Si en la sociedad civil se usan distintos hábitos de acuerdo con las diferentes funciones civiles que se van a realizar, y si la forma y el color de la ropa cambian entre las personas del mundo y varían según los días de solemnidad, júbilo o dolor, no deberá ciertamente ser asombroso que en la sociedad cristiana se utilicen adornos particulares en sus oficios divinos. Esto se ajusta maravillosamente a nuestra naturaleza que necesita que los sentidos sean sacudidos por el aparato externo de las cosas para elevarse a contemplar la sublimidad de los santos misterios. Por eso la Iglesia quiere muy sabiamente que sus sacerdotes al celebrar la Santa Misa se adornen con vestimentas especiales bendecidas por el obispo con este fin, que se denominan ornamentos sagrados. […] En un principio estas prendas en forma eran similares a las que usaban los laicos constituidos en dignidad: y solo se diferenciaban en la preciosidad del material y el trabajo porque parece que incluso en las catacumbas en la celebración de la Santa Misa, cuando era posible, se usaban prendas tejidas en oro y adornadas con gemas. Los primeros cristianos solían consagrar al servicio de Dios el oro y las piedras preciosas que habían usadas para ofenderlo cuando aún eran gentiles.
Dado que esas formas de ropa entraron en desuso entre los laicos, la Iglesia conservó la forma antigua con algunas modificaciones. Estas ropas deben ser, como dijimos, bendecidas por el obispo, y el sacerdote cada vez que las usa recita oraciones por su misterioso significado. Estas túnicas son las siguientes:
Amito utilizado en la Edad Media
4.º En la antigüedad el manípulo era un pequeño pañuelo que ocupaba el lugar de la estola, cuando ésta se había convertido en un simple adorno y se usaba, como la estola, para enjugar el sudor y las lágrimas. Después del siglo XII también se convirtió en un simple adorno en las vestiduras sacerdotales, que se coloca en el brazo izquierdo. Sin embargo, conservó su sentido original, es decir, el de los dolores, los sudores, las lágrimas, a los que está sujeta la vida cristiana. Atado al brazo del sacerdote significa los giros con los que el adorable Redentor fue atado a la columna.
6.º El planeta, llamado casulla en latín (caja), se llama así, porque en su forma antigua era una capucha que tenía la forma de una choza y cubría toda la persona del sacerdote desde el cuello hacia abajo, con una sola abertura arriba para entrar en la cabeza. Los ministros que asistían al sacerdote en el altar levantaban este pesado manto mientras él tenía que levantar las manos, ya sea incensándose con el incensario o levantando la hostia o el cáliz, costumbre que aún se conserva en la actualidad. El planeta significa la prenda sin cortar, es decir, sin costura, de la cual Jesucristo fue despojado por los malvados en su crucifixión. Superponiéndose a todas las demás prendas, es un signo de caridad, que debe extenderse sobre todas nuestras virtudes. También denota el suave yugo de la ley de Jesucristo, que los sacerdotes y los fieles deben llevar todos los días para conseguir la gracia y la gloria celestial.
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Como el planeta, la capa también significa caridad evangélica, que debe, por así decirlo, abarcar todas las obras del ministro sagrado. Las túnicas sacerdotales con sus símbolos sirven para alimentar la piedad no solo del sacerdote que las viste, sino también de los fieles, que asisten al augusto sacrificio. Por eso el amito debe recordarnos y recomendar a toda modestia en la vestimenta, recogimiento y silencio en la casa del Señor. La túnica y el cíngulo pureza de mente y corazón; el manípulo, la vida trabajadora y las buenas obras, que debemos ofrecer junto con la víctima sacrosanta; la estola debe recordarnos a todos los cristianos la dignidad de nuestra vocación para que podamos ofrecer sacrificios en la tierra y reinar en el cielo; el planeta el yugo de la religión, a lo que debemos someternos en todas las circunstancias de la vida. Finalmente, todo el aparato externo de las funciones sagradas debe hablar a nuestros ojos de una manera que eleve nuestra alma a Dios para que podamos notar la excelencia y grandeza del Santo sacrificio de la Misa y de todos los misterios divinos.
SAN JUAN BOSCO. Il Cattolico proveduto per le pratiche di pietà con analoghe istruzioni secondo il bisogno dei tempi. Turín, Imprenta del oratorio de San Francisco de Sales, 1868, págs. 121-128. En Vademecum Cristiano. Manuale di guerra per essere fedeli a Cristo nella società dell’apostasia, Edizioni Radio Spada, 2021.
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BENEDICTIO SACERDOTALIUM INDUMENTORUM
℣. Adjutórium nostrum in nómine Dómini.
℟. Qui fecit cœlum et terram.
℣. Dóminus vobíscum.
℟. Et cum spíritu tuo.
Orémus
ORATIO
Omnípotens sempitérne Deus, qui per Móysen fámulum tuum pontificália et sacerdotália seu levítica vestiménta, ad expléndum in conspéctu tuo ministérium eórum, ad honórem et decórem nóminis tui fíeri decrevísti: adésto propítius invocatiónibus nostris: ut hæc induménta sacerdotália, désuper irrigánte grátia tua, ingénti benedictióne per nostræ humilitátis servítium puri ✠ ficáre, bene ✠ dícere et conse ✠ cráre dignéris: ut divínis cúltibus et sacris mystériis apta et benedícta exsístant: his quóque sacris véstibus Pontífices, et Sacerdótes, seu Levítæ tui indúti, ab ómnibus impulsiónibus seu tentatiónibus malignórum spirítuum muníti et defénsi esse mereántur: tuísque mystériis apte et condígne servíre et inhærére, atque in his tibi plácite et devóte perseveráre tríbue. Per Christum Dóminum nostrum. R/. Amen.
Orémus
ORATIO
Deus, invíctæ virtútis triumphátor, et ómnium rerum creátor ac sanctificátor: inténde propítius preces nostras; et hæc induménta levíticæ, sacerdotális, et pontificális glóriæ, minístris tuis fruénda, tuo ore próprio bene ✠ dícere, sancti ✠ ficáre et conse ✠ cráre dignéris: omnésque eis uténtes, tuis mystériis aptos, et tibi in eis devóte ac laudabíliter serviéntes, gratos effícere dignéris. Per Christum Dóminum nostrum. R/. Amen
Orémus
ORATIO
Dómine Deus omnípotens, qui vestiménta Pontifícibus, Sacerdótibus et Levítis, in usum tabernáculi fœ́deris necessária, Móysen fámulum tuum ágere jussísti, eúmque spíritu sapiéntiæ ad id peragéndum replevísti: hæc vestiménta in usum et cultum mystérii tui bene ✠ dícere, sancti ✠ ficáre et conse ✠ cráre dignéris: atque minístros altáris tui, qui ea indúerint, septifórmis Spíritus grátia dignánter repléri atque castitátis stola, beáta fácias cum bonórum fructu óperum ministérii congruéntis immortalitáte vestíri. Per Dóminum nostrum Jesum Christum Fílium tuum, qui tecum vivit et regnat in unitáte ejúsdem Spíritus Sancti, Deus, per ómnia sǽcula sæculórum. R/. Amen.
Et aspergantur aqua benedicta.
Caballero de la Inmaculada
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