En su “meditación” en la monstruosa “Aula Pablo VI”, en presencia del falso papa Prevost, la “religiosa” de la comunidad monástica de las Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento supuestamente “invita a una esperanza que conecta pasado y futuro”, según la descripción publicada por el sitio de la Santa Sede.
De su discurso que es extenso, aburrido y lleno de lugares comunes como el palabrerío que habitualmente acostumbra entregarnos la iglesia sinodal y conciliar, rescatamos de él dos párrafos que son “polémicos”, por definirlos de alguna forma, donde la “hermana” hace un breve análisis de la imagen “La Virgen de Port Lligat” de Salvador Dalí. Sí, no es una broma. Si deseas leer la “meditación” completa, click aquí.
Dalí, signos de renacimiento
“La última imagen evocada es La Virgen de Port Lligat de Salvador Dalí, pintada después de Hiroshima: símbolo de la tragedia que la ciencia y la técnica, desvinculadas de la ética, podrían provocar. El rostro de la Virgen es el de Gala, esposa y consuelo del artista. A su alrededor, signos de ruina: un arco roto que la cubre (“como nuestras instituciones, antiguas pero a menudo marcadas por el deterioro”), el pez cristológico en la predela, montañas suspendidas.
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