"Nuestras vidas fueron arruinadas", dice Marco, una de las víctimas del "Experimento Kentler", que puso en manos de pedófilos a niños sin hogar durante décadas. Marco tiene ahora 40 años, pero no se nota. Tampoco hay signos de las experiencias traumáticas que atravesó, que empezaron cuando tenía apenas nueve años. A partir de esa edad, estuvo a merced de un padre adoptivo pedófilo, que abusó sexualmente de él durante varios años.
Sin embargo, lo que hace que la historia de Marco, y la de muchos otros, sea aún más impactante es que las autoridades de Berlín responsables del bienestar infantil, aparentemente, hicieron de la vista gorda e ignoraron la evidencia del abuso que estaba sufriendo o, peor aún, aceptaron tácitamente lo que estaba pasando.
"Esto realmente nunca se podrá superar", agrega Sven, quien fue enviado a vivir con el mismo padre adoptivo, Fritz H., un hombre con antecedentes penales.
La violencia y el abuso que sufrieron Sven y Marco les dejó una profunda sensación de dolor. Ambos lucharon después para salir adelante. Ahora, ambos dependen de los pagos de asistencia social del Estado.
El argumento del “interés académico”
Pero aún no se han dado por vencidos en su lucha. Una lucha para ver, finalmente, a los responsables de su sufrimiento ante la justicia. Sin embargo, eso no incluye a Fritz H., porque murió en 2015.
Marco y Sven asistieron en Berlín a una conferencia de prensa que esperaban, al fin, pueda arrojar algo de luz sobre el tormento durante años infligido en ellos y en otros niños. Un equipo de investigadores de la Universidad de Hildesheim había publicado un informe encargado por el Departamento de Educación, Juventud y Familia de Berlín. El mismo departamento que había tenido a su cargo la protección de Marco y Sven.
Los investigadores tuvieron acceso a archivos relacionados al llamado Hogar de Acogida Fritz H. Fue aquí donde Marco, Sven y otros ocho niños y adolescentes fueron dados en custodia entre los años 1973 y 2003. Los niños fueron puestos bajo el cuidado de Fritz H. por las oficinas de bienestar infantil de Berlín.
Abuso disfrazado de liberación sexual
En Alemania, en la década de 1960, las personas de algunos círculos veían el sexo con niños no como un tabú sino como algo “progresista”. Una figura clave detrás de tal pensamiento fue el profesor de psicología afincado en Berlín, Helmut Kentler. Hoy en día, está claro que este era un mentor para pedófilos. Pero durante mucho tiempo, fue enormemente reconocido como “un visionario” y “uno de los sexólogos más destacados de Alemania”.
Sus libros sobre educación sexual se vendieron bien, y fue un popular experto y comentarista en radio y televisión. Su teoría de "emancipar la educación sexual" se basaba en la premisa de que los niños también son seres sexuales que tienen derecho a expresar su sexualidad: “Liberar la sexualidad de los niños de las restricciones morales represivas ayudaría a liberar energías que a su vez llevaría a discusiones políticas y a la verdadera democratización de la sociedad alemana”.
Valores morales "anticuados"
A finales de la década de 1960, una nueva generación de alemanes comenzó a preguntarse qué habían hecho exactamente sus padres y abuelos durante la época nazi. Todos los valores morales tradicionales y autoritarios fueron sometidos a un escrutinio crítico.
La utopía de una sociedad libre y sin cadenas fue compartida por muchos. En este poderoso ánimo de liberación social, lo que antes era impensable se convirtió en imaginable: de repente era aceptable, al parecer, para los pedófilos complacer su deseo sexual con niños.
Entre los que lucharon para que se aceptara el oscuro legado de todo lo que representó el año 1968 está el partido ecologista verde de Alemania. En sus inicios, hace cuatro décadas, incluso consideraron defender la abolición del párrafo 176 del Código Penal alemán, que tipificaba como delito las prácticas sexuales con niños menores de 14 años. Cinco años después, los Verdes en el estado de Renania del Norte-Westfalia incluso acordaron presionar por la legalización del sexo entre adultos y niños siempre que fuera "consensual".
El abuso también fue sistemático en una de las escuelas más "progresistas" de Alemania occidental: el internado Odenwald, en el estado de Hesse, donde alrededor de 900 alumnos fueron víctimas de abuso sexual desde 1966 hasta 1989.
Existe un vínculo entre la Odenwaldschule y el "Experimento Kentler": en ambos casos, fueron las oficinas de bienestar infantil de Berlín las que enviaron a los que se consideraban "niños difíciles" a lugares donde sufrirían abusos sistemáticos.
Expuestos y abandonados
El informe actual de la Universidad de Hildesheim no pudo determinar con precisión cuántos jóvenes estuvieron expuestos a padres adoptivos pedófilos en Berlín y Alemania occidental.
Según un informe oficial de 1988, Kentler dio una descripción detallada de cómo funcionaba su "experimento". A partir de 1969, los niños sin hogar fueron entregados a "cuidadores" pedófilos para su "beneficio mutuo". Kentler comentó ahí con orgullo cómo "logró ganar el apoyo de los empleados responsables de las autoridades locales".
Pero los menores vulnerables no solo fueron entregados en custodia a "cuidadores pedófilos". El informe de Hildesheim es claro: "Las pruebas recopiladas hasta ahora muestran que los hogares adoptivos estaban conformados, de hecho, por hombres que vivían solos, a menudo hombres poderosos e influyentes (...) del ámbito académico, de organizaciones de investigación y de otras áreas educativas". El informe apunta a lo que se describe como una "red" que incluía todo, desde instituciones académicas hasta oficinas estatales de asistencia social.
Bajo la influencia de Helmut Kentler, las prácticas pedófilas fueron toleradas y defendidas. Sin embargo, él tampoco fue llevado ante la justicia. Kentler murió en 2008. Sandra Scheeres, actual senadora de Berlín responsable del caso Kentler, ha expresado abiertamente su empatía con las víctimas y ha condenado estos crímenes que considera "simplemente impactantes". A pesar de que el plazo para judicializar estos crímenes ha prescrito, Scheeres ha prometido una indemnización para las víctimas.
Para Marco y Sven, todo es muy poco y demasiado tarde. Después de todo, un hombre sospechoso de haber estado involucrado en el sistema de abuso, el exjefe de una oficina de bienestar juvenil, todavía está vivo. Hasta ahora, sin embargo, no ha habido ninguna investigación. Como dice Marco: "No querían que se nombrara a nadie. Y han logrado su objetivo. Han defendido el sistema".
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