sábado, 29 de junio de 2019

CRISIS DEMOGRÁFICA Y FAMILIAR: IBEROAMÉRICA SIGUE LOS PASOS DE LA VIEJA EUROPA


El IPF aboga por que “tanto la OEA como los diferentes estados miembros implementen la perspectiva de familia en sus políticas y legislaciones”. Pese a que las leyes son en general favorables a la institución familiar, su aplicación es muy mejorable, según el informe.

Por Juan Robles


Coincidiendo con la celebración de la Asamblea General de la Organización de Estados Iberoamericanos, el Instituto de Política Familiar ha presentado el Informe Evolución de la Familia en Iberoamérica 2019 en colaboración con la mexicana Universidad Popular del Estado de Puebla (UPAEP), la Asociación Familia Desarrollo Población (FADEP) de Guatemala, la Universidad de Especialidades Espíritu Santo de Ecuador y la Fundación para la Familia de Perú.

El análisis confirma “la importancia de la familia como soporte de la sociedad al cumplir unas funciones sociales que ninguna otra institución puede suplir”, a juicio de la vicepresidenta internacional del Instituto de Política Familiar Lola Velarde.


Amenazas en Iberoamérica


El Informe describe tres circunstancias principales en materia demográfica y familiar que amenazan el futuro de las sociedades iberoamericanas, donde las políticas con perspectiva de familia son prácticamente nulas.

En primer lugar, el IPF destaca que se está produciendo una caída vertiginosa del índice de fecundidad, que ya está por debajo del reemplazo generacional. De forma significativa, se subraya que 1 de cada 3 países de la región ya padece esta lacra.

La segunda amenaza se detecta a través de la transformación de la pirámide poblacional, con cada vez menos población joven y mayor número de ancianos. Hace más de 20 años, el 40% de los iberoamericanos tenían menos de 15 años. El dato ha caído hasta el 25%. Además, el 8% de la población es mayor de 65 años, lo que supone 50 millones de personas.

En tercer lugar, la estructura social iberoamericana está seriamente afectada por una modificación significativa de los patrones de nupcialidad: caen los matrimonios y el número de hijos, mientras las parejas de hecho están al alza.

Para Velarde, este informe es una oportunidad “para recordar a la sociedad en general y a los responsables políticos en particular, la necesidad y la urgencia de fortalecer la institución familiar y resolver su grave problemática actual”, tal y como señala Velarde.


Natalidad y hogares

Brasil y México representan el 53,5% del total de la población iberoamericana y son los que registran un mayor número de nacimientos, que ascienden a 10,1 millones al año, uno cada tres segundos.

Sin embargo, el índice de fecundidad está experimentando una caída vertiginosa. Todos los países iberoamericanos han registrado un descenso en la tasa de natalidad en los últimos 40 años, en especial Nicaragua, Honduras, México, El Salvador y Guatemala. Por su parte, Brasil, Cuba, Chile y Costa Rica los países con menor tasa de natalidad de la región, con un 1,7.

A menos natalidad, hogares más pequeños. En apenas 20 años en Iberoamérica se ha pasado de 4,4 miembros por hogar en 1997 a 3,6 en 2017. Uruguay es el país con peor tasa, con 2,8 personas por hogar.

Los hogares formados por parejas con hijos son aún mayoritarios, ya que cuadruplican a los que no los tienen: sólo en uno de cada diez hogares donde habita una pareja no hay hijos. Pero, al tiempo, se están reduciendo los hogares con hijos. Ya son la mitad que en 1997, aunque siguen siendo numerosos: 2 de cada 3 tienen 4 miembros o más por hogar.


Población

Iberoamérica es una región conformada por 663 millones de personas, número que desde 1975 ha tenido un crecimiento de más de 316 millones. Aún nacen más de los que mueren, aunque ya hay países, como Cuba y Uruguay, donde se celebran ya más entierros que nacimientos.

A la falta de nuevos niños se une el importante flujo migratorio en la mayoría de los países. En 17 de los 20 que conforman la región, la emigración supera a la inmigración. Es destacable el ejemplo de México, que en 2017 tuvo un flujo migratorio negativo de casi 230.000 personas.

Este fenómeno se suma a la pérdida de juventud. Cuba es el país más viejo de la región. Apenas 1 de cada seis personas es menor de 15 años. En el lado opuesto de este particular escalafón se encuentran Guatemala, Haití, Honduras y Bolivia, donde la tercera parte de la población es joven.

Así, la población de mayores de 65 años casi se ha duplicado entre 1975 y 2016, pasando de un 4 a un 7,7% y las previsiones para 2050 no son más halagüeñas: el índice de fecundidad será de apenas 1,9 hijos por mujer y los mayores de 80 años serán una realidad consolidad: más de 44 millones de personas.


Nupcialidad


En Iberoamérica se producen casi 7.000 matrimonios diarios, una cifra que se ha mantenido prácticamente invariable pese a que la población ha aumentado en ese periodo en 70 millones de personas.

Colombia es donde menos matrimonios se producen, mientras que Brasil, Costa Rica y Cuba son las naciones donde más parejas se casan. Pero en la inmensa mayoría ha caído la nupcialidad en los últimos 15 años, siendo México y Ecuador donde más se ha acusado este descenso.

Resulta relevante en este ámbito, la alta transferencia que se está produciendo de los matrimonios a las uniones consensuales o parejas de hecho. Al tiempo, la maternidad en mujeres casadas ha pasado de representar el 70% en los años 80 del pasado siglo al 50% de la actualidad.


Políticas familiares

Estos son algunos de los datos más relevantes del Informe Evolución de la Familia en Iberoamérica 2019, donde también se destaca la ínfima importancia que las administraciones prestan a la familia.

A su cuidado sólo se dedican organismos de muy poca entidad, salvo en Nicaragua y Brasil, donde hay un Ministerio de la Familia y en Argentina, Panamá y Guatemala, donde existe un organismo de segundo nivel administrativo dedicado a estas políticas.

Por otro lado, pese a que las leyes son en general favorables a la institución familiar, su aplicación es muy mejorable, según el informe. Las intervenciones son individualistas, sectoriales, dispersas y no coordinadas; las políticas aplicadas carecen de una visión integral y de tipo transversal; no hay planes integrales de apoyo a la familia, ni a la conciliación, ni leyes de protección a la maternidad…

Además, los porcentajes de Producto Interior Bruto dedicados a gasto social soy muy dispares. Chile alcanza el 16% y Uruguay y Argentina se acercan al 15%, mientras que Haití, uno de los países más pobres del mundo, sólo dedica un 5,5%.

Por último, los autores del informe denuncian que la política familiar en Iberoamérica, además de tener carencias, peca de actuar con “confusión entre política familiar y política asistencial”; al tiempo, mantiene una “contradicción entre la importancia asignada a las familias en los discursos de los gobiernos y administraciones y su ausencia o subvaloración en las políticas públicas”.


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