miércoles, 13 de noviembre de 2019

SANTORAL DE LA TRADICIÓN: SAN ESTANISLAO KOSTKA, S.J. CF Y SAN DIEGO DE ALCALÁ, CF

San Estanislao Kostka

San Estanislao Kostka, confesor, (28 de octubre de 1550 - 15 de agosto de 1568) fue un novicio polaco integrante de la Compañía de Jesús. Nació en la aldea de Rostkowo, que es parte del municipio de Przasnysz, en el voivodato de Mazovia (actual Polonia), se incorporó a la Compañía de Jesús en Roma al cumplir los 17 años (28 de octubre de 1567) y murió de malaria en esa misma ciudad.


Vida

Cuando Estanislao tenía 13 años su padre decidió enviarle a Viena, junto a 
Pablo, su hermano mayor y su ayo Juan Bilinski – más tarde canónico de Plock – a un colegio de los jesuitas, donde se educaba a la nobleza austriaca. Allí estudió 3 años de Gramática, Humanidades y Retórica. 

A los 15 años Estanislao pasaba mucho tiempo en oración, y confesó haber experimentado éxtasis; además se sometía a durísimas mortificaciones y ayunos. El deseaba continuar su vocación en la Compañía de Jesús, pero su familia se oponía.

Meses después el emperador Maximiliano II empezó una serie de abusos contra los jesuitas y les quitó la casa que Fernando I les había dado para el internado. Es así que Estanislao junto a su hermano Pablo y otros compañeros se fueron a vivir en casa de un senador luterano.

Cierto día Estanislao cayó gravemente enfermo y pidió los santos óleos. Sin embargo, el luterano no permitió que ingresara a su casa el Santísimo Sacramento. 

En esa ocasión, Estanislao dijo que en pleno proceso febril se le había aparecido Santa Bárbara en compañía de dos ángeles y le habían traído personalmente la Comunión, y que luego se le apareció la Virgen con el Niño Jesús en brazos, que lo habían curado y le habían dado el encargo de entrar en la Compañía. 

Sin embargo, faltaba el permiso paterno, porque Polonia estaba muy lejos. Estanislao decidió entonces abandonar a su familia y marcharse a Dillingen, en Alemania, donde el padre Pedro Canisio, provincial jesuita en Alemania, lo acogió amablemente y le encargó algunos oficios de limpieza al servicio de los estudiantes.

Semanas después, San Canisio lo envió a Roma, donde San Francisco de Borja lo admitió al noviciado. Estanislao recibió una carta en la que su padre lo reprendió y amenazó con expulsar a los jesuitas de Polonia. El joven Santo le respondió de manera muy filial a su padre y le manifestó su firme decisión vocacional.

Dejando todo en las manos del Señor, se entregó a una vida de oración constante. Cuando entraba a la Iglesia su rostro se encendía y con frecuencia era arrebatado en éxtasis durante la Misa y después de la comunión.

La conducta de Estanislao era intachable, y cuando pasó al noviciado de San Andrés del Quirinal impresionó a todos con sus virtudes. Destacaba su gran devoción a la Virgen.


Muerte


Poco a poco su salud fue decayendo y tenía frecuentes desvanecimientos por el calor del verano romano que le hizo mucho daño. 

Durante la tarde de la festividad de San Lorenzo mártir el 10 de agosto de 1568, Estanislao cayó enfermo. Entregó a sus compañeros una carta dedicada a la Virgen María rogándole que lo llamara a los cielos para celebrar la fiesta de la Asunción de María con ella. 

Al amanecer del día de la Asunción de 1568, dijo que contemplaba a la Santísima Virgen rodeada de ángeles y partió a la Casa del Padre con sólo 18 años de edad.

La ciudad entera lo proclamó santo y gentes de muchas partes llegaron para venerar sus restos y obtener alguna reliquia. Fue beatificado el 14 de agosto de 1605 y canonizado el 31 de diciembre de 1726.

Un sacerdote de Portugal dijo que el día 5 de agosto (10 días antes de su muerte) el santo joven Estanislao le había dicho que esperaba estar presente en la próxima fiesta de la Virgen que tendría lugar en el cielo.

Sus compañeros dijeron que el 1 de agosto de 1568 (15 días antes de su muerte) el sacerdote Pedro Canisio, durante su visita a Roma, había sido invitado a dirigir una plática a los novicios de la Compañía. Dijeron que después de la plática, el santo Estanislao habría dicho: «El padre Canisio nos ha exhortado a todos a caminar con rapidez por la senda de la vida; pero su exhortación para mí ha sido un prenuncio de mi muerte: voy a morirme dentro de este mes». Por verlo aparentemente sano, nadie había hecho caso de sus palabras.


San Diego de Alcalá


La Iglesia católica también homenajeaba un día como hoy, miércoles 13 de noviembre, a San Diego de Alcalá, fraile franciscano confesor español nacido en San Nicolás del Puerto, Sevilla, hacia el año 1400.

Desde muy joven abrazó la vida eremítica, dedicándose por entero a la oración y al trabajo, desempeñandose con toda humildad en los oficios más sencillos.

Ingresó en el convento de la Orden de los Frailes Menores de la Observancia (Franciscanos de la Observancia) de San Francisco de la Arruzafa (Córdoba).

En 1441 partió como misionero a las Islas Canarias y en 1450 se trasladó a Roma, donde con su oración curó a muchos enfermos de peste. Finalmente regresó a España.

Los últimos días de su vida los pasaría en el Convento de Santa María de Jesús de Alcalá de Henares, ciudad en la que descansan sus restos actualmente.

San Diego fue popular entre los más humildes y fue el único canonizado en el siglo XVI.


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