viernes, 15 de marzo de 2019

LA IGLESIA EN ALEMANIA PRETENDE “DEBATIR” SOBRE MORAL SEXUAL, ANTICONCEPCIÓN, IDEOLOGÍA DE GÉNERO Y CELIBATO

El cardenal Reinhard Marx señaló ayer que la Iglesia católica en Alemania está abierta a revisar la enseñanza moral sexual católica que prohíbe la anticoncepción, la cohabitación fuera del matrimonio (fornicación) y las relaciones homosexuales.

Durante su Asamblea Plenaria celebrada en Lingen, la Conferencia Episcopal Alemana abordó “las posibles causas y razones de la actual crisis de abuso sexual en su país. Los oradores invitados plantearon la idea de ordenar los llamados viri probati, así como aceptar la anticoncepción, las relaciones sexuales antes del matrimonio, las relaciones homosexuales y la ideología de género.

Los obispos alemanes han decidido seguir “discutiendo estos temas” en una serie de debates a través de un «camino sinodal».

El cardenal Marx, presidente de la Conferencia de Obispos de Alemania y arzobispo de Munich-Freising, dio una conferencia de prensa en la que señaló que “los obispos alemanes lidiaron con los problemas «sistémicos» relacionados con la crisis de abusos, algo que «no fue discutido en Roma» en la reciente cumbre celebrada en el Vaticano”. Se trata de «peligros de una naturaleza sistémica» indicó el cardenal y añadió: «Somos la única Iglesia local que enfrenta esta cuestión en estos momentos».

La conferencia de prensa se había retrasado porque, como Marx reveló, solo en los últimos treinta minutos de su reunión los obispos alemanes pudieron ponerse de acuerdo en iniciar un «proceso sinodal» en Alemania para “discutir estos asuntos más a fondo”.
Para esto, tres foros de discusión serán dirigidos por el obispo Felix Genn (sobre el celibato), el obispo Franz-Josef Bode (sobre la moralidad sexual) y el obispo Wiesemann (sobre cuestiones de poder y participación).

En septiembre se presentarán los primeros resultados. Este proceso se llevará a cabo «junto con el Comité Central de Católicos Alemanes» (ZdK), explicó el cardenal Marx, quien “se mostró muy satisfecho con el resultado de la Plenaria”. A continuación aseguró que había llamado rápidamente al profesor Thomas Sternberg, presidentel del ZdK, para recibir su compromiso de colaborar.

Sternberg es conocido por estar a favor de abolir el celibato, de la comunión de adúlteros y en general de cualquier cosa que sea contraria a la doctrina y disciplina católica tradicional.

Al explicar los temas propuestos que serán discutidos más a fondo por los obispos alemanes, el cardenal Marx señaló tres aspectos: la cuestión del poder, el celibato y la moral sexual de la Iglesia.

«La pregunta está permitida: ¿debe existir siempre el celibato?». Recordó que «la Iglesia católica ya tiene sacerdotes casados». Marx también se refirió a uno de los oradores durante la asamblea episcopal, el profesor Eberhard Schockenhoff, quien propuso un cambio de la enseñanza moral de la Iglesia, para incluir la aceptación de la anticoncepción, la convivencia fuera del matrimonio, la ideología de género y las parejas homosexuales. El cardenal Marx comentó con simpatía la contribución de este orador y dijo que Schockenhoff «lo presentó [el debate sobre la moral sexual] muy bien». También hay «una necesidad de discusión sobre el Catecismo».

El purpurado aseguró que «la mayoría de los obispos pensaban que hay una necesidad de cambio en la moral sexual de la Iglesia
».

Los obispos alemanes acordaron por unanimidad iniciar un «proceso sinodal», al final del cual podrían, dijo Marx, enviar una «carta a Roma en caso de que haya puntos que no podemos aclarar», presentando así sus propuestas a la Iglesia Universal.

Marx indicó que en épocas anteriores los obispos alemanes ya habían visto la necesidad de tal discusión, incluso enviando, después de su Sínodo de Würzburg nacional en la década de 1970, un conjunto de preguntas a Roma, pero que no recibieron ninguna respuesta. En ese momento, ciertas cosas todavía no podían discutirse abiertamente, agregó, «porque uno podría tener problemas con Roma. Pero ese momento ya ha terminado».

El cardenal Marx dejó claro que ha tenido lugar un «punto de inflexión en la Iglesia. Las cosas ya no pueden continuar como se han hecho», afirmó.




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