domingo, 12 de agosto de 2018

TU MASCOTA TAMBIÉN TE CUIDA

Los animales de compañía nos aportan un afecto desinteresado y sin límite. Pero, además, son una fuente de salud: ayudan a llevar una vida más sana y tranquila e, incluso, detectan enfermedades. Te contamos cómo ejercen de inusitados doctores.

Por Elena Castelló

"Un perro se convierte en un miembro más de nuestra familia. Con las mascotas desarrollas un auténtico vínculo de afecto", explica la psicóloga Isabel Carrasco, especialista en terapia de conducta. Y no solo habla por experiencia clínica; en el tono que emplea al hablar se nota que Isabel, además de especialista en psicología, es propietaria de un perro y que, como muchas personas que han incorporado este animal a su vida por primera vez, se ha sorprendido al descubrir cómo ha llegado a considerar a la mascota familiar en alguien tan cercano. "El cariño incondicional que te ofrecen estos animales y su forma de percibir cuando estás bien o cuando estás mal hace que se establezca un tipo de relación por ambas partes muy especial", concluye la psicóloga. Los especialistas en comportamiento animal corroboran sus palabras: los perros necesitan seguridad, lo que genera una relación con ellos semejante a la que se tiene con un bebé y nos "adoptan" como cuidadores sin condiciones.

Relajación inmediata


No hay duda de que, al relacionarnos con ellos, nuestros "mejores amigos" reciben mucho de nosotros: comida, caricias, juegos, paseos... Pero, igual que el resto de animales a los que podemos convertir en mascotas (gatos, hámsters, peces o pájaros), en realidad, los perros dan más de lo que reciben. Con todas estas especies, los humanos somos capaces de establecer un vínculo que influye activamente sobre nuestra salud física y emocional. Mejoran nuestra calidad de vida solo con su presencia.

El vínculo que formamos con estos animales influye en la salud física y emocional

Los estudios así lo han puesto de manifiesto: los animales de compañía inducen un estado de relajación inmediata, por el simple hecho de atraer y mantener nuestra atención, lo que aumenta la producción de serotonina y dopamina (los neurotransmisores responsables de la sensación de bienestar). Por eso, tener una mascota es bueno para la salud cardiovascular, para los trastornos emocionales relacionados con el estrés y la ansiedad, y para la depresión. Los estudios han ido sacando a la luz y poniendo datos a eso que los dueños de mascotas ya sabían: sus animales les infunden tranquilidad y paz.

Además, está demostrado que la convivencia con un animal es altamente recomendable para nuestro sistema cardiovascular. Una investigación australiana realizada con una muestra de 6.000 personas desveló que su compañía disminuye la tensión arterial de forma apreciable, pero también los niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre. Las que más mejoraban eran las mujeres de más de 40 años.

"La falta de ejercicio es uno de los factores de riesgo cardiovascular. El simple hecho de salir varias veces al día, de forma regular, a pasear con tu perro, aunque parezca un ejercicio muy leve, tiene un poderoso influjo en el estado físico de una persona, porque se ha confirmado que ese ejercicio es el único factor que eleva el HDL, o colesterol bueno", explica el doctor Antonio Pardo, jefe de la Unidad de Medicina Interna del Hospital Ruber Internacional de Madrid.

¿A salvo de alergias?


Pero hay más. Otro estudio realizado en 2012 por un equipo finlandés mostró algo que parece contradecir muchas certezas que teníamos hasta ahora sobre la convivencia con animales: perros y gatos son una buena forma de ayudar a disminuir las alergias en los niños. Según estos investigadores, los menores con perro o gato tienen un 30% menos de infecciones respiratorias, como rinitis, y un 50% menos de infecciones de oído. Además, los bebés que se crían cerca de una mascota necesitan menos antibióticos. La conclusión del estudio es que el contacto con los animales, especialmente los perros, ayuda a que se desarrolle mejor el sistema inmune y hace más resistentes a los niños contra las infecciones respiratorias y reduce el riesgo de alergias.

Las mujeres que conviven con un perro tienen mejor tensión arterial

"No sé si esto puede afirmarse con tanta rotundidad, pero sí es cierto que, cuando estamos en contacto de forma con un antígeno (responsable de la alergia), lo que ocurre a lo largo del tiempo es que vamos autovacunándonos y perdiendo esa hipersensibilidad inicial. Pero eso no es cierto para todas las personas, hay que tomarlo con precaución", matiza el doctor Antonio Pardo.

Además, los dueños "enamorados" de sus mascotas pueden estar tranquilos: besar o dormir con un animal no entraña riesgos –siempre que esté limpio–, porque gatos y perros (sobre todo) apenas transmiten enfermedades infecciosas a los seres humanos. Eso sí, hay que tener cuidado con las garrapatas, porque transmiten algunas enfermedades víricas.

Aunque si hay un campo en el que las mascotas son especialmente útiles es en el tratamiento de los trastornos emocionales. Una investigación realizada por la Universidad de Mánchester (Reino Unido), hace apenas dos años, muestra que las personas con depresión, ansiedad y autoestima muy baja consideran a su mascota una pieza central de su círculo vital, por encima de sus familiares y amigos, y explica que su cercanía es una fuente inmediata de calma y un apoyo decisivo en los momentos de crisis. Lo que destacaban los participantes en el estudio era la sensación de que eran aceptados sin juicio, algo que no sentían en su relación con otras personas. Esta es una de las claves: las mascotas ofrecen un respaldo incondicional, lo que da a estas personas fuerza para mejorar.

Pensar en ellos, no en sí mismos

El equipo de la universidad británica recomendaba que los planes de atención de estos pacientes tuvieran en cuenta a sus mascotas, algo que con lo que coincide plenamente el doctor Pardo: "Sería muy interesante contar con un servicio o un protocolo para que las mascotas pudieran estar con sus dueños durante la hospitalización. Hay que cambiar todavía muchas mentalidades, pero es evidentemente que muchos pacientes mejorarían antes".

"Los síntomas en trastornos psicológicos como la depresión o la ansiedad disminuyen de forma apreciable porque los enfermos no están tan pendientes de su sensación de malestar y de sus dificultades al tener que cuidar a una mascota", explica la psicóloga Isabel Carrasco.

Los estudios muestran que tener una mascota hace a los niños más resilientes

Lo interesante de estos casos es que no se trata solo de perros o gatos, los animales que más interactúan con los humanos, sino también de pájaros, hámsters o peces, con los que también es posible desarrollar algún tipo de vínculo emocional. Las mascotas te obligan a ocuparte de otro ser, a darle de comer, a cuidarle y hace que ensanchemos nuestro mundo. Su presencia permite, además, incrementar el contacto físico y la comunicación a través de las caricias y el juego, un intercambio físico que genera bienestar automáticamente.

Hay un grupo, el de las personas de la tercera edad, para el que la compañía de las mascotas es clave. "Especialmente en residencias, donde la vida puede resultar monótona y triste, la visita de un perro puede ser muy estimulante. Les ayudan, además, a hacer ejercicio suave y a tener más relación entre ellos", explica Raquel Escobar, psicóloga especialista en intervenciones asistidas con animales de www.adiestralo.com.

Los animales de compañía pueden ser un antídoto contra la soledad. También para los niños con problemas de timidez: su mascota se convierte en un compañero de juegos, un apoyo para relacionarse con otros niños e, incluso, un confidente. Los estudios muestran que la presencia de un animal en sus vidas les hace más resilientes.

Sin embargo, a pesar de lo positivo que es su influjo, también hay que tener en cuenta que las mascotas no son la solución mágica en todo tipo de situaciones físicas y mentales. Alguien que no se encuentra en condiciones de cuidar a la mascota, porque, por ejemplo, está en un estado de depresión grave, no recibirá ningún beneficio de su compañía, al contrario, empeorará su situación. "Hay momentos y afecciones en los que las mascotas no solucionan nada, sino que se pueden convertir en una carga para el enfermo", añade Carrasco. Y tampoco vale cualquier animal. Por eso hay que elegir bien. Es importante que la mascota tenga un tamaño adecuado y se adapte a nuestro estilo de vida. No hay que olvidar que necesitan una atención de la que no pueden prescindir.

Por eso, algunos países como Suecia han creado un sistema de acogida de mascotas: antes de adoptarlas, en el país nórdico existe la posibilidad de convivir durante un tiempo con ellas para asegurarse de que la decisión de tener un animal es la correcta.

Perros que estimulan

¿Puede ayudar un perro a que a un niño se mueva más o mejor, amplíe su memoria o su empatía? La respuesta es sí. Raquel Escobar, psicóloga especialista en intervenciones asistidas con animales lo ha visto docenas de ocasiones: "La clave es ese vínculo que establece el perro y que hace que en el niño o en el adulto crezca el interés por algo".

Raquel Escobar trabaja en Adiéstralo (adiestralo.com), una empresa que lleva más de una década entrenando a canes para apoyar el aprendizaje, el ocio y el tratamiento terapéutico de niños con autismo, daño cerebral, trastornos de conducta o síndrome de Down.

"Con ellos ejercitamos la psicomotricidad, la observación, el autocontrol, la empatía o el trabajo en equipo", explica la psicóloga. También se ha demostrado que los animales reducen el estrés y la agresividad en trastornos de conducta. En las sesiones pueden intervenir hasta dos canes, con un entrenamiento que les hace dóciles, pero con personalidad, sensibles, sin miedo, sociables y hábiles para hacer trucos como dar la pata.

Las mascotas son el detector más potente

“Siempre pensé que los perros tienen una enorme intuición”, afirma la psicóloga Claire Guest. Su perra Daisy le demostró que, además, tenía un agudísimo olfato capaz de salvarle la vida. Un día de 2009, Daisy empezó a olisquear uno de sus pechos. Tras darle muchas vueltas, Claire decidió revisar su mama y encontró un pequeño bulto que resultó maligno.

Los canes tienen 60 veces más receptores olfativos que los humanos y pueden oler las moléculas segregadas por un tumor. Sus diagnósticos son fiables en un 95%.

Los perros de la ONG que Claire fundó hace 10 años, Medical Dogs Detention, se entrenan para distinguir el cáncer de próstata, el cáncer colorrectal, el Parkinson, la malaria y los bajones de azúcar en enfermos diabéticos.

En el Hospital Clinic de Barcelona, investigan el olfato canino para detectar tumores de pulmón. “La capacidad del olfato de los perros es muy superior a la mejor tecnología disponible en la actualidad”, explican desde este centro. Para hacer su estudio han entrenado a Blat, un cruce de labrador y pitbull, capaz de distinguir, en muestras de aliento de pacientes, cuáles de ellos tenían cáncer de pulmón y cuáles no. El objetivo es llegar a determinar cuáles son los compuestos que capta Blat en las muestras para desarrollar una “nariz electrónica”, que sirva para la detección precoz del cáncer de pulmón.


MujerHoy.com


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