jueves, 13 de junio de 2024

13 DE JUNIO: SAN ANTONIO DE PADUA, CONFESOR Y DOCTOR


13 de Junio: San Antonio de Padua, confesor y doctor

(✞ 1231)

El maravilloso predicador de Cristo, San Antonio de Padua, nació en Lisboa, cabeza del reino de Portugal, y fue hijo de muy nobles y virtuosos padres.

Bebió con la leche de su madre la devoción a la Virgen Santísima; y a la edad de quince años tomó el hábito en el monasterio de canónigos reglares de San Agustín, donde hizo su profesión; más once años después, pasó con la venia de sus superiores a la religión seráfica, llevado del deseo de convertir a los moros y derramar su sangre por Jesucristo.

Pero el Señor que le destinaba a otro apostolado, le envió en África una grave enfermedad; y para cobrar salud se embarcó con rumbo a España, más por vientos contrarios fue llevada a la nave a Italia.

Su seráfico padre San Francisco, le mandó que leyese teología en las ciudades de Montpellier en Francia, y de Bolonia y Padua en Italia, y le encomendó después el oficio de predicar.

Eran sus palabras como unas llamas de fuego que abrasaban los corazones, y como Dios las confirmaba con grandes prodigios, fueron innumerables los herejes y pecadores que convirtió así en Francia como en Italia.

Una vez, disputando con un hereje llamado Bonibillo, que negaba la presencia de Cristo en la Eucaristía, hizo que la mula del hereje, a pesar de haber estado tres días sin comer, dejase la cebada que le ponían delante, para arrodillarse delante del Santísimo Sacramento; con este milagro se convirtió aquel principal maestro de los herejes.

Otra vez estando en la ciudad de Armino, para confundir a los herejes que no querían oírle, se llegó a la ribera del mar, a predicar a los peces, a los cuales, asomando del agua, les echó su bendición.

Un día lo convidaron a comer unos herejes y le pusieron ponzoña en el plato, y el santo les afeó aquella maldad, porque haciendo la señal de la cruz sobre el manjar, lo comió sin recibir del veneno lesión alguna.

Aconteció muchas veces que predicando en una lengua le entendían los oyentes de diferentes naciones y lenguas, como si predicara en la lengua de cada uno, y aún fue oído dos millas lejos de donde predicaba.

Era tanta la gente que acudía a sus sermones, que no cabiendo en los templos se salían a los campos.

Acechó una noche al Santo el huésped que le había recibido en su casa, y vio en su aposento una gran claridad, y el Niño Dios hermosísimo y sobremanera gracioso encima de un libro, y después, en los brazos de San Antonio, y que el santo se regalaba con él sin apartar los ojos de su Divino rostro.

Finalmente, a los diez años de sus apostólicos ministerios, acabó su vida llena de virtudes, y en la ciudad de Padua entregó su alma bienaventurada al Señor.

San Antonio de Padua fue el segundo santo más rápidamente canonizado por la Iglesia (tras san Pedro Mártir de Verona), el día 30 de mayo de 1232 en la Catedral de Spoleto Estados Pontificios por el papa Gregorio IX.

Reflexión:

Entre los milagros con que Dios ilustró a este Santo gloriosísimo, es muy digno de mención el que aconteció treinta y dos años después de su muerte, en la traslación de su sagrado cuerpo. Porque se halló entre los huesos de la boca la lengua tan entera y fresca como si estuviera viva; y tomándola en las manos San Buenaventura, que en ese momento era ministro general de la Orden de San Francisco, bañado en lágrimas exclamó: - ¡Oh lengua bendita! que siempre alabaste a Dios, y fuiste a causa de que tantos le alabasen, bien se ve ahora de cuánto merecimiento eres delante del Criador, para que tan alto oficio te había formado! Empleemos también la nuestra en alabar al Señor, ya que es este el mejor uso que podemos hacer de ella.

Oración:

Haz, Señor Dios mío, que la solemne festividad de tu confesor Antonio regocije a toda la Iglesia, para qué fortificada con los socorros espirituales, merezca disfrutar los gozos eternos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.



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