Por Javier Arias
Temas como la ecología, el cambio climático o la inmigración copan muchos congresos, escritos y seminarios dentro de la Iglesia en estos momentos. No son pocas las voces que desde hace algunos años vienen denunciando la deriva de esta Iglesia que parece asemejarse cada vez más a una especie de ONG internacional al haber olvidado o escondido los mensajes principales que debe proclamar.
Las declaraciones de Francisco pidiendo evitar ser una ONG
El propio Francisco alertó en la JMJ de Brasil en el año 2013 sobre este asunto. Allí, en un encuentro con jóvenes argentinos, Bergoglio aseguró que “las parroquias, los colegios, las instituciones son para salir; si no salen se convierten en una ONG, y la Iglesia no puede ser una ONG. Que me perdonen los Obispos y los curas, si algunos después le arman lío a ustedes, pero... Es el consejo. Y gracias por lo que puedan hacer”.
Ese mismo año, en su mensaje para las Jornadas de las Misiones, Francisco insistió en que “la Iglesia –lo repito una vez más– no es una organización asistencial, una empresa, una ONG, sino que es una comunidad de personas, animadas por la acción del Espíritu Santo, que han vivido y viven la maravilla del encuentro con Jesucristo y desean compartir esta experiencia de profunda alegría, compartir el mensaje de salvación que el Señor nos ha dado. Es el Espíritu Santo quien guía a la Iglesia en este camino”.
“Pero cuando olvidamos esta misión, olvidamos la pobreza, olvidamos el celo apostólico y ponemos la esperanza en estos medios, la Iglesia lentamente cae en una Ong y se transforma en una bella organización: potente, pero no evangélica, porque falta aquel espíritu, aquella pobreza, aquella fuerza para curar”, dijo también Francisco en febrero del 2015.
Las voces en el desierto
Entre otras voces -que durante estos años han advertido que la Iglesia no puede convertirse en una ONG- destaca la del sacerdote Nicola Bux, prestigioso teólogo, asesor y amigo personal de Benedicto XVI. “La Iglesia no se puede transformar en una ONG”, advirtió don Nicola Bux. “Su misión es distinta porque, por así decir, en el estatuto fundacional de la Religión Católica aparece la voluntad de dar a conocer a todos el Evangelio”, añadió en junio del 2019 en una entrevista.
El cardenal Blázquez, arzobispo emérito de Valladolid, apuntó en una carta pastoral en 2019 que “un discípulo de Jesús lee el Evangelio, participa de los Sacramentos y vive conforme al mandamiento del Amor. El Evangelio no es simple guía de promoción humana ni la Iglesia es una ONG para el desarrollo”.
Más recientemente, el obispo de Huelva, monseñor Santiago Gómez, declaró en una entrevista con InfoVaticana a modo de autocrítica que “la secularización también se debe a causas internas dentro de la propia Iglesia Católica. Siempre que asimilamos la Iglesia a una ONG estamos secularizando internamente la fe”.
Quien se atrevió a señalar a Francisco como uno de los causantes de esta deriva de la Iglesia hacia una gran organización benéfica, fue el escritor Rod Dreher en otra entrevista para este medio. El autor de la Opción Benedictina, afirmó que “este Papa siempre suena como el director ejecutivo de una ONG liberal ligeramente espiritualizada. Además, Francisco siempre pide a Europa que abra sus fronteras a los inmigrantes no cristianos. Creo que Francisco es totalmente ingenuo sobre lo que se necesitará para devolver a Europa a sus raíces, o es un liberal simplista”.
El obispo emérito de Alcalá de Henares, monseñor Juan Antonio Reig Pla, es otro de los prelados que también ha denunciado este peligro. Hablando sobre la “enfermedad” que padece la Iglesia de hoy en día, Reig Pla afirmó que “esta enfermedad que hoy padece la Iglesia, esta crisis de civilización, necesita de santos. Y cuando digo santos, digo mártires. Mártires dispuestos a dar la vida por Jesucristo. Una Iglesia martirial no queda convertida en una Iglesia mundana, reducida a una ONG. Eso no es la Iglesia”.
El cardenal Müller es otra de las voces autorizadas que lleva tiempo alertando de esta situación. En una entrevista publicada en septiembre del 2022, el purpurado alemán dijo -en alusión a los obispos alemanes- que “su objetivo es la transformación de la Iglesia del Dios Trino en una organización de bienestar mundano (ONG). Entonces habríamos llegado finalmente a la 'religión de la fraternidad universal', es decir, a una religión sin el Dios de la revelación en Cristo”.
Esto solo son algunos ejemplos de voces tanto dentro como fuera de la Iglesia que llevan tiempo cuestionando si el rumbo que ha tomado la Iglesia es el adecuado. La Iglesia, en sí misma, tiene una única misión que es la de proclamar el Evangelio de Jesucristo y buscar la salvación de las almas. Todo lo demás, es secundario.
InfoVaticana
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