viernes, 10 de agosto de 2018

ONU-BERGOGLIO: 159 MILLONES DE INMIGRANTES DEBEN VENIR A EUROPA

Bergoglio ya dijo en su momento que necesitamos inmigración, los inmigrantes (mayoritariamente musulmanes) deben mezclarse con la población europea porque la natalidad es muy baja y las naciones envejecen, en lugar de animar a las mujeres cristianas a tener más descendencia. 

Por María Ferraz

Lo ha dicho por activa y por pasiva, desplazándose con toda su parafernalia de caridad afeminada a islas receptoras de falsos refugiados, que no huyen de ninguna guerra porque en sus países no hay guerra, celebrando misas sobre altares-barco, se ha fotografiado con negros y más negros, llegando a instalar un comedor caritativo dentro de una iglesia, ha adiestrado a sus obispos para que se lancen contra los anti inmigración, y los tilden de malos samaritanos y otros epítetos deplorables e incluso amenazándolos con la excomunión, ha declarado que Trump no es cristiano porque levanta muros... Él y su caterva de lacayos-obispos han asociado públicamente a Salvini con Satanás por oponerse a la inmigración.

Pero sabemos lo que piensa desde que alió a los pro muerte a sus Academias Pontificias, y premió a las abortistas Plumen y Bonino. El Vaticano es ya una fuente de inspiración para los antinatalistas y amigos del mestizaje de ideas, en nombre del cambio climático porque, según Laudato si, hay que reducir la huella de carbono humana, y la Humanae Vitae va camino de pasar a mejor vida, ya que ahora el uso de anticonceptivos forma parte de la paternidad responsable.

No es raro que coincidan tan a la letra las expresiones de Bergoglio con las de las agendas masónicas de la ONU: la inmigración es necesaria para reemplazar a la población, pero promoviendo el control de la natalidad -sólo de los cristianos-.

Algo muy grave quieren, estos enemigos de la humanidad, acometer en Europa.

El falsario del Vaticano apoya esta barbarie cultural, económica y religiosa con todas sus fuerzas desde el púlpito que se le ofrece como Cabeza del Cuerpo Místico de Cristo, para llegar en pocos segundo hasta los confines de la Tierra.

Y si la profanación que él promueve, abriendo la puerta a la eucaristía a católicos en pecado grave, y ya ni siquiera a católicos, clama al Cielo, tanto como la de los pervertidos que asolan al Pueblo de Dios desde los núcleos jerárquicos y que tocan con sus manos lujuriosas el Cuerpo de Cristo en la consagración, esta otra no se queda corta.

Aun estando en manos de unos locos, los que aún conservamos la cordura, que somos una aplastante mayoría, debemos levantarnos y enviar a la estratosfera a toda esta ralea asociada con Satanás que quiere erradicar el Bien y la Verdad de la faz de la Tierra y condenar a las almas al Infierno.

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