy está lleno de personas deprimidas. Necesitan a San Gilbert Keith Chesterton con su alegría, aliento y esperanza.

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Pero la vida no es solo un regalo: también es libertad. La libertad es autogobierno. El autogobierno es autocontrol. El autocontrol es autolimitación.

Espera un minuto... ¿La libertad es autolimitación? Eso es una paradoja. ¿Por qué alguien que es libre se une a algo?

Porque eso es lo que hacen las personas libres: toman una decisión. Y cada vez que eligen algo, significa que rechazan todo lo demás. Los amantes se eligen entre sí, rechazando así a los demás, y se unen en matrimonio. Por lo tanto, el matrimonio es el estado verdaderamente libre. Chesterton dice que es el único estado que crea y ama a sus propios ciudadanos. "Solo los hombres para quienes la familia es sagrada tendrán un estándar para criticar al estado", dice en otra parte.

Chesterton tiene una filosofía completa y coherente que es la clave para reformar nuestra sociedad rota. Es una filosofía basada en los derechos familiares, en lo sagrado del hogar como el oasis de libertad. “La desintegración de la sociedad racional comenzó con la deriva del hogar y la familia; la solución debe ser un retroceso”.

Al demostrar que la vida es un regalo, que la vida es libertad, es un defensor del sacramento del matrimonio, de la familia y de los bebés. En el mundo de hoy, hay esposos y esposas, padres y madres, y niños que son dolorosamente conscientes de que nadie los defiende. Necesitan la defensa elocuente de San Gilbert Keith Chesterton, su fidelidad, su "locura doméstica".


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Por supuesto, no todos están de acuerdo con todo esto. Algunos no están de acuerdo con nada de eso. Porque la vida, como también lo demuestra Chesterton, es una pelea. Esa es también una de sus grandes glorias. "Todos nos despertamos en un campo de batalla", dice Chesterton, y tenemos que averiguar bajo qué bandera vamos a luchar.

No, no elegimos nacer. Tampoco elegimos nacer en un campo de batalla. Pero eso fue lo que pasó. La vida sigue siendo un regalo. La vida sigue siendo libertad. Pero la libertad significa que hay opciones. Tenemos que elegir de qué lado estamos.

Como Chesterton señala fabulosamente en "El hombre que fue jueves", a menudo tenemos la idea errónea de que estamos luchando entre nosotros cuando realmente estamos del mismo lado. Solo hay un enemigo, y está tratando de arrastrarnos al infierno. Chesterton pasó su vida luchando contra las malas ideas y las malas filosofías porque las personas que las abrazaban estaban en peligro, no solo por destruirse a sí mismas, sino también por hacer que otros tropezaran también.

Por ejemplo, luchó contra los ricos porque adoraban a un dios falso y usaban esa religión falsa como una forma de opresión. Les recordó las palabras de Cristo: que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un hombre rico entre al Cielo. Y señaló que la respuesta del hombre rico fue intentar fabricar una aguja más grande y criar un camello más pequeño.

Como controvertido, sabía que sus oponentes a menudo interpretarían mal sus palabras. Todavía lo hacen, a pesar del hecho de que él fue uno de los pensadores más claros en llevar la pluma al papel, y su pluma fue una de las plumas más limpias. Había una fuerza moral en sus palabras porque la respaldaba viviendo una vida moral. Él escribió la verdad, y sigue siendo la verdad.

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En sus días, Chesterton era famoso por hacerse amigo de sus enemigos al ser cortés y encantador en el debate. Necesitamos a San Gilbert Keith Chesterton hoy, cuando la controversia se ha vuelto cruel, cobarde y degradante.

Si alguna vez hubo un patrón de los periodistas, él es San Gilbert Keith Chesterton. De hecho, los periodistas deberían estar a la vanguardia de su causa. En cambio, están involucrados en "el arte de perder el punto", tal como lo estaban en los días de Chesterton.

Mientras tanto, la devoción a GK Chesterton continúa creciendo en todo el mundo. Santo subito.


Crisis Magazine